Capítulo 10

5.5K 439 132
                                    

Narra Sara

Me arrepiento. Sé que no merezco el perdón de ninguno.
Han pasado siete meses desde entonces, Lexx se evaporó de nuestras vidas y en ese tiempo nos dimos cuenta que no sabíamos nada sobre él.
No sabíamos donde o con quien podría estar, la única persona que se me ocurría era Ian, sin embargo él tampoco sabía nada, de hecho no había tenido noticias de Lexx desde que terminaron su relación hace dos años para ser más exactos. Le prometí que si tenía noticias sobre él se lo haría saber.

Ethan y yo, como era de esperarse, nos divorciamos.
Nuestro destino se había rehusado a un nosotros, al igual que yo. Sé que es tarde para estos sentimientos de arrepentimiento, pero aun así, los siento.

Ethan se desesperaba cada vez más con el pasar de los días. Odiaba verlo sufrir. Sé que es mi culpa y quería remendar mis errores, por esa razón le conté sobre todos los ex novios de Lexx, no eran tantos, solo tres o cuatro en toda su vida, pero los hombres que lo acompañaron en sus noches de soledad y deseos pasionales eran otra historia, no sabía como contactar a alguno. Le di toda la información que tenía.

Lexx podría estar en cualquier parte. Solo espero que este bien, estoy conciente de que no tengo la moral para rezar por su bienestar, sin embargo tengo el derecho para hacerlo, soy su hermana, la única familia que le queda y a pesar de que no quiera verme y viceversa, nuestra conexión sanguínea seguirá corriendo por nuestras venas.

A Ethan al igual que Lexx, no tenía deseos de volverlos a ver por el momento. La traición que sufrí debido a su prohibido e inmoralmente incorrecto romance seguía ardiendo en mi interior.

Todos cometemos errores, no soy la villana en su historia de amor pero tampoco soy la víctima. Los tres nos hicimos daño los unos a los otros, nos dejamos llevar por el amor y los deseos impuros que llevábamos tatuados en nuestros corazones con tinta que chorreaba como veneno sobre nuestras venas.

Me marché del hogar roto que teníamos mi ex esposo y yo, decidí hacerlo por si Lexx volvía tuviera un lugar donde podría encontrarlo, mi resentimiento jamás podrá ser mayor que el amor que siento por Ethan y por mi hermano.

Fui a otra ciudad para empezar de cero.
Conseguí un trabajo como nutricionista en un gimnasio.
He conocido a muchas personas realmente agradables, quiero darme la oportunidad de volver a amar, encontrar a alguien que me ame de verdad, no por parecerme a otro.

-Hola Sara, ¿cómo amaneció? - me preguntó un muchacho detrás de mí.
-Hola Aarón, bien gracias, ¿y tú? - le dediqué una sonrisa.
Aarón era un chico de veintiún años de edad, con desorden alimenticio y falta de ejercicio, pesa 240 libras, pero estaba decidido a bajar de peso por su salud. Sus ojos son azules como el mar, su piel es pálida color marfil, su cabello negro como la noche y una sonrisa realmente encantadora.

-Muy bien gracias - me dedicó su mejor sonrisa.
Es un chico muy agradable y realmente quería ayudarlo.
Tiene un gran futuro por delante y poder ayudarlo es realmente agradable. Me miraba con ojos llenos de brillo y voluntad de fuego.
Pasamos mucho tiempo juntos y sus resultados son cada vez más excepcionales, en tan solo dos meses había perdido 30 libras, su entusiasmo no se esfumaba al contrario solo aumentaba.
Muchas tardes entre risas y secretos hicieron que el dolor y los malos pensamientos se esfumaran en el aire.

-Hoy la profesora llevó el atuendo más extraño que he visto - comenzó diciendo Aarón mientras hacía abdominales y yo sostenía sus zapatillas.
-¿En serio? ¿Qué traía? - le pregunté.
-Tenía una extraña bufanda de rayas azul eléctrico, con un camisa celeste, un saco liso azul marino y un pantalón del mismo color con rayas celestes, unos zapatos de plataforma crema - rio - apenas y puede caminar sobre ellos, sus pasos son cortos y torpes, y su cabello - rio nuevamente - parecía que le fueran a hacer algo en el salón, se amarró el pelo con dos orquillas mientras sus flequillos caían sobre su rostro - reí - no sé en que piensa cuando se viste en la mañana. Al menos eso no afecta directamente a su cerebro, ella sabe lo que enseña.
-Es bueno saberlo - sonreí. Hubo una pausa.
-¿Puedo hacerte una pregunta? - se sostuvo como pudo de sus rodillas y me miró a lo ojos.
-Cla-claro... - titubie. Su mirada se hacía cada vez más intensa y mi corazón comenzó a latir como un loco.
Dump, dump, dump... podía oír mi corazón hacer un escándalo dentro de mi pecho. Sus ojos azules como el mar no apartaban la mirada de la mía.
-No es nada... olvídalo -. Cerró sus ojos y continuó con el ejercicio. Mis manos temblaron y fui incapaz de articular una palabra.

El esposo de mi hermana (Yaoi-gay) ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora