20.

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Capítulo 20



           —¿Qué estas cocinando?— preguntó Zayn mirando sobre mi hombro.

           —Lasaña.— respondí simplemente.

           —Mmm... delicioso.— lo miré de reojo y lo vi sonreír, mi corazón dio un vuelco y trate de controlar las emociones que llegaban a mi cuando lo veía sonreír o cuando... hacia cualquier cosa.

           —Lo sé.— Le sonreí.

           —¿Puedo ayudarte en algo?

           —Ya no queda mucho por hacer en realidad.— sonreí. —Quizá para la próxima.

           —Aun puedo poner los platos.— me sacó la lengua como un niño pequeño y se acercó a la cajonera para sacar algunos. Por mi parte me dispuse a meter la lasaña al horno.


             —Debo admitir que estoy bastante sorprendido con tus dotes de cocina.— Me aduló Zayn.  Empecé a reír al igual que él.

             —¿Qué te puedo decir? Mi papá insistía que la mejor manera de llegar al corazón de un hombre, es por su estómago. Pero la verdad es que no lo creo mucho, hay mejores maneras.

             Zayn me miraba con una ceja levantada.

            —¿Qué?

            Él negó con la cabeza, como aclarando su mente.

           —Hablando de eso. ¿Tú y Niall... ¿Hubo algo entre ustedes?— preguntó.

           —¿Qué tiene eso que ver con Niall?— pregunté confundida.

           —Oh, es solo que había una broma en la banda y que las fans creyeron acerca de que Niall era un pozo sin fondo y bueno... me acordé con eso que decía tu papá...— empezó a reír y yo también, era gracioso verlo hacerse bolas. —Ya, lo siento, solo se me vino a la mente. ¿Entonces?

            Negué.

           —No, para nada. Niall y yo solo nos llevamos muy bien, es un chico encantador. Me gusta, pero no de esa manera y yo a él tampoco, supongo.

           Contesté simplemente.

           —Es imposible que no le gustes a cualquier hombre de esa manera.— soltó, como si fuera la cosa más obvia del mundo.

          Fruncí el ceño y empecé a reír. Divertida.

          —¿Qué? ¿Por qué lo dices? 

          —Bueno, mírate. 

          Levanté una de mis cejas sin entender.

          —Si me permites decirlo, tienes un físico increíble, eres muy guapa... — se aclaró la garganta y noté como sus mejillas estaban algo sonrojadas. —Además, tienes carácter, pero eres divertida. Tienes un aura fascinante, intrigante, hace que solo te quieran saber más de ti.

          —¡Vaya! Gracias.— agradecí intentando con todas mis fuerzas no sonrojarme. Cuando sentí que no lo toleraba más me puse de pie para recoger mi plato. —¿Has terminado?— Asintió y tomé el suyo también. —Creo que es justo que laves tú los trastes, subiré a cambiarme. Tengo ganas de nadar.

          —Tu ensucias, y a mí me toca limpiar.— se quejó.

          —Se le llama trabajo en equipo. 

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