Capítulo 33

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Por primera vez en todo el tiempo que llevábamos dentro del auto, pude enfocarme en todo lo que viajaba a nuestro alrededor a través de la ventana.

Las luces de los enormes edificios junto a las intermitentes luces de los autos, hacían que todo Londres resplandeciera en su mejor color.

La mayoría de las calles estaban vacías, (algo muy raro proveniente de Londres). Aún así varias tiendas (como supermercados, centros comerciales o pequeños negocios) aún permanecían a puertas abiertas.

Me gustaba prestarle mucha atención a cada persona que pasaba por mi entorno. Trataba de imaginar qué clase de cosas rodeaban su mente, imaginando cientos de escenarios, momentos y personas.

Aquello siempre había sido un tipo de inspiración para mí.

-Ya creo que tengo hambre- declaró el chico -Vamos a la pizzería-

Pasaron alrededor de veinte minutos y más de quince pizzería antes de llegar a la que James había escogido previamente. Jamás había venido a esta pizzería y creía que si no fuera por él jamás lo hubiese hecho, ya que literalmente queda al otro lado de Londres.

-¿Es tu pizzería favorita o algo así?- dije curiosa al bajar del auto junto a él.

-Nunca había venido a esta pizzería-

-Y ¿por qué te decidiste por esta?-

-Porque sin duda alguna esta es la más retirada de Londres, y así estaremos más seguros de que no nos encontremos con Yeezus o alguien que trabaje para él-

Okay ya entendí todo.

A pesar de ser casi las diez y media de la noche, aquella pizzería se hallaba repleta de personas.

Al tan solo abrir la puerta el tentador olor a pizza llegó a mis fosas nasales, haciendo que mi estómago se retorciera del hambre.

De manera casi inmediata ambos buscamos una mesa para poder ser atendidos. La chica tomó nuestro pedido y al segundo se alejó de nuestra mesa para seguir atendiendo a las demás personas, quienes acudían su servicio.

-Mi madre quiere que vayamos a la casa antes de las doce- James llamó mi atención.

-¿Qué? ¿Por qué?-

-No lo sé. Pero creo que nos tardaremos un poco más-

-Entonces llámala-

-No tengo celular- alzó sus hombros

-¿En serio?-

-Sí, pero no porque no pueda. Si no porque no quiero tener uno-

Sin duda alguna aquello era lo más raro que había escuchado en todo el día.

-¿Hablas en serio?-

-Muy en serio. Los celulares siempre han dañado las relaciones, el poder interactuar con alguien, el poder sentirse escuchado y un montón de cosas más. No me gusta hablar con alguien a través de un aparato cuando puedo hacerlo de frente. Sin mencionar que odio que las personas sepan siempre a donde voy, o en donde estoy-

-Sí, te entiendo. Pero el teléfono también es necesario para cualquier emergencia-

Todos sus argumentos eran aceptados. No había nada que se comparara al poder hablar con alguien de frente, el poder disfrutar de la naturaleza sin tener que depender de un aparato. Pero de igual manera el celular era muy importante para cualquier momento de emergencia.

-Tal vez tienes razón-

-Disculpen- la chica castaña hizo acto de presencia con los platos, la pizza y el refresco entre sus manos. Me sorprendió mucho cómo podía mantener estable tantas cosas a la vez en tan solo dos manos. La admiraba.

Russian Boy •Editando•Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora