❁57

1.6K 135 115
                                    

El ambiente era tenso entre ellos dos, incluso las personas que pasaban, esporádicamente, a su lado, lo notaban. Cualquiera podría decir que era una joven pareja que estaban peleados, cualquiera podría decir que, con la carita de perro mojado que tenía el chico, ella lo perdonaría, pero no había nada más alejado de la realidad que eso.

Ethan había viajado a la ciudad llegando esa misma tarde. Desde que se presento en la casa de su hermana, el ambiente había estado así de pesado, sin hablar de cuando una bonita rubia le dedico una mirada asesina, antes de salir de la vivienda. Se había instalado en una de las habitaciones y había propuesto salir a pasear por el vecindario. A (T/N) le pareció una buena idea, así podrían relajarse. Había caído al noche y ellos seguían sin hablar más de treinta palabras desde hacia una hora. El chico no sabía cómo encarar el tema y la chica no hacía más que desviarlo. Ethan soltó un suspiro, como por decima cuarta vez, para luego observar su entorno. Se encontraban en una plazoleta casi desierta, a excepción por quienes pasaban corriendo. Era, con todas las letras, un vecindario adinerado. No solo por la seguridad que se encontraba a cada esquina, sino también por las exquisitas construcciones y los adolescentes con ropa de marca y con teléfonos móviles de última generación.

Uno pensaría que (T/N), al ser una chica de campo, resaltaría en aquel lugar, pero, incluso ella parecía como si toda su vida hubiera vivido allí. Espalda recta, piernas cruzadas, un vestido color azul de seda con complicados tramos en su espalda. Estaba seguro que, con su sueldo, no lograría pagar, ni siquiera, una mitad del precio de aquella prenda. Ella parecía tan distinta a como la recordaba...

Se mordió el labio inferior y saco esos pensamientos de su cabeza. No ganaba nada con seguir torturándose, solo deprimirse mas y mas. Se relamió los resecos labios y fijo su mirada en ella.

—(T/N)— le llamo.

—¿Si?— murmuro, observándolo. Ethan inspiro fuertemente, era ahora o nunca.

—Hay muchas cosas que debo explicarte y, con papa en casa, no podía. Por favor, no estoy pidiendo que me entiendas, solo que no me juzgues y que me prometas que oirás todo lo que tengo que decir, hasta la última palabra— dijo. Le sorprendió su voz firme, pero le agrado, asi su hermana se tomaría las cosas enserio. La chica soltó un suspiro, al mismo tiempo que desviaba su vista. ¿Qué de malo podía haber en esa petición? No lo sabía, pero algo mas allá de su ser le decía que todo iba a acabar mal. Ignoro por completo aquella voz, ¡era su hermanito! Ella haría cualquier cosa por él, así sea tener que escucharle hablar, y es que Ethan hablaba hasta por los codos.

—Muy bien, lo prometo— menciono, asintiendo con su cabeza. Le brido una pequeña sonrisa, haciendo que su familiar se sintiera más seguro. Con cuidado de no sobresaltarla, tomo las manos ajenas entre las suyas. Noto una leve incomodidad por parte de ella, mas no noto ninguna queja. Se aclaro la garganta en un carraspeo y dejo de andarse por las ramas. Nada bueno saldría de distraerse.

—Siempre te he amado, (T/N), y no, no es de la manera tradicional— se apresuro al ver que ella le estaba por interrumpir—. Te amo como un hombre puede amar a una mujer. Te amo con lo que todo eso conlleva, con el cariño hacia tus sonrisas, hacia tus lagrimas. Amo todo de ti. No me preguntes cuando ocurrió, porque ni yo mismo puedo recordarlo bien. Al principio, trate de buscar una explicación: tal vez era porque siempre estabas conmigo, porque siempre curabas mis raspones, o porque me ayudabas con mi tarea, o porque cocinabas con mucho esmero. No lo sabía, hasta el día de hoy no lo sé, solo sé que el dolor y los celos que siento cada vez que un hombre te dirige una mirada es de esos sentimientos que son frecuentes en parejas. Más de una vez quise contártelo, pero... ¿Qué se supone que ibas a decir? Probablemente me hubieras acariciado el cabello y luego dirías que no hiciera más bromas. Quise hacerlo pasar por la historia de algún amigo, pero el pueblo era tan pequeño que te darías cuenta. Y así te fui amando, (T/N), en silencio, entre las sombras. No sabes cuanto sufrí al ver que había escogido a Federick. Todos los días me preguntaba el porqué, pero algo siempre me recordaba que éramos hermanos y la estúpida sociedad dice que eso está mal. Quise alejarlo de ti, a veces poniéndote en ridículo, a veces contando cosas vergonzosas de ti, pero ese tipo siempre las encontraba graciosas y tiernas. Sufrí mucho más cuando te veía curando las heridas que cargabas en el baño. Te juro que esos instantes solo deseaba asesinarlo, pero luego te escuchabas y siempre te sentías tan feliz... No podía hacerlo, fui un cobarde. Trate de olvidarte por medio de novias que no duraban más de un mes, de hecho, con suerte, pasaban dos semanas conmigo, pero nada. Juro que dolía cuando me pegaban por llamarlas por tu nombre, imaginando que eras tú quien me besaba. Cuando te fuiste a la ciudad, pensé que mis problemas se acabarían, que por fin podría tener sentimientos por alguien más, pero nada. ¡Trate y no pude! Dolía, dolía y dolía. Y luego regresaste, el año se paso volando. Estabas hermosa cuando cruzaste la puerta de casa. Lo único que pensaba en ese momento era poder besarte, abrazarte y decirte que nunca más te fueras, pero estaba con mi novia y debía controlarme. Dolió ver que... Que eras amada por otros. Había bajado al guardia pensando que tu desconfianza con los hombres seguía allí, me había equivocado. ¡Me frustre y me enoje tanto! ¡Lo siento, (T/N), siento ser tan egoísta! Pero te quiero solo para mí— termino con un susurro, al mismo tiempo que se inclinaba y dejaba reposar su cabeza en los muslos ajenos. La historia había sido algo alterada, pero ella no tenía porque enterarse. Soltó un suspiro, sintiendo un gran peso en su corazón desvanecerse. Tenerlo encerrado por tanto tiempo le había hecho mal. Incluso llegaba a pensar que las veces que estuvo inexplicablemente enfermo fue por lo que callaba su interior.

La muchaha trago fuertemente, sintiendo su pulso acelerado. ¿Y ahora que? Su mente repasaba las miles de veces que el le abrazo, cuando besaba sus mejillas, cuando le hacia cosquillas que terminaban en guerra de almohadas. ¿Todo eso había sido una farsa? No, todo seguía allí, simplemente cambiaban los sentimientos. Y si la ultima vez, cuando jugaron en el campo, que chocaron y sus cuerpos terminaron muy cerca, el a hubiera besado... ¿Qué hubiera sucedido? Soltó un suspiro y apoyo sus manos en la cabeza del menor, acariciando sus cabellos. ¿Qué podía decirle? "El incesto esta prohibido", "Seguro es una etapa, ya pasara", "Solo es algo así como el Síndrome de Edipo porque tome el papel de mama", "Solo necesitas conocer a la persona indicada", "Estas confundido, cariño"

No, no y no. Esas eran excusas baratas para tal cascada de sentimientos que él había soltado. Se decidió por actuar neutral. Solo sería una chica, rechazando a un chico, nada más. Allí no había lazos de por medio, solo dos personas al azar.

—Lo siento, Ethan, pero no puedo corresponder a tus sentimientos— murmuro, tratando de ser lo más suave posible. Ante todo pronóstico, el nombrado se incorporo, con los ojos brillantes, tal vez de entusiasmo, tal vez porque estaba a punto de llorar, nadie, solo él, lo sabía. El hombre trago saliva y se acerco un poco más al cuerpo de su hermana. Por un momento (T/N) se sintió incomodada por ese extraño brillo obsesivo en los ojos de su familiar.

—Pero... Tal vez no puedas hacerlo ahora. ¡Déjame enamorarte, (T/N)! Sé que puedo— exclamo, rogando levemente. La chica estaba desconcertada, pensó que, tal vez, el se rendiría, o se echaría a llorar como otras tantas veces que se acostaba en su regazo. No había pensado que seguiría insistiendo.

—N-no, Ethan. Eres mi hermano y...—

—¿Estas enamorado de alguno de ellos?— le interrumpió. Su corazón se agito al ver la duda plasmada en los ojos de su hermana.

—No... Bueno, no lo se. No si, siquiera, si me enamore de Federick o si esos sentimientos podrían ser comparados con los que tengo, ahora, por ellos. Sé que los quiero, los quiero mucho, porque me ayudaron con mi situación...—

—¿Entonces porque no? Olvídate, por un momento de que soy tu hermano y déjame enamorarte. Nadie te conoce más que yo, podre hacerlo y, antes de que te des cuenta también me querrás como te quiero yo a ti— murmuro el hombre. Ya no había necesidad de hablar más alto, no por la cercanía que habían tomado sus rostros. La garganta de (T/N) se seco. Definitivamente, si no fuera su hermano, saldría con él. Era un buen chico... ¡Pero era su hermano!

—Ethan...—

—(T/N), por favor—

—No lo se... Es... ¿Qué hay de papa?— pregunto, apelando a su ultima arma racional.

—El no se enterara, al menos, tal vez, no al principio. Si estas en casa, te tratare como siempre, lo prometo. Solo quiero una oportunidad de hacerte feliz, (T/N), es todo lo que pido. Comencemos desde cero, conociéndonos como dos anónimos. Sera como un juego, tu usaras el apellido de mama y yo el de papa, si gustas. Aquí en la ciudad nadie sabe que somos hermanos— susurro, al mismo tiempo que tomaba el rostro ajeno. La joven se mordió el labio inferior, sopesando las posibilidades de enamorarse de su hermano. Eran muy bajas, casi nulas, pero, por otro lado, no quería terminar lastimando a su familiar más cercano.

—De acuerdo— acepto, con un hilo de voz. Ethan sonrió, feliz de que todo estuviera a su favor y ella le devolvió la sonrisa, feliz de que él lo fuera.

—Voy a besarte— le advirtió el menor, haciéndola sobresaltar. Quiso protestar, pero de su garganta no salió absolutamente nada. Como si de un pacto se tratara, todo fu sellado con aquel contacto, suave y amoroso, muy distinto al anterior. (T/N) no pudo reprimir un temblor en todo su cuerpo, no sabía si era producto del morbo o del miedo por aquella nueva relación que estaba comenzando. Por otra parte, Ethan, se resistió a morder sus labiales y dejarlos hinchados, solo, como el sabia hacerlo.

~*~

Recuerden que las rutas estan separadas :3 

Amor y paz <3

No me maten <3

¿Daddy? (Hetalia x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora