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El frío del metal se cuela hasta mis huesos, tal como lo hace el invierno en el distrito 12. Intentó no recordar como era mi vida antes de entrar a los juegos ya que eso no me pertenece más. Aquellos recuerdos, desaparecerán de mi mente en cualquier minuto.

Tomo un segundo respiro intentando llegar hasta el arma que aún tengo en la cintura. Pero al hacer un leve movimiento la persona a mis espaldas, la cual me está apuntando, toma el arma con rapidez, haciéndome imposible poder defenderme. Trato mirar de nuevo hacia Gale y el resto de mis compañeros tributos pero son rehenes tal y como yo lo soy ahora. Dos hombres tienen apuntados a Gale, Tresh y Cato con armas largas color negras que parecen estar cargados y listas para disparar sin cruzar palabra, mi corazón va a millón al ver a Gale en esta situación, quisiera poder protegerlo como lo haría Katniss, si estuviese aquí.

El resto de los tributos son pegados de la pared con la mano sobre sus cabezas, escucho sollozos, gritos e inclusive puedo escuchar las palabras "no me mates" saliendo de la boca de un tributo, que desde mi punto de vista ha perdido la cordura y ahora tiene mucho miedo con ganas de llorar.

Doy un paso adelante.
—Si fuese tu, no me movería... —Dice la voz a mi espalda.
Es una voz femenina. Es dulce, pasiva e inclusive me recuerda la voz de las muchachas del distrito doce.
—¿Vas a matarme en los juegos? Tu no eres un tributo... No eres un muto... ¿Que se supone que seas tú? —le pregunto.
—¿Un muto?.... —le escucho rechinar los dientes con fuerza, con tanta que llama la atención de todos nuestro alrededor... —¿Son aquellos monstruos que están regados por la ciudad matando a todos?
—¿Matando a todos? —pregunto, dándome la vuelta.
Viéndola a la los ojos.
Es una muchacha baja, de piel tan amarilla que parece que pronto sera del color del Sol. Su cabello es corto, tan corto que no le llega ni a los hombros y tiene unos extraños ojos de mezcla azul y verde. Hago una cara de expectativa frente a esta nueva cara que ahora amenaza con acabar con mi vida y con la de Gale.
Ella no deja de apuntarme con el arma, la cual con tranquilidad se clava a mi frente.
—Son ustedes lo que entraron a este Ciudad, nuestro lugar y ahora mucho de nuestros amigos han muerto... Se los han.... Comido, algunos animales... No identificados. —me relata, haciendo que su voz se parta en cientos de pedazos. —¡¿Por que?!

Todos los no tributos bajan el arma al unísono.
Volteo hacia Gale y el resto de mis compañeros hasta ver que todos los chicos nuevos tienen el mismo aspecto cansado que tenemos todos los tributos después de estos días llenos del peor infierno. Todos ellos son ocho personas, dos chicas y seis hombres de distintas edades. Pero todos tenemos una cosa en común, todos somos adolescentes. Solo con verlos puedo ver que todos ellos no son adultos y que han estado sobreviviendo en este lugar como se les ha hecho posible. Pero son tan jóvenes como los tributos. ¿Por que?

—¿Como es tu nombre? —le pregunto a la chica, que aunque todos han bajado las armas. Continua apuntándome a la cabeza.

La chica hace una mala cara, levanta una ceja lentamente y pestañea un par de veces. Mira disimuladamente hacia un chico que esta al lado de Gale, el chico parece asentir ya que ella me dice su nombre:

—Me llamo Erika, mi nombre es Erika.

—Bien Erika, esta es tu respuesta. No somos tus enemigos. ¿Esta bien?... Pero si somos la razón por la cual, esas criaturas, que nosotros llamamos Mutos estén aquí. Te pido disculpas, pero no estamos aquí por que queremos.

—¿Entonces por que están aquí? —pregunta, en voz baja.

—Créeme que no me gustaría estar aquí... —respondo, arqueando los hombros. Giro con cuidado mi cabeza buscando los ojos de Gale.

—¿No tienes una razón por la cual estas aquí? —me cuestiona.

—La razón por la cual estoy aquí, es por él... Aquel muchacho, es la razón. —le digo hincando la cabeza a la dirección de Gale, que se sonroja.

Los 74ºJuegos del Hambre (Peeta & Gale)Where stories live. Discover now