Capítulo 20

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Era el segundo día posterior a la caravana y aun así no había salido de mi casa ni siquiera a comprar algo en la bodega de la esquina.
No había razón alguna por la cual me haya quedado encerrada en mi casa por dos días seguidos, simplemente no tenía algo que hacer.
Por otro lado, mis sentimientos no se clarificaron del todo y eso hacía que me sintiera demasiado confundida. No sabía lo que realmente sentía, o mucho menos lo que debería sentir. Mi cabeza estaba hecha un dilema y no había remedio que valiera.

Ya cansada de ver las mismas cuatro paredes de mi casa, decidí hablar con las chicas para reunirnos y así poder contar todo lo que había pasado en los últimos dos días.
Como no había lugar público que fuera totalmente seguro para hablar de nuestras cosas personales, fuimos a casa de Triz.

-Y ¿estás molesta?- Victoria curioseó luego de que terminara de narrar todo lo sucedió con James.

-No sé si debería estarlo- confesé.

-No le des importancia. Hazle creer a James que a ti te da igual- Triz aconsejó.

-Sí, no le des el gusto- Nathaly concordó. Una risita se escapó de mis labios para después asentir en aprobación.

-Ajá. Ahora lo que quiero saber es... ¿Cómo estuvo la noche del jueves para Alba?- dije y una sonrisa pintoresca se delineó en el enamorado rostro de la morena.

-Les contaré todo con detalle.

Alba's POV:

-¿Edward?- dije acercándome al rubio. Sabía que era él, pero quería hacerlo más cliché. Mi voz llamó su atención, volteando así hacia mí.

-¡Alba!

-Me sorprende verte por aquí- admití.

-Que no te sorprenda, yo estoy en todos lados- me guiñó un ojo, a lo que por inercia sonreí. -¿Te estás graduando de la preparatoria?-

-Sí, ya es hora de irme a la universidad a hacer locuras- celebré moviendo mis brazos al aire. Él se rió.

-Wow, me sorprende. Pensé que eras más joven.

¿En serio? ¿Más joven? Quiero golpearlo.

-Siempre me lo dicen- dije con claro fastidio presente en mi voz.

-Oye, lo siento si te ofendí- se disculpó luciendo apenado, y al mirar su rostro volví a sonreír. ¿Por qué sonreía tanto? ¿Qué rayos sucedía?

-Tranquilo.

-¿Quieres dar una vuelta?- tomó los cascos que se encontraban sobre su motocicleta y los elevó al aire. -Amenos, que prefieras quedarte aquí- alzó los hombros y bajó sus manos. No necesitaba pensar mucho, ya que no me gustaba el bullicio de personas así que no dudé en aceptar.

-¿A dónde iremos en esta oportunidad?- tomé uno de sus cascos.

-Deja que te sorprenda- sonrió. En ese momento quería morir, y golpearme por la manera en que me encontraba mirándolo mientras sonreía ampliamente. Pero no podía controlarlo. -Sube- demandó. Ambos subimos, y justo cuando estábamos a punto de emprender camino, fuimos interrumpidos por Marie.

Mejor que sea para algo importante, porque sino fuera así, esa castaña se las vería conmigo más tarde.

-Disculpen que los moleste, pero ¿Podrían llevarme hasta mi casa?-

-Claro, súbete- Edward accedió y ella le dedicó una sonrisa agradecida. En un acto rápido se subió a la motocicleta, sujetándose de mi cintura para luego el rubio acelerar.

Al dejar a Marie en su casa, Edward tomó otra ruta, dejándome totalmente desconcertada, ya que no sabía a dónde se dirigía.

Dejé de sostenerme de los lados de la motocicleta y enrollé mis brazos alrededor de su cintura, recostando mi cabeza en su espalda. Él giró para mirarme, sonriendo complacido. No pasé mucho tiempo así, ya que en poco tiempo llegamos a nuestro destino.
Nos encontrábamos en los alrededores de un lejano y descuidado edificio.


-Vamos- hizo un ademán para que lo siguiera. Entramos al edificio y subimos al ascensor.
Por lo que noté, este edificio estaba deshabilitado y además de que no creía que hubieran personas que quisieran vivir tan retirados de la ciudad. No cuestioné nada, solo me dejaba llevar de aquel chico.

Bajamos en el último piso y nos encaminamos a lo que parecía la terraza.

-¿Qué te parece?

La vista era totalmente asombrosa, se podía ver todo Londres con claridad. Las luces de la ciudad iluminaban la noche con la ayuda de la luna. The Tower Bridge y The London Eye, resplandecían sobresaliendo de todo lo demás.

-Creo que sí te gustó- él dijo cuando vio que no contestaba.

-Es asombroso.

-Lo sé- concilió. -Siéntate- se refería a los muros de la esquina. Tomé asiento seguido de él. -Cuéntame sobre ti-

-Bueno, en realidad no hay mucho que saber sobre mí.

-Quiero saber lo poco que hay que saber sobre ti, entonces.

-Está bien- suspiré antes de continuar -Me llamo Alba Hartmann, tengo 16 años, y en octubre cumplo 17. Vivo con mi madre, mi hermana y mi padrastro. Planeo irme a estudiar Criminología en Manchester junto con mis amigas. Ya que mi padre y el de Marie viven allá y piensan ayudarnos con todos nuestros estudios. Además de que es la ciudad que me vio crecer, antes de que me viniera a vivir a Londres.-

-¿Naciste en Manchester?

-Sí.

-Perdona que me meta, pero ¿Piensan dejar Londres para irse a Manchester?- preguntó desconcertado.

-Sí, la verdad suena estúpido, pero eso es lo que decidimos- aclaré. -¿Y qué hay de ti?-

-Bueno, de mi hay muchas cosas que contar, pero no todas las puedes saber-
¿A qué se refería con eso?

-Dime lo que debo saber.

-Mi nombre es Edward Salvatore y tengo 20 años recién cumplidos. Vivo solo, cerca del apartamento de mis padres y del de mi hermana. No estudio ya que eso no es necesario para mí. Y me mantengo de la ganancia del gimnasio y de otros negocios que manejo-

-¿Otros negocios?- interrogué.

-Esa es la parte que no debes saber- mordió su labio inferior mientras me miraba fijamente, esperando algún tipo de comentario de mi parte.

-¿Terminaste la preparatoria?- evadí el tema. Sabía que no iba a decirme nada así que no insistiría.

-Sí, a duras penas- reí ante su comentario. -¿Y cómo te va en la vida amorosa?- preguntó luego de un largo silencio.

-No sabría decirte, ya que hace años que no sucede nada en ese campo- bromeé y ambos reímos. -No tengo novio desde que tenía 11- admití.

-Yo estoy igual o peor. Mi última novia fue a los 16 y terminamos porque ella fue cruelmente asesinada-

¿Qué?
Tenía que estar jugando conmigo.
Juro que quería salir corriendo en esos precisos momentos. Unas carcajadas brotaron de sus labios, haciéndome sentir desconcertada.

-Solo jugaba- él se rió y yo golpeé su brazo. -Terminamos porque sus padre no aceptaron nuestra relación-

-¿Y por qué no lo has vuelto a intentar?

-No lo sé. Ninguna chica con las que me he relacionado quiere una relación seria y podría decirse que yo tampoco me siento cómodo con eso.

-Mmm- murmuré incómoda. -Creo que ya es hora de irnos, mi madre estará arrancándose todos los cabellos de la cabeza porque no he llegado-rió sonoramente. Podría quedarme toda la noche escuchando su voz y su encantadora risa, pero ya tenía que irme.

-Okay- de improviso él tomó mi mano, dirigiéndome así hasta la salida. Se sentía muy bien la manera en que nuestras manos se complementaban la una con la otra. Así que no hice nada para alejarme de su agarre.

Antes de que alguno de los dos pudiera subirse a la motocicleta, Edward me tomó de los hombros depositando un beso sobre mis labios, sencillamente no me lo esperaba, por lo que por un momento me vi paralizada ante aquello.

Fue lento y apasionado, hasta que en un punto todo subió de nivel. No podía decir que había sentido mariposas en el estómago, ya que eso era demasiado cliché para mis gustos pero sí podría asegurar que cada hormona de mi deshabilitado cuerpo se vio alborotada con semejante beso.

Sin decir nada más, nos separamos, quedando frente a frente. Miraba sus labios y deseaba que se volviese a repetir pero no me permitiría dejarme llevar esta vez por mis alborotadas hormonas, por lo que de inmediato me separé aún más de él, colocando el casco sobre mi cabeza, así impidiendo cualquier tipo de movimiento de su parte, porque sabía que al igual que yo, él también lo deseaba.

Todo el viaje a casa fue silencioso, pero acogedor a la vez.

-Gracias- al encontrarnos ya en mi casa, bajé de la moto y quité el casco.

-¿Quieres que nos veamos de nuevo?

-Por supuesto.

-Ten- me extendió un lapicero, lo que supuse que era para anotar mi número. Como no había papel disponible en estos momentos, tomé su mano y allí escribí ahí mi número. -Nos vemos pronto, entonces-

-Adiós- me despedí y volteé para poder entrar a mi casa con una atolondrada sonrisa fijada en mi cara rojiza.

Me preparaba psicológicamente para los múltiples regaños y gritos por parte de mi madre por llegar a estas altas horas de la noche, además sin avisar el motivo de mi tardanza, pero a pesar de todo...Esto lo valía.

Marie's POV:

-¿Y por qué no le preguntaste cuáles eran aquellos otros negocios?- Triz exclamó exasperada -Puedes estar corriendo algún tipo de riesgo cerca de ese chico y es mejor que lo sepas para que estés preparada-

-Ella tiene razón, Alba- concorde.

-No se preocupen, que tarde o temprano lo sabré y colocaré mis límites- la morena aseguró. -Créanme, por mí ni se preocupen- negué con la cabeza mientras sonreía.

-Toda una Girl with power, la negra- Nathaly bromeó a lo que todas reímos. -¿Y cómo besa el chico?- la miraba con una sonrisa pícara pintada en su rostro. Yo hice lo mismo.

-Excelente- esta dijo a lo que todas estallamos en risas y chillidos de alegría. ¡Por fin alguna de nosotras daba un paso lejos de la soledad!.

-Tengo algo que contarles- Victoria susurró captando nuestra atención.

-Andrew me ha contado cierta parte de sus indicios en ese mundo- dijo cabizbaja. -Le prometí que lo dejaríamos en paz si eso era lo que quería, pero... no era así-

-Pero si él mismo fue quien nos dijo que nos mantuviéramos alejadas- comenté.

-Y así es, pero de James. Él fue quien lo sumergió en ese mundo y créeme Andrew no es malo.

-¿Qué estás queriendo decir? ¿Qué James tiene todo la culpa de que él sea así?- cuestioné sus palabras.

-Andrew no está a gusto con lo que es, o en lo que James lo ha convertido.

-¿Quién te dijo todo eso? ¿Andrew?- pregunté con cierto tono de ironía reflejado en mi voz.

-Sí, y yo le creo, porque lo puedo ver en sus ojos, además, no necesito que James me confirme que él se siente orgulloso de toda la mierda que es.

-Y dime ¿Por qué Andrew te contó eso? ¿Para acercarse más a ti?- pregunté -No te ciegues Victoria, él solo te dijo eso para que caigas a sus pies, y para que lo veas como el chico que cayó por inocente. Todos sabemos que ambos son de la misma calaña. Ninguno es peor que el otro- negué.


Sabía que James no era ningún santo, y que podría llegar a ser peor que todos, pero también sabía que Andrew estaba cortado del mismo tallo.

-Puede que sea verdad todo lo que te dijo, pero tampoco sabemos la historia por parte de James. No podemos juzgar cosas que no sabemos. Tal vez él también está arrepentido y quisiera cambiar, o como puede que no- Triz intervino en nuestra pequeña "discusión".
Ella era la psicóloga de nuestro grupo, por ende siempre era la que nos sacaba de apuros, la que clamaba las peleas y las que siempre tenía algo lindo que decir ante cualquier situación.

Ninguna de las dos dijo nada, solo bajamos la cabeza, esperando que alguien decidiera cambiar de tema.

Puede que Andrew si está arrepentido y quiera cambiar, le creía. Pero ¿Por qué tiene que culpar de todo a James? Además de hacerse ver como el ángel y a James como el diablo. Sabía que Andrew no había dicho eso de James, era Victoria la que se hacía supersticiones. Las cuales pueden ser ciertas, o tal vez no. Ella solo conocía a Andrew, más no a James.

Y de ser así, cada quien tiene el poder de tomar sus propias decisiones con respecto a su vida, de saber qué hacer con ella o en qué invertir su tiempo. Cada quien es esclavo de sus buenas o malas decisiones. -Y ¿Qué pasó con Ariana y su supuesto hijo?- Nathaly interrogó. -No me ha dicho nada al respecto. -Debes hablar con él con respecto a eso, porque no puedes seguir acercándote a él de otra forma que no sea de amistad; si él aún sigue con Ariana- Alba asesoró a la trigueña. -Ellas tienen razón- dije cortando el silencio que ahora yo habría involucrado entre las dos.

Russian Boy •Editando•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora