1. Ey

4.3K 73 16
                                    

Era una fría tarde de noviembre, habíamos quedado todos juntos en casa de Pastora, hacia tiempo que no me reunía con ellos, últimamente tenia una agenda muy apretada a causa de los conciertos. Fui puntual y a la hora acordada estaba en el portal de mi amiga llamando al timbre. Al abrir la puerta y verme me dio un cálido abrazo.

-¡Vane amiga! Cuanto tiempo, a ver si te dejas ver un poco más eh.- dijo separándose de mí.

-Calla, calla, que llevo un estrés de mes que madre mía...-dije echándome las manos a cabeza.

-Bueno no te quedes ahí, que en nada vienen Malú y Pablo, pasa para dentro y me cuentas que te ha pasado en este mes de mientras vienen ese par.

Entramos en el interior de su casa y nos sentamos en el sofá del salón. Le conté las diversas batallitas que me habían pasado en los conciertos y alguna anécdota que me había pasado por Málaga con mi hermano, pasó media hora hasta que sonó el timbre de la casa. Pastora se levantó a abrir la puerta y por lo que escuché era Malú. Me levanté y me acerqué a la puerta, a ella en particular la había echado mucho de menos, en los últimos meses nos habíamos hecho muy amigas y casi siempre nos veíamos pero este mes con tanto ajetreo yendo de un lado a otro no había podido verla. Cuando la vi en la puerta sonreí y me acerqué más a ellas dos.

-¡Gorda!-dijo abrazándome.

Nos quedamos unos minutos abrazadas, en silencio, se estaba tan bien entre sus brazos... Hasta que alguien rompió el silencio.

-¿Para mí no hay abrazos?

Nos giramos ambas y vimos a Pablo en la puerta con los brazos abiertos. Las tres no echamos a reír.

-¡Abrazo colectivo!-dijo Pastora.

Los cuatro nos abrazamos, por fin volvían esas noches de cenita, vino, guitarra y conversas sobre lo último que nos había sucedido. La noche transcurría entre risas, alguna que otra mirada de Malú que no lograba comprender, las bromas de Pastora y las anécdotas de Pablo al que le pasaba de todo mientras componía. Cuando terminamos de cenar fui a por la guitarra para enseñarles los últimos temas que había compuesto, me gustaba que escucharan las canciones recién hechas y me dieran su punto de vista. Me dieron su visto bueno, a los cuatro les habían encantado aquel par de maquetas. Pablo también nos quería enseñar los últimos temas que había compuesto, eran realmente preciosos, este chico tenía un increíble don para lograr emocionarte, te embriagaba con su voz y cuatro acordes de su guitarra, desprendía magia cada vez que cantaba. Al finalizar la noche nos despedimos de Pastora y cada uno fuimos para nuestros respectivos coches. Me subía al mío cuando me di cuenta que Malú aun estaba intentando arrancar y Pablo ya se había ido.

-Gorda ¿qué tienes pensado arrancar algún día?-dije a grito pelado.

-Calla idiota, que no me arranca el coche.-dijo riendo algo frustrada.

Me bajé de mi coche y me acerqué al suyo que no estaba muy lejos del mío.

-A ver, baja y déjame probar a mí.-dije abriendo la puerta del conductor.

-Pasa anda, pero como te vaya yo ya me retiro.

Me senté en el asiento , intenté arrancar una y otra vez, pero nada.

-Tia, ¿y si llamamos a la grúa?- dije con el teléfono en la mano.

-Pero luego habré de llamar a un taxi y mira que horas son.-dijo cabreada.

-¿Qué taxi ni que niño muerto? Te acompaño y te llevo a tu casa.

-No quiero molestarte, Vane. Es tarde y esto llevará su rato porque de aquí a que venga la grúa...

TrampasOù les histoires vivent. Découvrez maintenant