4.

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El castaño entró al departamento de su mejor amigo y lo encontró sentado a mitad de la sala, fumando con un montón de pastillas de diferentes colores a su alrededor y bebiendo como si no hubiera un mañana. Suspiró. Dejó su abrigo en el sofá, para después ir hasta la ventana y abrirla, ventilando un poco el lugar.

—Hola, Pino~. ¿Cómo estaaas? ¿P-por qué tardaste tanto en llegar? ¿Acaso y-ya no me quieres?

Dipper lo miró por un momento y sonrió con tristeza.

—Hola, Bill. Me tardé porque tenía cosas que hacer, pero ya estoy aquí. Y claro que te quiero. Mucho.

Se acercó al rubio, quitandole la botella y el cigarrillo que llevaba en la mano. El más alto se quejó, pero no intentó hacer nada al respecto. Solo se quedó ahí, viendo a la nada.

Una vez que el castaño tiró el cigarrillo, las pastillas y las botellas de alcohol casi vacías volvió a donde se encontraba su amigo, sentándose enfrente de él.

Un silencio incomodo se formó en ese momento. Bill no era capaz de mirar claramente a su amigo y Dipper estaba cansado de ver a Bill en ese estado casi todos los días.

—¿Por qué, Bill? ¿No habíamos quedado en que ya no lo harías?

El rubio sonrió con burla y soltó una carcajada. Estaba muy drogado.

—Necesitaba hacerlo, Pino. Estaba a punto de llegar a mi limite.

—Pero no necesitas hacer esto para ser feliz, Bill. Ya lo habíamos hablado, lo prometiste.

—¡Sabes que no puedo cumplirlo, Dipper! ¡Lo sabes perfectamente! Necesito esto para poder olvidarme de todo, para poder olvidar que soy el hijo que nadie quiere, el alumno estúpido que reprueba casi todo, el imbécil egoísta que todos odian. ¡Realmente lo necesito! ¿O qué? ¿Quieres que vuelva a cortarme? ¿Eso es lo que quieres? ¡¿Lo quieres, verdad?! ¡Así te desharías de mi! ¡Así tendrías un problema menos en tu vida! ¡Así este maldito mundo tendría a un idiota menos!

Bill empezó a sollozar, cubriendo su cara con sus manos.

—Soy un asco, una mierda, no se ni siquiera por qué sigo vivo si soy de lo peor. ¿Por qué sigo aquí, Pino? ¿Es acaso que a Dios le gusta verme sufrir? ¿Es eso? ¡Ya no quiero sufrir! ¡Realmente ya no quiero! Me siento tan solo, Pino...

Dipper lo miró con lágrimas en los ojos. Le dolía tanto verlo así y lo peor, era que no sabía como ayudarlo.

—No estas solo, Bill, yo estoy aquí, contigo. Y tampoco eres nada de lo que dices. Tú eres una persona muy buena y hermosa a la que le han pasado cosas malas, pero ya verás que pronto se acabará todo esto, solo... Solo necesitas dejar de tomar, fumar y dejar esas pastillas, sabes que eso te hará daño.

—¡No dejaré de hacerlo, Dipper! ¡Entiendelo! Esto es como mi anestesia y si lo pierdo moriré, moriré de dolor y yo ya no quiero sentir dolor, ya no más. El dolor no es tan hilarante como creía. Así que por favor, Pino, no me quites esto, realmente lo necesito.

Dipper no aguantó más y abrazó a su mejor amigo, acercándolo lo más posible a su pecho. Bill se sorprendió ante las acciones del castaño, mas no dijo nada y se dejo hacer, tranquilizandose con los latidos del más bajo.

—Yo no quiero que sufras, Bill, pero tampoco quiero que te metas en esos vicios. No quiero perder a la persona más importante de mi vida.

Al escucharlo abrazó el cuerpo del castaño y comenzó a llorar con fuerza, ocultando su rostro en el pecho del otro.

—Odio todo. Odio a todos. A todos excepto a ti.

Dipper sonrió un poco y comenzó a acariciar la cabeza del más alto, para intentar tranquilizarlo un poco.

—Te quiero tanto, Pino.

—Y yo a ti, Bill.

No olvides el sol. [BillDip]Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin