Capítulo 92. Es una maldición.

1.7K 81 8
                                    

Ya son altas horas de la noche. Sé dónde encontrarlo, sé perfectamente a qué hora por igual.
Manejé hasta el destino, vaya que es lejos. Estacioné el carro en frente del lugar. Bajé para recargarme en la puerta esperando a que esta persona llegara mientras la noche me acompaña.
Escuché un carro acercarse, es él. Se estacionó detrás de mi, al bajarse del carro una sonrisa contagiosa se formó en sus labios al mismo tiempo que está sorprendido de verme aquí.

—¿Cómo sabes dónde vivo? -Preguntó con confusión-

—No es difícil obtener información sobre el enemigo, Víctor. -Respondí sincera-

Él permaneció unos segundos callado observándome.

—Pasemos entonces.

Caminó rápidamente a su reja, para así abrir y dejar que pase primero. Después fuimos caminando hasta su puerta para entrar a su casa. Demasiado moderna y rústica al mismo tiempo, grande y bonita.

—¿Te gustaría algo de vino? ¿O algo de tomar? -Pregunta al encender las luces-

—No en realidad, vengo a hablar claro contigo.

Alzó una ceja confundido.

—Claro. Vamos a la cocina.

Me fue guiando yendo delante mío, hasta llegar a su bonita cocina.

—Quiero saber a quiénes mandó Zane Morgan para encontrar los maletines en Madrid.

Vaya que lo he agarrado en curva, tanto que calló unos segundos.

—¿Qué te hace creer que estamos tras esos maletines?

Reí a su pregunta tan ingenua.

—No midas mi inteligencia Víctor, todos sabemos que traían esos maletines.

—Yo no a decir verdad. -Dejó salir una risa inocente- Mi equipo no está tras de esos maletines, ________.

—No trates de verme la cara de estúpida.

—No lo hago. -Se alza en hombros- Solo te estoy diciendo que no sabemos de esos maletines, o de su paradero. -Hace una pequeña sonrisa en sus labios-

Mi paciencia se ha agotado. Tomé a Víctor por el cuello empujándolo hasta chocar con la barra de la cocina fuertemente, le di la media vuelta y saqué mi pistola para apuntarle al cuello.

—Te lo estoy preguntando de una buena manera Víctor.

—¡Tranquila! ¡Tranquila! -Dice completamente inmóvil a como lo tengo agarrado- ¡Calmémonos ________! -Dice alterado-

Obviamente él es el doble de fuerte que yo y mucho más alto. Así que tomó mi pistola fuertemente volteándose y ahora tomándome de la cintura hasta que chocara con el refrigerador, ha tirado mi arma al piso. Tomó de mis ambos brazos y los agarró fuertemente a mis costados, a la altura de tu rostro, mientras que él me ve fijamente.

—Tienes que calmarte. -Pide en un tono de voz más tranquilo- Yo no sé dónde están esos jodidos maletines, carajo.

Ambos con la respiración agitada nos quedamos viendo el uno al otro, Víctor tiene razón, tengo que calmarme.

—¿Ya mejor?

Lo observo otros segundos más, asintiendo después.

—Si te suelto, ¿Me prometes que no me vas a golpear?

Logró hacerme sonreír y sacar una pequeña risa.

La Criminal.Kde žijí příběhy. Začni objevovat