❀ ; Capítulo 2

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Apenas pude dormir pensando en quién o qué tipo de criatura sería aquel hermoso muchacho.

Decidí ir de nuevo hacia aquella zona del parque a la misma hora de ayer, pero contra mi suerte, no pude, tenía que ir a la universidad.

Al finalizar las clases me dirigí lo más rápido posible a mi casa. Tomé algo de comer, me coloqué ropa más cómoda y tras coger mi mochila con mis utensilios de dibujo salí corriendo de nuevo al parque.

Pasé delante de mi banco habitual, que curiosamente no estaba ocupado, aunque ya no importaba, me dirigía hacia aquel hermoso jardín de exuberantes árboles y plantas.

Cuando llegué me senté frente a los árboles y rosales, como el día anterior, y, con mucho cuidado de no hacer ruido, coloqué la mochila a mi derecha.

Crucé las piernas como un indio, apoyé mis codos en éstas y posé mi cabeza sobre mis manos.

Para matar el tiempo decidí hacer un dibujo abstracto, esta vez, de los rosales:

Para matar el tiempo decidí hacer un dibujo abstracto, esta vez, de los rosales:

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Estuve esperando durante toda la tarde, hasta que finalmente anocheció.

—Las 22:00 —Dije mirando mi reloj —Será mejor que me vaya, no va a aparecer.

Y eso hizo Zayn, se levantó y cogió su gran mochila del suelo para emprender el camino a casa.

¿Por qué no apareció el muchacho de cabello lila? Se preguntó.

¿A caso era su imaginación? ¿O es que estaba loco?

Descarté cualquier posibilidad de locura o imaginación, lo había visto, era real.

No me di por vencido y decidí volver al día siguiente, por la tarde de nuevo debido a mis clases.

Repetí los pasos del día anterior: recogí mi mochila, corrí, pasé por mi banco habitual, corrí de nuevo, me senté frente a los árboles y rosales y esperé.

Nada. Estuve esperando durante horas para nada. Cansado de la espera me levanté y dirigí hacia los árboles donde había visto por última vez al muchacho.

Caminé hasta que se terminaron los árboles, pero nada, ni rastro del pequeño y hermoso chico.

Giré mi cabeza rápidamente cuando oí un ruido procedente de la copa de los árboles. Decidí acercarme a éstos.

No veía nada cuando de repente unos grandes y preciosos ojos color azul cielo aparecieron entre las ramas de los altos árboles y sobre estos una cabellera morada.

Ahí estaba, el chico más hermoso que había visto nunca.

Iba vestido, al igual que la última vez, con tan sólo un manto semitransparente que cubría casi todo su cuerpo. Pero no me fijé en eso

Me fijé en sus facciones. Aparentemente parecía humano, pero pude fijarme que sus orejas acababan en punta, como la de los duendes.

¿A caso aquel chico era un duende?
¡Qué tontería! Los duendes no existen, y si existiesen serían más pequeños.

Decidí acercarme un poco más a él para identificar más indicios de que no fuese humano.

Éste de un salto se colocó frente a mí. Era mucho más bajito que yo.

Ambos nos miramos fijamente, hasta que se me ocurrió preguntarle:

—¿Qué eres?

Y para mi sorpresa, el pequeño muchacho sonrió traviesamente, escondió su mano derecha tras su espalda, la sacó y me echó encima un puñado de flores de colores.

El pequeño muchacho comenzó de nuevo entre los árboles, riéndose de su propia canallada, pero me sorprendí tanto que no tuve tiempo de reaccionar e ir tras él.

Finalmente decidí que lo mejor era volver a casa. Antes de emprender mi camino, me guardé unas pocas flores de las que me había tirado el pequeño chico.

Al llegar a casa decidí buscar en internet algo acerca de criaturas con orejas picudas y cabello de color fantasía.

En el resultado de búsqueda me aparecieron varias páginas sobre hadas, duendes y ninfas. Estuve indagando durante horas por aquellas páginas, llegando a la conclusión de que aquella criatura no podía ser ni un hada ni un duende, ya que estos (generalmente) eran de tamaños muy pequeños.

Busqué información sobre las ninfas, y encontré varias características que coincidían con aquel bello chico:

" las ninfas suelen considerarse espíritus divinos que animan la naturaleza, se representan en obras de arte como hermosas doncellas, desnudas o semidesnudas {...} "

" Se creía que moraban en la tierra: en árboles, en las cimas de montañas, en ríos, arroyos, cañadas y grutas. "

Tan solo había una cosa que no me cuadraba y era que, como bien decía aquí: " una ninfa es una deidad femenina típicamente asociada a un lugar natural concreto {...} "

Pues aquella criatura que vi era un chico, no una fémina como indicaba internet que eran las ninfas.

A lo mejor el pequeño muchacho no era una ninfa, o quizás era la única excepción masculina de las ninfas.

Cualquier cosa era posible. Todo me causaba más y más curiosidad sobre qué o quién era aquella criatura, y estaba dispuesto a averiguarlo.

Flora {ZH} Where stories live. Discover now