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—¡Y-ya estoy llegando, solo dame un minuto!— balbuceo, (T/N), tratando de contestarle a su amiga, mientras que sostenía variadas carpetas con su mano derecha. El festival de cultura estaba a cargo de la Universidad de Bellas Artes, en donde, por una semana, se hacían variadas exposiciones de todas las carreras. Ese día, miercoles, les tocaba a la clase de escultura dar una presentación en el salón de la universidad, algo de lo cual, claramente, ella se había olvidado. No podían culparla, tenia dos trabajos, miles de deberes sin entregar y nuevos amigos que, al parecer, intentaban captar su atencion. Últimamente, veía a Alfred entrar al restaurante a almorzar, a veces solo, otras acompañado de Arthur. No siempre lograba atenderlos a ellos, pero, cuando lo hacia, siempre recibía una dosis de escandalosas risas, con un par de gruñidos que, simplemente, le alegraban, un poco mas el día. Cuando no podía ver al ingles, se reunían en la biblioteca y el siempre le ayudaba con sus tareas, (T/N), todavía, se sorprende de tanto que sabe. Ivan habia tomado por costumbre recogerla de su ultimo trabajo y llevarla a su casa. Luego de eso, ellos siempre tomaban un café en el apartamento, mientras ella recogía lo necesario para sus clases. Gracias a el, estaba aprendiendo ruso, aunque Ivan no podía evitar reírse al ver que alguna que otra palabra no le salia. En cuanto a Yao, aun no le había podido tutear, pero eso no dejaba que el la recogiera luego de sus clases y la llevara a su casa. Varias veces cenaron juntos, otras tantas, el se disculpo por tener asuntos pendientes. A Francis le había visto unas pocas veces mas, pero, sin falta, todos los días, le llegaban extravagantes ramos de flores con menajes ocultos que, cuando se dio cuenta, comenzó a poder leer. Algún eran, realmente, tiernos... y otros no tanto. Los ramos habían llegado a tal cantidad que su apartamento se encontraba completamente perfumado. (T/N) se cuestionaba se debía decirle que se detuviera, pero tampoco sabia donde encontrarlo mas que en aquella sala que ella estaba acostumbrada a limpiar.

Entro, con rapidez en su Universidad, viendo cientos de caras nuevas a la que ya estaba acostumbrada. Las personas pasaban, admirando cada exposición y sacando fotos a absolutamente todo. Doblo por una esquina, ya casi llegando al salón donde debía de estar la exposición en unos minutos, pero, antes de poder seguir avanzando, choco con alguien, mejor dicho, su nariz choco con el pecho de alguien. Soltó un pequeño gemido de dolor, mientras que retrocedía unos pocos pasos, tratando de recuperar el equilibrio.

—L-lo siento mucho— se disculpo, tocándose, levemente la punta de su nariz— E-estaba andando sin ver—

—No te preocupes, bellezza— una soñadora voz le atrajo, haciendo levantar su mirada. Sus ojos se dirigieron, exactamente, hacia aquel peculiar rulito que le daba igual las leyes de la gravedad, alzándose a un costado de la cabeza ajena. Seguidamente, se posaron sobre el rostro del contrario.

—Hummm... ¿Nos hemos visto alguna vez?— pregunto, olvidándose, por un momento de que debía de estar en la presentación.

—Puede ser, yo no olvidaría un rostro tan bonito como el suyo, pero, si me dice su nombre...— el hombre apago su voz, la cual sonaba infantil pero apacible, dándole a entender que deseaba que ella siguiera.

—(T/N), mi nombre es (T/N)—

—¡Ah! Si, es un placer conocerla, signorina. Francis y Yao no se cansan de hablar de usted, y ni que hablar de los demás— comento, sonriente. Fue, recién allí, cuando la muchacha logro recordarlo, el había sido quien, en primera vista aquel día, le había agradado mas.

—¿D-de verdad? Jamas me lo dijeron— balbuceo, mas para si misma que para el—¿Como se llama?—

—Feliciano Vargas, a sus ordenes, belleza— se presente, incorporándose lo mas posible y, finalmente, abriendo sus ojos, dejandole ver el color miel de sus ojos. La muchacha sonrió, mientras asentía con su cabeza. Estaba a punto de decirle "Es un placer", pero se vio interrumpida por la voz de su director, sonando por todo el edificio, a través del altavoz en los corredores.

"La exposición de escultura, en vivo, comenzara en breve en el Salón Blanco. Muchas gracias"

—¡La exposición!— exclamo, mientras volvía, nuevamente a al realidad. Tan repentina había sido su reacción, que el italiano había sufrido un leve sobresalto— Mil disculpas, ya debo irme— comento, mientras daba unos pasos en la dirección del salón— Por favor no se pierda y cuidado con al escalera del tercer piso, el quinto escalón esta roto, no se vaya a caer. Un placer conocerlo, señor Vargas y... ¡Lo siento de nuevo!— diciendo esto, se giro, haciendo que la falda color vino que traía girara con suavidad y emprendió una gran corrida hasta aquel lugar. Feliciano aun no podía dejar de repetir la imagen de (T/N). Definitivamente era como había escuchado en las reuniones: una hermosa Venus. No, ¿que decía? Incluso aquella diosa se moriría de la envidia al saberse superada. No había nada mejor que la inocencia mezclada con la seducción. Dejo salir un suspiro y coloco sus manos en los bolsillos del pantalón. ¿Debería llamar a Francia, solo, para decirle que había logrado ver unas pocas pulgadas de piel, entre la falda y la media negra en su rodilla? Probablemente, y por como había hablado de ella en las reuniones, lo mataría, eso si es que America no lo hacia primero... O Rusia, o Yao si envenenaba su café.

—Ah... ¿Tu que piensas, Japon?— murmuro, a su amigo, pero, luego de unos minutos de silencio, volteo a ver detrás de el. El asiático había estado allí hacia un rato— Japon... Oh, da Dio— definitivamente había perdido a su amigo. 

¿Daddy? (Hetalia x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora