Estoy donde quiero estar...

2.3K 207 52
                                    


Say

Miro a Lena de reojo cuando por fin consigo salir de todo el meollo que hay formado en el aparcamiento del instituto. Veo cómo no deja de observar por la ventana y como de vez en cuando acerca alguna de sus manos a su rostro para secarlo; no hace falta verla para saber que sigue llorando. Me muerdo el labio y niego con la cabeza; sé que no debería estar aquí por varias razones. La primera es que después de haberse ido sin decir absolutamente nada cuando le estaba admitiendo a una persona por primera vez que la echaba de menos, no merece siquiera que le hable o al menos siento que no lo merecería. La segunda razón es sencilla; hace unos minutos me he prometido que dejaría estar todo esto y lucharía para que todo volviese a ser lo que era. Y el tercer motivo... es que soy un mierdas cuando trato de cumplir aquello que digo así que no me extraño tanto al encontrarme justo aquí. Puede que hasta ahora haya tenido una actitud de mierda con mucha gente y de hecho sé que seguiré teniendo esa actitud de mierda con todo el mundo... bueno, con todos menos con Lena. 

Al salir de clase me había prometido que ya se había acabado todo, que me importaba una mierda si no quería escucharme o si quería hablar conmigo de todo esto porque sabía qué era lo que intentaba decirme, sabía que si se detenía a hablar conmigo sería para que cada uno siguiese a lo suyo e irremediablemente hay una parte de mi que le acojona que eso pase. Y no me gusta tener miedo aunque recuerdo que mi madre siempre me decía que era algo normal. Recuerdo que cuando era pequeño siempre le decía que al cerrar la puerta de mi habitación no la cerrase del todo, que dejase una pequeña rayita por la que entrase la luz para así no asustarme o siempre le pedía que mirase debajo de la cama porque había visto una película de miedo con papá. Ella siempre cuidaba mis miedos sabiendo que llegaría un día en el que crecería y que tendría que enfrentarme yo solo a ellos. Ella sabía que eso pasaría y aunque yo no era consciente y ahora lo soy, me hubiese gustado que ella siguiera aquí para calmarlos. Ella siempre sabía qué decir y estoy seguro de que ella ahora mismo sabría qué hacer o qué decirle a Lena pero yo no sirvo para esto. 

-Estás horriblemente fea llorando -susurro mirándola de lado y escucho un sollozo entrecortado con una pequeña risa. 

-Vaya -dice mirándome por primera vez y me fijo en sus ojos rojos- Yo que quería sorprenderte, es una pena -dice provocando que sonría levemente. Le guiño un ojo aprovechando que me mira y vuelvo la vista a la carretera. Acerco una de mis manos a su pierna sabiendo que no necesita que le diga nada, que al hacerlo entenderá que estoy aquí. Noto su mano encima de la mía y la entrelaza con la suya. Trago con dificultad nervioso pero me obligo a no mirarla- Siento que... -empieza pero la interrumpo.

-No te preocupes Lena -le digo sin más y la miro unos segundos mientras asiento.

-Lo hablaremos -me promete en un susurro y asiento de nuevo pero ésta vez sin mirarla. Escucho como hace un ruido con la nariz por falta de pañuelos y me río sin poder evitarlo. Hago un intento de levantar mi mano de su pierna para así poder usar el cambio de marchas y aunque no me suelta, me permite moverla así que ambos acercamos la mano justo ahí. Me mira y le sonrío durante unos segundos para volver a mirar la carretera- Tengo miedo de que no esté bien -habla sin más y sé que se refiere a su madre- No puedo perderla a ella también, no puedes ni imaginarte como me siento -confiesa su mayor miedo y la miro de nuevo. Abre los ojos sorprendida al darse cuenta de que la ha cagado, que realmente la que no puede imaginarse como me siento es ella- Saymond -me llama y le sonrío levemente, niego con la cabeza sin dejar de mirar la carretera aunque me apetece mirarla al sentir que aún sigue con su mano junto a la mía - No quería decir eso -admite en un susurro.

-Lo sé -digo sin más, como si realmente no me hubiese afectado lo que ha dicho- ¿Sabes qué? -la miro unos segundos y veo cómo niega con la cabeza. Me acerco su mano a mis labios y le doy un pequeño beso en ella haciéndola sonreír- Cuando era pequeño mi madre siempre me protegía de todo -le explico sin saber por qué- Era de las típicas que se preocupaba de más y que lo pasaba mal si volvía del parque con algún rasguño en la rodilla -le sonrío sin ni siquiera mirarla, me estoy dando cuenta de que Lena es una de esas personas que siempre me recuerda a alguien que hace mucho no recordaba- Había veces que incluso no quería que fuese a jugar porque tenía miedo de que me pasara algo aunque lo disimulaba muy bien pero yo me daba cuenta -confieso sincero- Yo me daba cuenta de muchas cosas de la misma forma que ella también -me aprieta inconscientemente la mano- Ella se daba cuenta de que tenía miedo a la oscuridad y que no tenía cojones de dormir solo -me río levemente- Siempre le obligaba con alguna excusa a que no cerrase la puerta de la habitación y una noche descubrí que ella se quedaba despierta en el sofá hasta que yo me dormía para poder apagar la luz -la miro durante unos segundos- Siempre encontraba la forma de cuidarme y de que no tuviese miedo -sonrío al recordarlo- De hecho consiguió que dejase de tener miedo porque no iba a pasarme nada -admito- Las madres tienen el poder de saber qué decir y sobre todo de cuidarte a pesar de todo, aunque vayas por mal camino y aunque a veces no le des el valor que realmente tienen -digo sin más deseando con todas mis fuerzas que estuviese aquí para echarme millones de charlas que sé que me habría echado por gilipollas, ojalá; pienso- Tienen el poder de hacer que no tengas miedo -la miro de nuevo- Y estoy seguro de que en estos momentos, pase lo que pase, la tuya no quiere que lo tengas -sonríe al escucharme- Así que no pienses en cosas que no son y en cosas que no sabes -asiente levemente- Y si algo pasara que sé que no -digo sincero- Creo que la persona que más te entendería sería yo -veo de reojo como agacha la cabeza- Así que no digas que no puedo entender cómo te sientes porque en todo caso creo que es al revés. 

No quiero quererte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora