30. MIEDO A LAS ALTURAS.

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POV'S Nate

Me despierto al tener la sensación que alguien me esta observando y al abrir del todo mis ojos y apartar el sueño, compruebo que no es sólo la sensación... alguien me esta viendo fijamente. ¡Santo del día de hoy! Ethan esta ahí de pie, a mi lado, observándome como un centinela. Es que ni parpadea.

Doy una mirada rápida a mi lado y compruebo que como sospeche desde un principio, Maddie sigue dormida a mi lado. ¡Nadie me salva de esta! Miro de nuevo hacia Ethan para ver si lleva su sartén pero él se ha dado media vuelta y se dirige hacia la puerta. ¿Qué? ¿¡Se va así... sin decir nada!? ¿No me gritara o amenazara? ¡Oh dios! Esta actitud suya me asusta aún más. Cierra la puerta y en ese momento Maddie murmura algo y se mueve. La observó y veo que ha cambiado de postura. Esta boca abajo, con el trasero al aire, en pompa... la boca ligeramente abierta y un hilito de baba colgando de la comisura de esta. Sus manos están metidas bajo su estómago. ¡Parece contorsionista! ¿Cómo duerme en esa posición y no se despierta con dolor? Pero... se ve bonita, su rostro relajado y sereno. Apartó un mechón de cabello que le cae por la frente; Maddie comienza a chasquear como si fuera una cabra pastando. Se mueve, baja el trasero y se lleva una mano a la mejilla. La pregunta de anoche,  que Candace me hizo, viene de inmediato a mi cabeza.

- Deja de mirarme mientras duermo ¡Es raro! - Murmura con voz ronca antes de darse la vuelta y abrir los ojos. Son más verdes a esta hora.

- Tú hablando de rarezas. - Meto mis manos bajo mi cabeza y sonrió.

- Exacto... imagina lo espeluznante y raro que es, que hasta yo... digo que es raro. - Con la poca sutileza que la caracteriza, se aparta el cabello enmarañado que le cubre la cara. - ¿Que hora es? - Se sienta y sus ojos se detienen un rato en mi pecho desnudo. Anoche me acosté con ropa pero no podía dormir, sentía demasiado calor... así que a mitad de noche me quite la camiseta, aunque me deje los pantalones. Aparta la mirada y me mira entornando los ojos un poco. Se ve tan linda sonrojada.

- Poco más de las siete. - Tomo la camisa del suelo y me la pongo.

- ¡Se nos hará tarde! - Grita poniéndose de pie y como no... como es Maddie, cuando intenta caminar sobre la cama y ya está cerca de saltar fuera de ella, se enreda con las sábanas y se precipita hacia el suelo. Reaccionando rápidamente la tomó por una de sus largas piernas y evitó así que se vaya de narices contra el suelo. La mitad de su cuerpo queda colgando de la cama pero parece no importarle pues estalla en una gran carcajada.

- ¡Oh si, así empiezo yo un buen día! - Apoya las manos en el suelo y se empuja hacia arriba. Cuando veo que ya no hay peligro de que caiga la suelto y ella se arrodilla sobre la cama y me mira sonriente libero su pierna de mi agarre. - Dañaste mi caída matutina del día. Tendré mala suerte este día. - Murmura haciendo un puchero.

- Lamento dañar tú ritual. - Replicó. - Seguro es el primer día de tú vida donde no empiezas el día en el suelo. - Su sonrisa se amplía.

- No el primero... pero te aseguro que son pocos los días donde corro con esa suerte. - Me mira fijamente. - Hoy no se ve tan mal. - Roza ligeramente mi labio con sus cálidos dedos produciendome un estremecimiento y... ¡Que incómodo! Me remuevo y carraspeo. Maddie sonríe mordiendo su lengua. Sabe lo que me pasa. ¿Por que me pasan estas cosas a mi? 

- Vístete que nos vemos en 20 afuera. - Maddie baja de la cama y recoge sus zapatos para dirigirse a la puerta.

- Pero... ¿A donde vamos? ¡Es domingo! - Le grito a su espalda.

- Tú solo ponte ropa cómoda y; bonito y puntual Nate... bonito y puntual. - Canturrea mientras sale contoneándose. Parece de muy buen humor esta mañana. ¿Que bicho le pico? Apartó de una patada las sábanas y me pongo de pie. ¡Oye gracias amigo, que oportuno tú despertar! Tomo una toalla y me dirijo al cuarto de baño.

NO ES UNA RUBIA MÁSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora