Entrega.

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Ángel había tomado su mano, entrelazándola con la del menor que no dijo nada, estaba debatiendo en sus pensamientos en si en creerle o negarse a ser lastimado, no había tenido una relación antes y el temor lo invadía.

La noche había caído, los ojos de Ángel habían cambiado y no volteaba a ver al menor que sostenía, ese también era un miedo para el mayor, que se asustara cuando lo viera, así no que volteaba y solo esperaba en llegar a casa.

Cuando llegaron, Mauri no soltó su mano pero cuando quería verlo a los ojos, el mayor miraba a otra parte y no podía ver esos hermosos ojos azules, no lo soltó y el mayor lo llevo a su habitación.

Entraron a su habitación, pero no encendieron las luces, para Mauri se le hacía un poco extraño, Ángel cerró la puerta y ahora estaba a oscuras, se puso detrás de él abrazándolo de la cintura.

Metía su mano dentro de su camisa, quería tocar esa piel tan suave, para el oji-gris eran cosquillas pero cuando Ángel empezó a besar su cuello y acariciándolo con sus labios, esas cosquillas se convirtieron en sensaciones que antes no había sentido.

– A-ángel... – gimió su nombre, el mayor sonrió sabiendo que le gustaba lo que hacía a su niño.

– Me gustas, eres hermoso – le susurraba en su oído, su aliento acariciaba su oreja dándole un cosquilleo.

Seguía acariciando su abdomen y subiendo sus caricias a sus pezones, eso fue extraño para Mauri pero cuando acaricio y masajeaba esa área, un gemido salió de sus labios, no podía creer que ese sonido haya salido de él.

Lo recostó en la cama, que aunque estuviera a oscuras el cuarto Ángel podía verlo claramente, le gustaba ver las mejillas sonrojadas, esos labios entre abierto dejando salir aire de ellos, sus ojos entre abiertos perdidos, buscando al mayor.

Beso su cuello y lo lamia, esas sensaciones que recorrían su cuerpo, su respiración subía cada vez más, cuando llego a sus labios que besaba queriendo devorarlos, Mauri trataba de seguirle pero no podía, hacia el intento.

– Eres mío – decía entre beso y beso, el joven asentía.

– S-si... Ahh...

Prosiguió dándole placer al chico debajo de él, quería que fuera suyo y le daría todo lo que estuviera en sus manos, le quito la corbata y desabrocho su camisa del uniforme, pudo ver esos hermosos pezones rosado.

Bajo besando su cuello hasta llegar a ellos, primero lo beso y después los lamio escuchando los gemidos que salían de esos hermosos labios.

– Nhm... Ahh...

Se daba cuenta que su cuello y esos pezones eran su debilidad, le gustaba escucharlo sabiendo que él era el que le daba ese placer, esperando años para poder hacerlo suyo, ahora lo estaba haciendo.

Cuando le robo ese beso, que se sorprendió cuando lo hizo, viendo que lo había sido un pequeño beso y él estaba muy avergonzado, era tan tierno.

Muchas sensaciones que sentía en ese momento dejando su mente en blanco, suspiraba tratando de regular su respiración pero cada vez que tocaba su piel con esas grandes manos, su corazón latía más rápido y dejaba de pensar algo coherente.

– Y-ya... – trataba de protestar pero las palabras no salían.

– Todo está bien – lo tranquilizaba.

Cuando dejo de recorrer cada centímetro de su abdomen, bajo más hasta llegar a esos pantalones, le quito el cinturón y desabrocho el botón, bajando lentamente ese cierre.

El. (Yaoi/Gay/Mpreg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora