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—Daddy— lo llamo, (T/N), mientras se dejaba hacer. Las grandes y cariñosas manos del francés, se paseaban por su cabellera, limpiando los restos en enjuague. El hombre sonrió ante tal apodo y, tomando un poco de agua en un recipiente, deslizo el liquido por la abundante cabellera de su pequeña.

—¿Si, cariño?— pregunto, concentrado en su tarea. Ella le observo por unos minutos, sintiéndose, casi soñolienta en la manera en la cual el acariciaba su cabello. Soltó un suspiro por no bostezar y tallo sus ojos con una de sus manos.

—Que... ¿Qué es el amor?— susurro, apartando la mirada. El hombre la observo, bastante sorprendido con aquella pregunta. ¿A qué venía? A veces ella lo asaltaba con preguntas asi, tanto que, a pesar de sus años, no lograba responderlas del todo y lo dejaban desvelándose por noches y noches. Decidió callar sus dudas. Se incorporo y busco una toalla en el armario que había al fondo del abaño. Al regresar, observo como ella se levantaba y alzaba sus brazos, para que el pudiera pasar el trozo de tela alrededor de su cuerpo. Como una máquina, camino hasta la habitación y se sentó en un taburete, cerca del ventanal. Una brisa veraniega soplaba, haciendo que la transparente cortina se elevara. Francia se detuvo detrás de ella y comenzó a pasar un cepillo por sus cabellos, desenredándolos con sumo cuidado, al mismo tiempo que le quitaba el agua restante.

—¿Qué es al amor?— volvió a repetir.

—Justo lo que siento cuando te veo— le respondió, con sencillez, sin abandonar su tarea. (T/N) sintió sus mejillas sonrojarse, algo extraño, puesto que, en ningún momento se había avergonzado al estar desnuda frente a el. Le parecía tan extraño, tan vago ese sentimiento que su idea le producía retorcijones en su estomago. No es que a los chicos no los quisiera, ¡los amaba! Tal vez era eso lo que la había mantenido cuerda, porque, aunque no sería un amor como el que le dedicaría a una pareja, los quería mucho... Tal vez, tanto, como a su hermano. Se mordió el labio inferior y le mando una mirada de reproche a lo que el le respondió con una sonrisa que parecía querer ser lo más inocente del mundo. Y al desgraciado, actuar, se le daba muy bien.

—¿Es un sentimiento bonito?— volvió a preguntar. Francis, quien había terminado con su tarea, dejo el objeto sobre un tocador y se coloco frente a ella, de rodillas. Le estaba preocupando sus palabras. Elevo su mentón, encontrándose con unos orbes bastante muy apagados, casi avejentados. Las preguntas que hacia parecían ser de una adolescente, pero, contando que ella no había tenido demasiado tiempo en aquella edad, para pensar sobre eso, era normal que lo hiciera ahora.

—A veces es bonito, petite. Cuando es correspondido, si lo es— susurro. No quería engañarla, sobretodo porque ella ya estaba bastante mayorcita—. Cuando no, suele causar estragos, arruinando todo a su paso, cual huracán. Por eso los desastres naturales tienen nombre de persona—

—¿Cuántas veces se enamora una persona?—

—El amor verdadero solo se presenta una sola vez en la vida, petite, el resto es solo para tratar de olvidar—aquello hizo que ella se revolviera en su asiento, brevemente incomoda. No quería tratar de olvidar a Federik toda la vida. Porque si, a pesar de todo, ese tipo había sido su primer amor y, después de todo, no se cubre el sol con un dedo.

—¿Crees que alguien se enamore de mi? Hablo de que si yo pudiera ser el verdadero amor de alguien— trato de explicar. El país sonrió y quito algunos mechones de cabello del rostro de su muñeca.

—Tú hiciste que me enamorara de ti, tan rápido y fugaz cómo pasa el verano, como pasa la juventud. ¿Podrías, tu, amarme con la lentitud y tristeza del invierno?— susurro, rozando el dorso de la mano ajena, con sus labios, para luego colocarla en su mejilla, a modo de una caricia. La muchacha sintió estremecerse. ¿Era cierto? Su corazón comenzó a palpitar con fuerza, mientras sus mejillas se sonrojaban mas y mas. ¿Amor? ¿Podría amar nuevamente? No tenia miedo en intentarlo de nuevo, tenía miedo de fallar y, cuando estuviera en lo más alto, sufrir una estrepitosa caída que la dejaría, nuevamente, con los trozo de corazón. Y sabía que ella amaba hasta el final, sin lógica porque el corazón no entiende de ciencia, hasta con los últimos pedazos. Trago fuertemente y, observando en cámara lenta, como el sonreía, claramente dolido por la falta de respuesta de su amada. El país se levanto, en busca de darle algo de privacidad para que se pusiera ropa, aunque ya se conociera su cuerpo de extremo a extremo. Estaba a punto de apartarse, cuando sintió como lo detenía tirando de su ropa. Algo confundido, volteo us vista, hasta encontrase con la de ella, quien le observaba con sus labios entreabiertos, como si quisiera decir algo, pero no se animara. (T/N) trago fuertemente y se incorporo, dejando caer la toalla.

¿Daddy? (Hetalia x Lectora)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora