Parte/34

114 18 33
                                    




Cuando vi a José Juan parado frente a mi y  sentir  su callosa pero a la vez cálida mano estrechando la mía,  sentí un ligero temblor en la voz cuando le contesté "Mucho gusto" me logré controlar, Renata y el tomaron asiento en un sillón para dos personas, mi prima esta radiante,  José Juan disimuladamente me veía con una media sonrisa, a la vez que decía con voz apesadumbrada.

—Es una pena que su esposo no haya podido asistir, ardo en deseos de conocerlo, solo he escuchado cosas buenas de él.

Esas palabras fueron mágicas, mi padre sonriendo le contesto.

—Y mi sobrina no se quedo corta, lo que sea de cada quien, mejor esposo no le pudo haber tocado a mi hija.

—Estoy de acuerdo con Nacho, mi sobrino político es un hombre intachable...—Ya no deje continuar a mi tío lo interrumpí diciendo.

  —No agobiemos a los señores hablando de las cualidades de mi esposo ya tendrán oportunidad de conocerlo personalmente y se formaran su propia opinión.

—Tienes razón mija, nos dejamos llevar.

Cuando empezó la pedida de mano, pedí permiso y salí de la sala, un temblor incontrolable invadía mi cuerpo, tenia la boca seca y sentía una opresión en el pecho a la altura del corazón, me recriminé una y otra vez  por lo que estaba sintiendo, coraje y despecho, no tenía porque estar sintiendo eso, al fin y al cabo  nunca fuimos nada, pero el recuerdo del sabor de sus labios regresaba a mi mente, y me hacía la siguiente pregunta—. ¿Por qué a ella?— habiendo tantas mujeres, precisamente la fue a escoger a ella.

Después de pedir la mano de Renata se acordó que se casarían en seis meses,  Renata fue a buscarme. 

—Ay aquí estás, ya vamos a cenar ven vamos a la mesa.

—¿Si te acuerdas de José Juan verdad? —Mentí descaradamente.

—Fíjate que no me acuerdo de él.

—Acuérdate que cuando teníamos quince años en dónde quiera nos salía, era el jinete, acuérdate, fue el que el padre Macario le fue con el chisme a mi tío, de que nos estaba molestando mi tío lo regaño y se desapareció, en un principio pensé que andaba detrás de ti, pero ya me aclaro, que era yo quien le gustaba.

—No pues que bueno— ¿Y lo quieres?

—Siempre me gusto, y  cuando nos hicimos novios, nos enamoramos, yo lo quiero con toda el alma

—Está bien casarse con el hombre que uno quiere y que también él te corresponda.

La cena transcurrió, agradablemente, pedí permiso para retirarme unos momentos, necesitaba aire, sentía que me asfixiaba, me paré en el corredor,  me  recargué  en una columna estaba absorta  mirando el cielo estrellado, el pasillo lucia algo oscuro por tantas plantas yo quedaba semi oculta, entre la columna y las enredaderas, de pronto sentí unos brazos que rodearon mi cintura y me dieron la vuelta y quede frente a frente con José Juan.

—¡¡¿Pero que hace...?!!

—No me dejo terminar la frase, aprisiono mis labios con los suyos y me dio un beso suave, poco a poco busco mi lengua yo le correspondí, fue un beso lleno de pasión, por un momento desapareció todo, sólo existíamos él y yo, él me susurro al oído.

—Mi prieta linda, cuanto extrañe esta boquita.

Fue en ese momento que me des-idiotice—. ¿Pero qué te has creído?— y le di tremenda bofetada?

—Pégame todo lo que quieres, pero no lo niegues a ti también te gusto.

—Estás loco, toda mi familia está adentro y Renata, como le puedes hacer esto y eso que todavía no se casan.

—Mañana te espero a las doce del día en esta dirección allí te explico todo— y, así como apareció desapareció, cuando entre a la sala ya se estaban despidiendo, también mis padres se despidieron yo me fui con ellos, no cedí a los ruegos de Regina que me suplicaba que me quedara a dormir con ella, no estaba de animo para escucharla hablar toda la noche de su flamante novio.

Toda la noche no pude dormir, en algunos momentos me convencía de ir a ver a José Juan y otras me recriminaba por tan siquiera considerarlo; al siguiente día en cuanto terminamos de desayunar me despedí de mis padres, aludiendo que tenía que reunirme con mi hijo me  subí al coche y me dirigi a la dirección que me dio José Juan, vi mi reloj de pulsera  pronto iban a ser las doce del día la hora de la cita. Me dirigí hacia el lugar justificando mi acción, diciéndome a mí misma que iba aclarar las cosas entre José Juan y yo, pero la verdad era que moría por volver a sentir sus brazos y sobre todo sus besos y quizá algo más.

La dirección era en las afueras del pueblito, a los lejos vi una casita rodeada de árboles y sembradíos de maíz, conduje por una brecha, todo estaba desierto no se veía ningún alma, volví a mirar el papel, y si iba en la dirección correcta. De pronto vi una silueta de hombre a lo lejos que me hacía señas, me dirigí hacia allá, cuando llegué vi que que se trataba de José Juan, se veía tan apuesto con su camisa a cuadros y unos pantalones de mezclilla pegados al cuerpo que dejaban ver su masculinidad, mi pulso se aceleró, tuve el impulso de regresarme por dónde había llegado, pero ya era demasiado tarde,  José Juan llego y me abrió la puerta del coche me ayudó a bajar. Me deje conducir hasta dentro la  casita, él me dijo

—Este es mi santuario.

—En la  entrada había unos cuantos escalones que daban a un corredor con plantas colgantes y dos sillones a cada lado de la puerta de la entrada a la casa, tome asiento  en uno de ellos antes de que  José  Juan me invitará  a hacerlo si no lo hacía me iba a caer sentía las piernas como si fueran de gelatina de tanto que me temblaban, el hizo lo mismo en el otro sillón que estaba a mi lado , lo mire fijamente y los ojos y lo interrogué.

—¿Me puedes hacer el favor de explicarme que significa esto? ¿Qué pretendes casándote con mi prima? 

—Eso lo hago por ti, esa es la única manera de verte, no me has dejado otra opción,

—Pero verdaderamente te has vuelto loco, yo no voy a permitir, que dañes a mi prima—. Además porque me quieres ver, tu y yo no somos nada. 

—Yo quiero verte, porque tu fuiste, eres y serás el amor de mi vida. Y nadie a va a dañar a tu prima, ella no  tiene porque enterarse, si tu accedes hacer el amor conmigo sólo una vez, te juro que ya no te vuelvo a molestar y voy hacer a tu prima la mujer más feliz del mundo.

—¿Y que vas hacer si no accedo a acostarme contigo?

—Nada, lo que ha pasado hasta ahora aprovechar cada oportunidad que tenga para besar tus carnosos labios, solo eso.

Yo estaba que ardía de pasión, ya que Juan Manuel y yo nunca habíamos  hecho el amor, en la luna de miel, fue una violación la que recibí, las pocas veces que me tocaba era para su  satisfacción, y la última vez fui violada brutalmente por él, yo prácticamente era virgen porque lo que Juan Manuel hacía  conmigo, no era hacer el amo. José Juan tomo mi mano ese simple gesto basto para sentir mi ropa interior súper mojada, es por eso que sin razonar lo que iba a hacer y las consecuencias le dije en un susurro de voz. 

—Me juras que solo va a ser una vez.

-Te lo juro mi reina.

Diciendo eso me tomo en sus brazos y pasamos a la casa.

Ustedes creen, que será sólo una vez.

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Nunca me amaste #SGAWARDS2017#CAJAWards2018Where stories live. Discover now