Capítulo 3

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-¡Wow! ¡Qué trasero!- Alba exclamó colmada de picardía. Sostenía el iPad entre sus manos, exhibiendo la foto del Ruso en ella. Las demás chicas detallaron la foto en silencio.

-El tatuaje es sexy- Victoria finalmente dijo pudiéndose notar como sus facciones trataban de disimular la enorme sonrisa que quería ser formada en su flemático rostro.

-¡Estúpida suertuda!- Alba me dedicó una sus miradas fulminantes. Coloqué la mano en mi pecho luciendo ofendida. -¡Qué celos! quisiera verlo sin camiseta también- suspiró con ahora su mirada perdida y sus brazos cruzados. De verdad que ese estaba más bueno.

-¿Y Nathaly?- dejé de lado todo aquello centrándome en el lugar y momento en que me ubicaba. Posicioné mi mirada en Victoria en busca de una respuesta. Todos los días Victoria y Nathaly se juntan para caminar hasta el colegio razonando a que viven en la misma urbanización por lo que supuse que ella sabía el paradero de la chica.

-Se quedó en la dirección, informándose sobre la elección de la reina de deporte- concretó.

Ciertamente, Nathaly había sido elegida como la candidata de nuestra sección para la elección de la reina de deporte.

-¿Saben qué estaba pensando?- Alba habló tras haber estado fuera de nuestra conversación ya que parecía estar envuelta en sus propios pensamientos.

-No, no somos psíquicas, para saber qué piensas, Alba- la trigueña bromeó provocando la risa de todas al divisar la reacción de la morena. En su rostro solo se podía sentir la amargura que ésta la mayoría del tiempo reflejaba.

-Pensaba en que el Ruso vive por tu casa ¿Verdad?- señaló con su dedo índice hacia mí, esperando una respuesta de mi parte, pero me limité a asentir con la cabeza. -Podríamos ir a tu casa, y pasar frente a la suya- propuso moviendo ambas cejas de arriba hacia abajo.

-No, no creo que sea buena idea- dije -Él nunca se la pasa por su casa. Es muy difícil encontrarlo ahí-. No es como que no quisiera que fuéramos por la calle de su casa, es por el hecho que de encontrarlo es casi como un milagro. Además de que sonará demasiado inmaduro, resultaba súper acosador decir que pasearemos por su casa solo para verlo.

-De igual manera mañana tenemos que ir a tu casa. Recuerda que tenemos que hacer la pancarta de Nathaly- Victoria dijo mientras terminaba de retirar el esmalte de sus uñas.

-No importa, iremos a tu casa, haremos la pancarta y pasamos por la casa. Si está ahí, genial y si no, igual- Alba demandó.

-No te importa pasar por la casa así parezcamos acosadoras o de que probablemente pasemos semejante vergüenza solo por verlo, ¿verdad?- Victoria agregó, a lo que yo reí.

-No, saben que no- la morena manoteó su cabello para posterior a eso todas comenzar a reír. De verdad que esta chica era toda una loquilla.

***

El día transcurrió como todo martes, largo y terriblemente desanimado, obviando las horas extras en el colegio, el almuerzo a medias y las eternas clases de educación física y logística. Para nuestra suerte el día había culminado, o al menos las horas de clase.

-Vámonos- Nathaly comenzó a hacernos señas con la mano para que la siguiéramos al exterior del instituto.

-Hoy no voy con ustedes, chicas- informé, posándose cada mirada sobre mí -Hoy iré a la casa de mi abuela, y ya se me está haciendo tarde- miré el desgastado reloj sobre mi muñeca, formándose una mueca de cansancio en mi rostro. -Adiós chicas, nos vemos mañana- me despedí de cada una de ellas con un delicado beso en la mejilla.

-Adiós, Marie- dijeron en unísono.

Di media vuelta, girando sobre mis talones, para encaminarme ahora sí, a la casa de mi abuela paterna, la cual solo quedaba a dos cuadras del colegio. Lo agradecía inmensamente debido que mis pies dolían descomunalmente. Estaban tensos, al igual que mis muslos y espalda. Hoy había sido un día bastante largo, lo cual era agotador.

Russian Boy •Editando•Where stories live. Discover now