Capítulo VII

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después de casi medio día de viaje en el carruaje, habían llegado a la finca. lo primero que hizo Andrew fue despertar a Lisbeth. haciendolo de mal humor y que ella reacciono a los fuertes jalones de su marido igual o mas enojada que el. pero no era momento de discutir, solo quería bajarse y ir a descansar en una alcoba digna. cuando bajo del carruaje lisbeth puedo visualizar una casa en medio de la nada, y algo descuidada pero muy grande, y al ingresar la estaban esperando un par de criadas, que hicieron una reverencia cuando ingresaron los patronos, ella trato de saludarlas, pero su marido solo se limito a indicarles que llevaran a lisbeth a su habitacion, y que acomodaran sus cosas. y sin mas se dirigió a su despacho, dejandola sola con las criadas, sin presentarla, y falta de eso dijo.  -yo soy Lisbeth Defoth, la esposa del señor, podrían enseñarme mi habitación y llevarme una merienda, por favor.-
Y ustedes como se llaman?.- pregunto lisbeth mientras  subían a su alcoba.

Una señora ya mayor se limito a responder. -mairem.-  y la otra que parecía muy joven y jovial. -yo soy Rossy  y  es un gusto al fin conocerla. -
Lisbeth no le dio importancia al comentario de Rossy y ya al encontrarse en su habitación, solo deseaba comer y descansar después de tan largo viaje.

Andrew paso toda la tarde, viendo documentos contables y aun que se moría de hambre, prefirió llenar su estomago con tragos de whisky, al llegar la noche ya se sentía devastado por el cansancio y por el alcohol que circulaba por su sangre, ya era hora de descansar, pero el primer pensamiento que vino a su mente, fue el de Su Esposa. y salio de su despacho, como pudo subió las escaleras y se dirigió a su habitación, al abrir la puerta pudo observar a su mujer durmiendo plácidamente cubierta por una manta que solo dejaba al descubierto sus hombros.  al cerrar la puerta, lisbeth sintio el portazo y se levanto agitada y mas al darse cuenta que su esposo  se encontraba en la misma habitacion y solo se limitaba a observarla, ella tratando de sonar normal dijo.

-que hace aqui.- y se acomodo en la cama, para mostrar seguridad

-quiero dormir, y es mi habitación también.- acercándose mas a la cama

-pense, que tendriamos habitaciones separadas, por nuestra situacion-.

-cual situacion?.- diciendolo en un tono de burla

-que no somos un matrimonio de verdad.- diciendolo lo mas fria posible

-solo por que no lo hemos consumado, no significa que ahora no podemos hacerlo.- diciendo eso andrew se acerco a ella desde el otro lado de la cama, y trato de besarla. lisbeth solo pudo sentir su aliento que apestaba a licor, y trato de alejarse, pero andrew era mas rapido y fuerte y la agarro por los hombros y ahora que la tenia bien sujeta, trato de darle besos empezando por la boca y siguiendo por el cuello de su mujer, solo pensaba en poseerla, en demostrarle que el siempre iba a ganar, que no era juguete de nadie y menos de ella, que el control lo tenia el, como hombre.

y tras ver la negativa de su esposa. la tomo mas fuerte y casi en un grito le dijo. -que solo se esta limitando a sus derechos como su marido.-

-déjame por favor.- le respondió lisbeth entre sollozos, no le gustaba la situación y no estaba preparada, mucho menos en el estado que se encontraba andrew y lo violento que podía llegar a ser.

a lisbeth practicamente le era imposible safarse del agarre de andrew, y el estaba tan fuera de control que era imposible, tratar de hablar con el, mientras degustaba del cuerpo de su mujer llenandola de besos y caricias, que para lisbeth eran una tortura, y al acabarse su fuerzas de luchar contra el, se resigno a quedarse quieta y sacar su dolor y vergüenza a través del llanto.

al desbordar su deseos de besar a su mujer, dejo de besarla, y al levantar su cabeza y verle el rostro de su esposa y darse cuenta de lo que estaba haciendo y el daño que le estaba ocasionando, cayo en la cuenta que esto, solo iba provocar mas odio entre ellos, la vio a los ojos, y haciendo un esfuerzo sobrehumano guardo sus deseos, se paro de la cama y procedió a retirarse, sin decir nada mas.  dejandola sola, con su dolor y llena de vergüenza pero aun pura como señorita.

El Amor Nace Entre EspinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora