1. Primer día

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La vista desde arriba es hermosa. Altas montañas, con nieve en la cumbre, como una capa de azúcar glas sobre una magdalena (no me miréis así, estoy hambriento), los exuberantes valles, llenos de arbustos y árboles rebosantes de hojas verdes y vida. El cielo azul, con enormes nubes medio blancas medio rosas, que parecen algodón de azúcar. Puedo ver más montañas en la lejanía, una de ellas es un volcán, que escupe lava sin parar, y emite una enorme y vomitiva nube de humo negro que me hace toser cuando pasamos entremedio. Pronto abandonamos el volcán y volamos hacia el norte, donde se empiezan a ver tierras nevadas, y empieza a granizar. Los árboles tienen la copa blanca, y no hay ninguna masa de agua. Sólo hielo, ya que el agua se ha congelado. Veo más montañas nevadas, pero éstas tienen nieve desde la falda hasta el pico. Damos la vuelta. La nieve empieza a desaparecer, y aparece el bosque. Plantas y árboles se extienden hasta el infinito, como un bello cuadro. Me quedo fascinado. Luego el bosque termina de repente, y tras una pequeña playa, empieza el mar... El mar. Azul. Indomable. Infinito. Veo criaturas marinas saltando fuera del agua, y como las olas van de un lado para otro... Lado para otro... De repente, empieza un enorme viento. Parece que retrocedemos, y que el viento nos va a arrastrar, pero enseguida ganamos al viento y seguimos, aunque con bastante dificultad. Me agarro fuertemente al pelaje de mi Charizard para no caerme. De repente, viene una gran corriente de aire y me resbalo, y me caigo al mar. Grito, pero no me sale sonido alguno. Empiezo a moverme frenéticamente. Veo el mar cada vez más cerca, caigo a una velocidad de vértigo, y empiezo a oír un sonido irritante, algo como: piiiiiiip, piiiiiiip, piiiiiiip...

Me estampo de morros contra el suelo y me despierto. Confuso, intento asimilar que ha pasado. Veo mi cama, de la cual me acabo de caer, veo que llevo puesto mi pijama de Angry Birds, veo mi habitación, mi ordenador portátil, mis pósters de animes, mi colección de cromos, mis consolas de videojuegos, mis libros, mi mochila... Me levanto medio atolondrado y apago la alarma del móvil, que seguía sonando. Abro la persiana. No hay casi nada de luz. Miro la hora y veo que son las 6:45 de la mañana.

Bostezo... ¡Qué sueño, joder! Había vuelto a soñar con Pokémon hoy. Al menos era un sueño agradable, (excepto lo del final, claro), y no como ese sueño donde me perseguían unos... en fin, cosas mías.

De repente, oigo una voz.

- ¡TOOOOOOM! ¡A DESAYUNAR!

Es mamá. Mientras abro mi armario y pillo un par de calcetines y unos calzoncillos, le respondo:

- ¡SIIIIIIIÍ! ¡YA VOOOOOOOOOOY!

Así son las mañanas. A grito pelao. Me visto medio sonámbulo con mi camiseta de Dragon Ball, unos pantalones tejanos, y por supuesto la ropa interior. Me pongo mis bambas rojas (no me las anudo, me da palo, sólo me meto el cordón dentro del zapato). Me pongo las gafas y voy a desayunar. Mientras voy por el pasillo, veo la habitación de mi hermano, aún a oscuras. Mi hermano va a 5º de primaria, y por lo tanto empieza las clases a las 9, y no a las 8 como nosotros. Mi hermano es insufrible. Es como un mini-yo, pero mil veces peor. Es uno de esos niñatos que se pasan todo el día viendo vídeos de Willyrex en Youtube y jugando al GTA y al COD mientras les llaman: "gilipollas" a cualquiera que se cruce en su camino y creyéndose pros cuando son unos mancos. Vamos, es un niño rata con todas las de la ley. También estaba la habitación de mi hermana mayor, vacía, ya que acababa de salir hace un rato, supongo.

Estoy en el comedor. Mamá ya está desayunando. Me ve y me dice:

- Hola, hijo. ¿Has dormido bien?

- Sí. – estoy tan dormido que no he oído nada, pero como todos los días me preguntaba lo mismo, ya intuí que es lo que me preguntó. De todos modos, mi vocabulario por las mañanas se basa en "sí", "no", bostezos, gruñidos y "cinco minutos más".

Tommy FrikiWhere stories live. Discover now