Veintiseis

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Grité y lloré de dolor mientras tenía Bella muerta entre mis brazos. Nunca deberíamos de haber entrado ahí, nunca deberíamos de habernos puesto en peligro, y menos a las personas infiltradas que estaban dentro. Todo había sido un error, no tenía que haber pasado nada de esto. Estaba todo planeado. Ni siquiera Susan o el jefe de la otra familia estaban allí.

Me mecí de delante hacia atrás con mi amiga entre mis brazos. Había muerto y no había podido hacer nada por evitarlo. La miré, llevaba sus orejas de gatita y no pude evitar sollozar. - Bella - la apreté contra mí. - Despierta, no me dejes.

Escuché un ruido y con una mano, cogí la pistola que estaba a mi lado y la levanté para apuntar al hombre que apareció. Disparé sin importarme si era una amenaza para mí. - Vámonos a casa, Bella. - Me guardé el arma detrás de los jeans - Vamos a casa - limpié las lágrimas con el dorso de mi mano y tiré de mi amiga por debajo de sus axilas.

La arrastré unos metros y me quedé parada, no pudiendo con ella. A mi alrededor todo era sangre, muerte y dolor. Me agaché y volví a tirar de ella, no podía dejarla aquí, tenía que llevarla conmigo. Salí de la gran mansión donde estábamos y la sostuve más fuerte, bajando las escaleras de espalda. La levanté para que solo sus piernas dieran en la escalera. Jadeé cuando llegué abajo y escuché mi nombre. Me giré para ver a Bryan. Este me miraba preocupado. - Estas bien - susurró. Después miró a la chica a la que arrastraba. - Está muerta - se acercó a ella. - Grace, está muerta.

- No puedo dejarla aquí, Bryan - casi grité. - Tengo que llevarla a casa - sentí mis mejillas mojadas - Tengo que llevarla a casa - repetí tirando de ella.

- Grace - Bryan puso sus manos en mis mejillas - Está muerta, que la lleves a casa no va a solucionar nada.

Bryan me quitó las manos del cuerpo de Bella y la dejó con cuidado en el suelo. Miré el rostro pacífico de mi amiga y sentí un agarre en mi brazo.

- Tenemos que irnos, la policía no tardará en llegar.

Cerré los ojos y me agaché ante Bella. Besé su frente y apreté su mano.

- Todo se solucionará, lo prometo. No habrás muerto en vano - le susurré. Le quité las orejas de la cabeza y las sujeté contra mi pecho.

Me levanté y corrí al lado de Bryan sintiendo dolor en mi pecho. Miré hacia atrás una última vez antes de desaparecer de allí.

Estaba sentada en el sofá mientras Bryan caminaba de un lado a otro por el salón del piso en el que ahora vivíamos. Había tenido que dejar mi casa porque sabían dónde vivía y no era seguro estar allí. Había cogido mis pocas pertenencias y me había mudado con Bryan. Estaba completamente destrozada y rota.

Bryan se veía desesperado y dolido. Bella era la alegría de nuestro grupo, siempre estaba sonriendo y yo jamás había entendido el por qué. Ella decía que el mundo era muy bonito para estar siempre serios. A pesar de a lo que se dedicaba, y a la sangre fría que podía tener a la hora de matar, era la chica más dulce que había conocido.

Alguien golpeó la puerta y miré hacia ella. Bryan no tardó en abrir y Jerry entró. Nos miró y miró a toda la sala, buscando a su novia. - ¿Dónde está Bella? - Cerré los ojos cuando preguntó y los abrí para después dejar mi vista caer hacia mis piernas. - Bryan, donde está Bella.

- Lo siento, Jerry.

Hubo un silencio que pareció eterno hasta que Jerry habló - No puede ser. - miré a Jerry, que tiró todo lo que había encima de la mesa. - ¡No puede ser! - dijo con rabia. - ¡Tú deberías haber muerto, no ella! - me señaló con rabia mientras que en sus ojos se acumulaban lágrimas. - ¡Lo hizo para protegerte!

4. Saga Cree en mi - Bang BangDonde viven las historias. Descúbrelo ahora