Capítulo 5: "Siempre Noche"

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            ―¿Te molesto? ―inquirió el chico intentando esconder su nerviosismo.

            Ella negó y desvió su mirada hacia otro lado.

            ―Soy Tyr Maugham ―se presentó―. Tu cabello es muy curioso.

            La muchacha rió en voz baja por el comentario repentino.

            ―Me gusta tu suéter―comentó con voz muy tímida haciendo lo mismo que él.

            Tyr observó sus manos y movió la prenda incómodo.

            ―¿Puedo saber tu nombre?

            Ella sonrió ligeramente moviendo hacia todos lados sus ojos sin saber cómo evitar el doloroso contacto con los suyos.

            ―Soy Semia Niebaum.

            ―Lindo nombre ―comentó pensativo―, ¿cuál es el origen de «Niebaum»?

            ―Finlandés. Gran parte de mi familia es de allá y es así de... ―señaló su cabello y su piel― pálida.

            Tyr asintió interesado.

            Ambos se quedaron en silencio sin saber dónde posar su mirada o qué decir. Cada uno quería hablarle al otro acerca de lo que le sucedía, pero temían que la respuesta no fuese la que ellos esperaban.

            ―¿Por qué estás aquí? ―cuestionó el muchacho―, sola en el lago.

            Algo avergonzada, Semia respondió sinceramente.

            ―Creo que es el lugar en que puedo reflexionar en paz acerca de lo que sucede a mi alrededor... y en mí.

            Por instinto ambos se miraron a los ojos. El dolor les hizo arrepentirse de ello, y como siempre les hizo cuestionarse si el otro sentiría lo mismo.

            ―Semia, ¿puedo hacerte una pregunta extraña?

            ―Claro ―respondió confundida.

            El chico inspiró profundamente.

            ―¿Sientes algo? Está claro que me dirigí a ti por una razón en particular y me gustaría pensar que sabes de lo que hablo ―soltó rápidamente―. ¿Te duele mirarme a los ojos?

            Semia se sorprendió y relajó los hombros. Estaba aliviada por al fin estar segura de que no era la única que estaba pasando por eso. Era un extraño, pero eso no importaba. Ya se conocían más de lo que creían.

            ―Sí.

            ―¿Qué hay de la gente? ―inquirió esperanzado.

            ―Las voces... Es horrible.

            Acercó entonces su mano al brazo de la muchacha y lo acarició en un gesto de agradecimiento y comprensión que solamente ellos comprendían.



          Habían pasado ya dos meses desde que Semia y Tyr hablaron por primera vez. Desde ese momento se habían vuelto inseparables, sabían que se necesitaban el uno al otro para soportar cada día que transcurría.

            Luego de una semana de duda Tyr se disculpó con Ruby, aunque no fue capaz de confesar lo que en realidad le había ocurrido esos días, la verdadera razón de su repentino cambio de personalidad. Se había vuelto mucho más introvertido y ya no salía por allí con su grupo de amigos como antes. Prefería quedarse en una esquina escuchando música o leyendo en vez de socializar.

La Mirada Where stories live. Discover now