Capítulo 19: Final, primera parte.

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Ahora ya no tenía fuerzas en mi cuerpo para seguir luchando.  Lo único que hice por dos días completos es quedarme en cama, no podía pararme, casi no me podía mover, estaba deshecha, ni para tomar un vaso con agua pude levantarme, o siquiera para poder orinar. Hasta que llegó mi padre, sorprendentemente, sobrio. Yo ya no tenía noción del tiempo, no sabía cuánto había pasado desde la última vez que me lo vi. Lo primero que hizo al llegar a la casa fue ir a verme, se puso muy histérico por la condición en la que me encontraba, yo sólo tuve aliento para pedirle un poco de agua, mis brazos y piernas de esqueleto no tuvieron fuerzas para que pudiera cambiar de posición, así que mi padre tuvo que cargarme para que pudiera permanecer sentada, bebí el vaso de agua y me di cuenta de que mi padre tenía lágrimas en los ojos. Cuando él se dio cuenta de que yo lo observaba comenzó a hablar tomando mi mano:
-Hija, perdóname por hacerte daño. Estoy muy arrepentido de lo que hice, jamás tuve tiempo para ti y ahora mírate-sus lágrimas se hicieron cada vez más grandes.

-¿En dónde estuviste?

-En... en...-se puso muy nervioso pero seguía llorando.

-Dímelo padre. 

-Fui a la casa de un amigo. Fue una fiesta y acepto que me sobrepasé, porque no pensé en ti. ¿Qué fue lo que te pasó hija?

Mi padre nunca fue lo suficientemente inteligente como para saber en qué me había metido. Pero no sabía qué decirle, yo estaba muriendo, ya no podía digerir nada, y tal vez estaba dispuesta a recuperarme, con un proceso largo tal vez. Pero por otro lado sentía aún un ligero miedo a engordar de nuevo... es cuestión de vida o muerte, y yo quería morir.

Pero algo hizo que lo pensara mejor y lo único que le pude decir a mi padre fue que llamara a una ambulancia. En cuestión de unos 20 minutos llegó la ambulancia, tocaron la puerta y mi padre fue a abrir, se escuchaban voces y pasos, hasta que entraron a mi habitación dos hombres con bata y me cargaron en una camilla con ruedas. Me subieron a la ambulancia y ya estando allí me conectaron tantas cosas en el brazo izquierdo que me quedé dormida, supongo que fue por el dolor, o quizá por algo que me inyectaron.
Cuando desperté me encontraba en un hospital muy bueno, tenía una televisión enfrente de la cama del paciente, un sillón amplio a un lado mío y al otro lado había un armario muy bonito y una mesa. En la esquina había 2 puertas amplias, una de la salida y otra para el baño. Olía muy bien, pero yo no me sentía nada cómoda. Esas cosas en mis brazos me atormentaban, y la mascarilla que me habían puesto no era nada agradable. Mi padre estaba dormido en el sillón y yo me encontraba en un estado muy feo, mi cabeza retumbaba, mi cuerpo yacía en dolor. Se escuchó que abrían la puerta e inmediatamente mi padre despertó, al contrario, yo me hice la dormida. Un doctor alto y con cabello grisáceo entró a la habitación acompañado de una enfermera de complecciones pequeñas que sujetaba en las manos una tabla con hojas.  El doctor me miró y se convenció de que yo estaba dormida así que comenzó a hablar con mi padre sobre mi alimentación. 

-Hola, buenas tardes, entiendo su preocupación, más porque no sabe qué tiene su hija.

-Por favor si ya lo sabe dígame-mi padre se escuchaba muy preocupado y nervioso.

-Bueno, Stacy sufrió un trastorno alimenticio y psicológico. Ella se obligaba a no comer durante largos periodos con el fin de bajar de peso y con el miedo de engordar. Esto la llevó a la desnutrición y pérdida de peso extrema por  lo cual tendremos que hacerle un gran tratamiento para su recuperación.

-Doctor, me apena preguntarlo pero ¿Cuánto cuesta el tratamiento?

-Bueno, este es un gasto realmente grande. Primero déjeme explicarle en qué consiste todo el tratamiento para después ver si está completamente dispuesto a pagarlo.

-Claro, escucho.

-Stacy ha pasado por una enfermedad complicada y tiene un lapso de recuperación muy grande. Nosotros en este momento la podríamos trasladar a un internado en el que estaría en supervisión en todo momento, durante 2 meses.  Este programa cuenta con psicólogos que la estarán viendo, con la alimentación adecuada, con terapias de grupo, y un buen orden y registro para que no vuelva a recaer. Terminados estos 2 meses les brindaremos citas con nutriólogas y psicólogas durante 5 años totalmente gratis. Pero tal vez haya un problema con el precio inicial... Para poder requerir todo eso necesitaría pagar 40,000 pesos en total- Cuando el doctor dijo eso yo me sentí muy mal al escuchar a mi padre llorar más. Sabía lo que iba a pasar...

Mi cuerpo y yo.Where stories live. Discover now