18. ENSEÑAME A SER LIBRE.

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Unos vítores y aplausos me distraen de mi baile con Stuar. Cuando dirijo mi atención hacia a el lugar de donde proviene el escándalo; veo como unos chicos sostienen las piernas de otro enterrado de cabeza y sosteniéndose con sus brazos a cada lado de uno de los barriles de cerveza.

— Ma che cazzata stai facendo. — Golpeó mi frente con la palma de mi mano y la deslizó por mi cara.
Se quien es el idiota que esta haciendo tal espectáculo, y lo compruebo, cuando alza la cabeza y los demás chicos lo ponen de nuevo sobre sus pies. Este boquea como pez fuera del agua y escurre la cerveza de su nariz.
Seguro que su madre lo dejo caer de cabeza desde un avión en vuelo.
¿Pero que es lo que le pasa?

— ¡Mieerdaa! — Exclama Stuar a mi lado clavando sus oscuros ojos en la misma escena que yo. Nate eleva los brazos en señal de victoria tambaleándose y agarra un vaso que le ofrecen.

— Es que es idiota por elección o que jodiones es lo que le pasa. — Digo para nadie y corro hacia él. ¿Por qué hace esto?

Maddie al rescate... otra vez.
Se le ha vuelto una manía ya a el niñato este.
Del 1 al Barni, Nate ya superó a Barni.

— Grey ya esta muy tomado. Escucho que dice Stuar a mi espalda.
¡Corrección! Esta a nada de desmayarse por intoxicación etílica.

— ¿¡Pero que es lo que pasa con ustedes cerebros de nueces¡? — Les grito a todos los que rodean a Nate, dándole más alcohol y animándolo.

— Nadie lo esta obligando. — Dice uno de ellos.

¡¡Es que se les fue el cerebro por la cañería!! no ven que ya esta demasiado tomado. Busco a Ethan y me doy cuenta que entre ellos no está. ¿Donde se habrá metido ahora?
La última vez amaneció durmiendo dentro del contenedor de basura con solo los calzoncillos de Buzz Lightyear. Cuando les dije que aquí las fiestas a veces se descontrola es por cosas así.

A Nate le entra el hipo.
No sólo lo salvo de las chicas, sino ahora hasta de él mismo.
Deberían pagarme por esto.
Parece un trabajo de tiempo completo.
Ni siquiera se me agradece.
Lo tengo que cuidar como niño a su mascota.
Y hay que tener en cuenta que soy la chica que ni a los peces dorados mantenía con vida.

— Deja que se divierta Leiks. No necesita niñera. — Dice otro de los simios. Dioses, que se callen o los callare yo.

Nadie te llamo Leiks. — Me volteo con intención de golpear al troglodita cerebro de maní que dijo eso.

— Llévatelo y haz que se le baje un poco la borrachera. — Masculla Stuar que se ha parado delante del idiota que hizo el último comentario. Evitando que yo lo golpeara y así me meta en líos.

— ¡Vamos Nate!. — Lo tiro de un brazo para que camine. Él obedece. Pero se tropieza con sus propios pies.
Creía que no tomaba. Solo pienso en que lo hizo por quedar bien y eso me da mucha rabia. No está bien que dejes de ser quién eres solo por encajar. En el mundo debería haber lugar para todos por igual con nuestras preferencias y gustos. Sin que nadie nos señale por ser distintos.

— ¡Todo gira! — Musita en medio de una risita y con los párpados caídos.
Con lo que me encanta lidiar con borrachos.

— Obvio que todo gira cerebro de hormiga. Le digo y lo miro. Siento decepción y a la vez tristeza por él. Tener que hacer estupideces cómo estás para sentirte bien con los demás o incluso contigo es porque de verdad estás muy pero que muy mal.

— Haz que pare.Lloriquea. No puede ni mantener estable la cabeza. Se le va para todos lados. ¿Será la primera vez que se emborracha? No, es absurdo. ¿O si?

NO ES UNA RUBIA MÁSWhere stories live. Discover now