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Una fuerte tormenta caía de los oscuros cielos grises, las gotas llenaban la húmeda acera en tamaño de monedas de diez y cinco centavos que golpeaban la superficie de cualquier cosa manchando sus trincheras. Las farolas zumbaban un feo color amarillo que arrojaba una sombra oscura en la cara de Jimin, insinuando sus pestañas. Pero, en este estado, Yoongi pensaba que Jimin era el más hermoso.

Yoongi oyó el ruido de la lluvia, un tamborileo estable contra el ritmo de su propio corazón. Habían estado sentados en silencio por un momento, demasiado asustados de moverse o de arruinar la cómoda atmósfera. Además, esta era la primera vez que veían al otro en tres meses—Yoongi no podía aguantarse más; necesitaba a Jimin, tanto como Jimin quería a Yoongi—y los recuerdos inundaban el piso del apartamento, como una película muda desbordando contra las paredes.

Un pequeño movimiento de párpados y una suave inhalación fue todo lo que Yoongi necesitó para reaccionar. Su cigarro aún encendido dentro del cenicero, la ceniza encontraba su camino hacia la parte inferior del acrílico negro desde que había sido abandonado por su previo dueño. Yoongi se movió lentamente, sus manos encontraron los pómulos y sus labios chocaron como agua contra los gruesos rosas.

Se movió constante con Jimin, sus labios encontraron la húmeda extensión de la boca del otro y se movieron al unísono por una probada de ceniza y humo, una probada de canela y aliento. Una mano justo sobre su nuca y un roce de dientes contra su labio inferior—solo un poco más prolongado, solo un poco más fuerte­— y Yoongi encontró el toque correcto frente a la fricción de los jean de Jimin con movimientos practicados.

Era una sensación a la que Yoongi estaba acostumbrado. La manera en que los cierres sonaban al abrirse, como su lengua se sentía pesada con Jimin, metiendo ésta arriba y abajo del músculo como una rutina que conocía demasiado bien.

Nada se comparaba a la sensación de estar ido con los sonidos de Jimin, ni siquiera la mejor marihuana con potente púrpura y almizcle podía compararse con el salado sabor de Jimin. Era como arpas siendo tocadas, como una orquesta encontrando el ritmo al primer movimiento de 'Moonlight Sonata' de Beethoven. Una música que resonaba tristeza y toxicidad, pero seguía siendo tan hermosa para cualquiera que la escuchara.

Pero luego desenlazaron sus extremidades. Yoongi limpió su boca con el dorso de su mano, el sudor de Jimin atado en su lengua en un aroma agridulce—algo así como la mejor ambrosía, y Jimin subió la cremallera de su pantalón, sus manos aún temblando ante los espasmos de placer y entonces,

"Tengo que irme," Jimin dice—siempre dice—su cabello salvaje rebotando en la parte superior de su cabeza, casi de manera cómica, "Se está haciendo tarde y no quiero perderme el último tren."

"La estación de trenes está literalmente a la vuelta del bloque, quédate para un café." Yoongi replicó, sus manos ahora descansando detrás de su cabeza, tocando la parte trasera de su sofá con perezosas extremidades. Miró arriba hacia el reloj y se preguntó porqué Jimin siempre quería irse cuando el último tren pasaba a las 11:59 y solo eran las 10:40.

Pero, Jimin siempre se preguntó por qué Yoongi le pedía quedarse para un café cuando el cielo nocturno rugía con dura lluvia, la noche se filtraba por las grietas del apartamento. El café no estaba hecho para estas horas de la noche—o los bebedores de café no estaban hechos para Jimin, él era más una persona de té—, estaba destinado para las mañanas.

"Está lloviendo, puede que vayan a asegurarse y cerrar antes la estación." Jimin finalmente presionó, peinando su cabello hacia atrás como siempre hacía antes de succionar su labio inferior en quieta frustación. Yoongi notó, por lo que no rogó.

"Bueno." Dijo, empujándose a sí mismo fuera del sofá y pensó tres veces si podría envolver el cuerpo de Jimin con sus brazos, pero antes de que fuera capaz de tocar la cálida piel, Jimin ya salía por la puerta.

Yoongi intentó no pensar en eso, tal vez así eran las parejas hoy en día. Incluso si el dolor sorprendió a su sistema como cuchillos afilados contra sus emociones entumecidas. 

Actions Speak Louder Than Words «Yoonmin»Where stories live. Discover now