28. Larga vida a la música.

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-Mejor vuelvo en otro momento.-dijo marchándose con una sonrisa en los labios.

Nos miramos y no echamos a reír.

-¿Sabes a qué me ha recordado?-dijo riendo.

-¿A qué?-dije sonriente y mirando cual boba su sonrisa.

-¿Recuerdas cuando David nos pilló en tu estudio?-dijo riendo a carcajadas.

Solo pude reír al recordarlo. Ella de pronto se quedó seria mirándome.

-¿Qué pasa?-dije dejando de reír.

-Eres tan bonita...-dijo acariciando mi mejilla.

Me sonrojé y me mordí el labio de manera instantánea y por inercia. Volvió a acercarse poco a poco y esta vez fue un grito que venía de fuera quien nos interrumpió.

-¡MALÚ! ¡SAL YA!-era Rosa.

Suspiré y miré hacia otro lado. Ella agarró mi cara con sus manos y me acarició las mejillas.

-He de actuar, no te muevas de aquí.-dijo sonriente.

-No me moveré.-respondí devolviéndole la sonrisa.

Me sostuvo la mirada durante unos segundos, me dio un pico y salió corriendo. Ya no podía disimular mi sonrisa, no podía negar lo que sentía cuando ella estaba a mi lado. Todo mi cuerpo y mi ser se revolucionaba, sin previos avisos, sin nada. Era verla y todo mi cuerpo se volvía loco de felicidad haciéndome olvidar todo y todos. Cuando se marchó aproveché para revisar mi teléfono, tenía un mensaje de Inma.

'Espero que lo estés pasando genial en la gala, has estado de 10, mi amor'

Suspiré y me limité a contestarle con un 'gracias'. No podía ser cariñosa con ella, no después de lo que estaba volviendo a sentir. Cerré los ojos y recordé cada instante que habíamos pasado juntas, recordé cuando conocí a Inma, nos presentó Ana, Inma era la prima de una amiga suya, nos presentaron en el Búho Real. Recordé el brillo de su mirada, su sonrisa, su ilusión y también mi corazón roto, mi copa en la mano, mi borrachera para olvidar mi única pena. Me sabía mal hacerle esto, pero no podía negarme a mi corazón. Mi corazón hacía mucho tiempo que tenía un nombre tatuado y no era el suyo. Al poco, interrumpiendo mis pensamientos entró Alejandro al camerino. Me miró sonriente y me guiñó un ojo.

-Cuando vuelva, os quiero a las dos en el pasillo, ensayaremos la canción para cerrar el concierto, 'La música no se toca'.-dijo sonriente.-Por cierto, qué bonitas sois, jodías.-dijo esto último riendo. 

Se marchó y yo me quedé sonriendo a la nada.

-No sabes lo bonito que es verte sonreír así después de todo lo que has pasado.-dijo alguien desde la puerta.

Miré hacia la puerta y vi a Melendi, mi niño. En poco tiempo se había vuelto uno de mis mayores confidentes, mi cómplice, mi mosquetero. Sonreí al verle y me levanté a abrazarle. 

-Mi niño.-dijo abrazándolo fuerte.

-Ya era hora de que esa sonrisa volviera a ver el mundo.-dijo acariciando mi pelo.

-Hombre, ¡pero si tengo a los dos mosqueteros en mi camerino!-dijo Malú entrando en el camerino.

Los tres reímos ante su comentario y salir al pasillo a ensayar 'La música no se toca'. Mientras ensayábamos las sonrisas, las miradas y las risas eran inevitables. No podíamos parar de sonreírnos y buscarnos. La complicidad  entre ambas se notaba a kilómetros. 

Llegó el momento de salir, Alejandro estaba en el centro del escenario, cantó el primer verso y salió Malú, detrás de ella, salí yo, sonriente, Alejandro nos miraba sonriente y feliz, Malú se puso en el lado derecho de Alejandro, rodeando su cintura, yo me quedé en el lado izquierdo de Ale e hice lo mismo pero agarrando el brazo de Malú, esta me miró sonriente y Alejandro cantaba pletórico. Poco a poco ella se posicionó a mi lado con la excusa de coger el micro para que cantáramos, acabamos cantando juntas, bueno, apenas pudimos cantar, teníamos faena mirándonos y riendo por idioteces, a mí apenas me salía la voz para cantar, ella hacía el intento de cantar. Todos los demás fueron llegando, algunos nos miraban sorprendidos, otros venían a decirnos que debíamos retomar aquello que rompimos. Cuando la canción terminó no pude evitar abrazarla por el cuello, darle un beso muy cerca de sus labios y apoyaé mi cabeza en su pecho. Ella me rodeaba la cintura tímidamente. 

-Te he echado mucho de menos.-me susurró.

Se separó sonriente y abrazó a Alejandro, se la veía completamente feliz, como hace tiempo. Mientras, India, Axel, Antonio Orozco, se acercaban a saludarme y a recordarme lo feliz que se me veía. Sin duda alguna, aquella, fue una noche mágica y para el recuerdo. Fuimos al camerino y al llegar, nos encontramos a Rosa y a Gonzalo en la puerta de este. Vuelta a la maldita realidad. Miré a Malú y esta me miró con una sonrisa triste.

-Entra ahora mismo.-dijo Rosa enfadada.


POR AQUÍ TENÉIS OTROOOO, sé que me vais a odiar un poquitito por este final, pero no todo va ser bonito, tiene que haber chicha, prometo, que cuando  haya una reconciliación total, será preciosa. No sé cuantos capítulos le quedan a Trampas, pero intentaré alargarla ya que me siento muy a gusto con esta historia y con el calorcito y cariño que le dais. Mil gracias por mimarla tanto y ser comprensivos, por aguantar cuando la inspiración brillaba por su ausencia, un abrazo enorme y como siempre, dejarme en los comentarios vuestras impresiones y opiniones!


TrampasWhere stories live. Discover now