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Kuroji:


Movía mis pies, alegremente y de un lado a otro. En serio estaba emocionada, así fuera por ir a un lugar de estudio. ¿Esto es lo que le llaman "primer día de escuela"? Vaya, suena más interesante de lo que pensaba. Cuando tenga tiempo, me voy a pasar un buen rato en la biblioteca, que de seguro es fantástica.

Siempre habíamos estudiado en casa, por no decir que a mi madre no le gustaba mucho que conviviéramos con chicos, solo porque quería que llegáramos vírgenes al matrimonio y pudiéramos tener a un adinerado esposo, valga la redundancia. Aunque no sabía que su hija mayor, mi "ejemplo" a seguir, era la mujerzuela más codiciada de toda la ciudad. Realmente espero que su prometido la haga cambiar de opinión.

Aunque, entendía perfectamente. Ellos casi nunca estaban y siempre tuvimos que cuidarnos entre nosotras dos, mientras los sirvientes se convertían casi nuestra familia. Nunca tuve la atención de nadie, y es que el ser la menor, tenía sus desventajas.

Al principio, me sentía muy mal. Mi progenitora pasaba con Elizabeth muchísimo más tiempo que conmigo y yo era muy pequeña, en ese entonces, para entenderlo. Ella se la pasaba en clases y en Salones de Belleza, mientras que yo jugaba a comer pasteles de lodo y jugar con mis muñecas.

Para ella, eran coronas y tacones. Para mí, chongos y converse.

Mi padre si fue un poco más comprensivo conmigo y salíamos los dos siempre que podíamos; a cabalgar o así fuera acompañarlo a resolver problemas con su empresa, me presentaba como su hija más preciada. Cosa que me hacía ilusión.

— ¿Emocionada, Kuroji-chan? — me preguntó mi madre, dándome una mirada por el espejo de mano que siempre llevaba.

Según ella; "La presentación es importante".

Asentí completamente alegre, volviendo a dirigir mi mirada hacia la ventana del auto. Admiraba el profundo bosque que se esparcía por toda la superficie, junto con los árboles frondosos y poco cuidados que este tenía. La noche apenas se estaba pronunciando, al igual que mi sonrisa.

Es que en serio no me lo creo.

¿Y qué tal tú, Lizzy? — preguntó mi padre.

Pero la mencionada estaba en otro planeta, aunque sus ronquidos si se escuchaban en este mundo. Rodee los ojos, no la voy a perdonar si por su culpa nos cancelan las clases, solo porque ella no puede aguantar un poco.

Bueno, aunque el horario es de 07:30 p.m. a 02:00 a.m. ¡Sigue sin ser mucho!

Le di un buen codazo, que intenté disimular, aunque creo que mi suave risa no logró delatarme. El auto dio un pequeño giro, que gracias al empujón se vio algo brusco, causando que ella se despertara sobresaltada.

"— No son ni las ocho y ya durmiendo. pensé. — Exagerada. "

¿Pasó algo? — se levantó de golpe, tratando de no mostrar el dolor que le había dado el vidrio de la ventana cuando su cabeza se estrelló contra este.

Más tarde me iba a "reír".

No, nada. — murmuró mi padre, negando levemente.

Por eso él es mi favorito.

El silencio inundó el ambiente unos minutos más, mientras nos acercábamos más y más al dichoso establecimiento. Yo aproveché para arreglar el moño de mi uniforme, mientras mi madre y hermana retocaban su maquillaje.

Silence [Shu Sakamaki]Where stories live. Discover now