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"Y sólo te estoy mirando. Porque cuando llegue la mañana, despertarás como si nada hubiera pasado."


No tenían ni la menor idea de porque, nuevamente, estaban encontrándose entre sueños y es que la afición del mayor de los Sakamaki por dormir había crecido al darse cuenta de que no dejaba de imaginarse a una chica. Una que, deseaba que fuera real con toda su inexistente alma. No sabía cómo, ni porqué la veía una vez por día, desde hace seis meses y se estaba volviendo loco por saber quién era.

Obviamente intentó poner resistencia, entonces no entendía la razón de su intromisión en sus pesadillas del pasado y los anhelos de lo que pudo ser. Pero no podía y no entendía la felicidad que le producía estar en su compañía. No podía negar que tenía una sonrisa hermosa y ahí estaba él, volviéndose un maldito blando, cursi y patético.

"Estoy enloqueciendo".

Lo peor de todo, es que tampoco tenía idea de porque demonios se sentía como lo que más detestaba en el mundo; un frágil y estúpido humano. Su conciencia lo regañaba frecuentemente por esto, causándole fuertes dolores de cabeza y un humor peor del que ya cargaba.

Sin embargo, ahí estaban.

Tomados de las manos mientras reían de una obra en el teatro. Giró la cabeza para mirarla y sus ojos estaban llorosos en lágrimas. Algo que siempre llamaba su atención, además de sus ojos, era su cuello pálido y delgado, el que no le producía otro deseo que no fuera el de llenarlo de marcas, porque ella era suya y de nadie más.

"Patético".

Mandó a volar a cualquier pensamiento negativo, porque él estaba experimentando aquella sensación única al estar a su lado. Se sentía vivo y renovado, no sentía las crueldades de su madre en su espalda y mucho menos el peso de ser el primer hijo y el mayor vago del linaje.

Él sólo estaba dándole caricias suaves con su pulgar a la mano de la pequeña de ojos rojizos que a veces abrazaba su brazo para contener sus fuertes carcajadas y por costumbre. Disfrutando mientras durara, porque ella siempre tendía a despedirse tan pronto... que a veces le costaba tanto separase.

Una vez terminada la función, ambos salieron sin soltar sus dedos entrelazados y simplemente agradeció que la noche estuviera helada y la menor se adhiriera a su brazo, buscando algo de calor.

Tengo mucho frío, Shu.le dijo con voz temblorosa lo obvio, notando como su cuerpo tiritaba.

Vamos a tomar algo caliente.decretó al ver el estado de la chica. Aunque realmente eso no era lo que su corazón deseaba. La estaban pasando increíble, pero necesitaba ese algo por el que había esperado tanto. Y no se iba a resistir a besarla una vez estuvieron en una calle vacía.

Sostuvo sus mejillas heladas entre sus grandes manos, notando como estas se calentaban con el sólo acto de sus labios sobre los suyos. No tenía idea sobre el tipo de relación que tenían, pero ambos se pertenecían mutuamente. No conocía su nombre, su edad, de dónde venía y el porqué de sus "encuentros clandestinos", pero los apreciaba más que nada.

Era interesante.

Shu... sus ojos estaban totalmente abiertos y aquella expresión... era increíble. Tenía que controlarse, porque si empezaba a emocionarse demasiado, sus instintos naturales flotarían y definitivamente, no quería asustarla. Además, siempre se despertaba cuando aquello pasada y eso no estaba en su lista de deseos, no por ahora. Lo sabía por experiencia propia.

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⏰ Last updated: Sep 08, 2017 ⏰

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Silence [Shu Sakamaki]Where stories live. Discover now