MKR-Sailor Moon Universe

Capítulo 3: El despertar del Ángel de Júpiter

Época actual

Todo el planeta se encontraba sumido en una crisis ética, llena de absolutismo y desordenes psicológicos en la mayoría de las personas. Japón no era la excepción, pues desde la desaparición de Usagi y de sus amigas, todo se había vuelto caos y desolación.

Hotaru nada había podido hacer, ella se limitó a observar desde la residencia Tomoe y, ciertamente, se le notaba triste por la muerte de su padre, la desaparición de sus amigas, y la devastación que en esos cinco años había caído sobre la Tierra. Ella recibió, de Svetlana, la misión de proteger a Japón de las manos de Astarté y sus guerreros, los cuales estaban causando todo ese horror mientras su reina vigilaba todo desde el planeta Venus, sin notar que aún quedaba viva Hotaru Tomoe. Pero la misma Hotaru comenzó a cuestionarse nuevamente que motivo había para que su señora Svetlana y sus compañeros dejaran que todo aquello ocurriera. Y no sólo eso, pues con la desaparición de las demás Senshis y sin saber cómo encontrarlas, todo era peor.

En ese lapso de tiempo Hotaru decidió no presentarse a clases, pues estaba bastante confundida y dijo:

—No debo preocuparme, el Universo sabe como arma todo y confío en él. Sé que mis amigas lograrán regresar y venceremos al mal.

Después de decir esas palabras se recostó y se dispuso a dormir, no sin antes implorar al Universo que la ayudara.

.

.

.

.

Mientras tanto, en una zona de espacio tiempo distinta a todo lo conocido, en la cual no había nada más que oscuridad, una voz se escuchó a lo lejos gritando angustiada:

— ¡Auxilio! ¡Ayúdenme! ¿En dónde estoy? ¡Está muy oscuro! ¿Qué paso? ¿En dónde están mis amigas? ¿Qué les sucedió?

—Tranquilízate Makoto Kino, estás en la zona sagrada del palacio Moscova. Este es nuestro templo, dentro del cual las almas se purifican, algo así como lo es para ustedes el Harae, dentro de su fe sintoísta. Debes purificarte y así podrás despertar en tu forma original, dejar de lado todo lo inmundo y ser libre de espíritu para poder cumplir con tu misión. Para que esto se pueda dar, debes aceptar, por propia voz, espíritu y con tu libre albedrio la ayuda del poder del Universo,  si lo aceptas, inmediatamente comenzaremos con tu purificación. Si dices que no, entonces se te regresará a donde eras destinada en el momento en el cual falleciste. Ese lugar será un sitio bello y lleno de paz. Ciertamente tú ganaste el acceso a ese sitio por el amor que tuviste por tus semejantes y por tu servicio al bien. Ahí te irás, pero tú decides. ¿Te quedas aquí y te purificas para convertirte en la legendaria Ángel de Júpiter y luchar en contra del mal que les arrebató la vida de forma cruel y despiadada, y tratas; sólo tratas, de vencerlos por el bien de la Tierra y de la galaxia? o ¿Te quedas en ese paraíso que te has ganado, viviendo eternamente con tus seres amados que ahí te esperan?, tú decides.

En ese momento Makoto observó que su cuerpo estaba desnudo, flotando en la nada, y miró como una luz se le abría poco a poco, observando a lo lejos como sus padres la llamaban; pues ese lugar era inmenso, hermoso y sobre todo lleno de paz y armonía. Ella sonrió y de sus ojos brotaron lágrimas de felicidad al ver a sus padres, quienes gustosos, la miraban; pero que a la vez le indicaban que no fuese.

Sólo a ellos observó y se sintió muy feliz. En ese momento la visión cambio y se le mostro un lugar lleno de sombras e impureza, al cual ella conocía pero se le hacía increíble mirar que fuese así de horrible. Era Tokio, que parecía un infierno en la misma Tierra. La gente estaba desquiciada, todos en su mundo de placer, materialismo, guerras y depravación. Un mundo gobernado por el mal. Todo era realmente malo, sucio, los templos de todo tipo estaban siendo abandonados por la gente, mientras el gobierno de Japón se encontraba influenciado por fuerzas que eran muy poderosas y vivían basados a lo material dejando lo bueno de lado y eso ocasionaba una muerte interior, tremenda.