Capítulo V

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Amor había tomado la mano de Jordan, segura de que estaba cometiendo un error y que pronto se sentiría lo suficientemente avergonzada para volver a verlo. Intentó decirle a Jordan que había cambiado de opinión pero la música estaba tan alta que sería imposible que él la oyera, a menos que Amor decidiera gritarle en el oído, algo que no consideraba como una posibilidad.

Así pues se dejó llevar hasta la pista de baile, entre los cuerpos que se movían al compás atrayente de la música dictada por el DJ, mientras deseaba ser capaz de moverse de aquella forma tan libre y a la vez tan elegante.

— Relájate —le dijo Jordan al oído—. Quizás te lo han dicho mucho pero bailar es de lo más fácil. Solo escucha la música y muévete al compás de ella, es algo realmente fácil.

Jordan le enseñó. Amor pensó que él también sabía moverse como un dios. Suspiró pesadamente mientras intentaba balancear su peso de un pie a otro. La sonrisita en el rostro de Jordan le indicaba que lo estaba haciendo mal, o así lo sintió ella.

— ¡Jordan!, lo hago terrible —Amor le gritó, esperando que él tuviera compasión de ella.

— Sólo muévete con la música. No lo pienses mucho.

— ¡No puedo! —dijo ella, cada vez más exasperada.

Amor había cambiado de opinión. Ella nunca podría aprender a bailar y nunca podría disfrutar de aquella actividad que parecía tan divertida. Estuvo a punto de darse la vuelta e irse cuando la mano de Jordan se enrolló en su cintura y él la pegó tanto a su cuerpo que no hubo escapatoria.

— Mi meta el día de hoy es enseñarte que bailar es fácil y es divertido. Y no pretendo dejar que te me escapes así como así —le dijo lleno de calma

Amor asintió lentamente.

— Solo tienes que mover la cintura y dejarte guiar por mí.

Amor asintió una segunda vez mientras sentía que Jordan colocaba la mano de la joven en uno de sus hombros y como él tomaba su otra mano. Permanecieron quietos por unos largos segundos, donde lo único que hacían era mirarse intensamente el uno al otro.

Entonces Jordan empezó a balancearse lentamente, en un ritmo casi hipnótico. Amor sentía que podía seguirle el paso y se vio obligada a hacerlo cuando la mano de Jordan, en su cintura, ejerció un poco de presión para que ella se moviera.

Ella se sentía como un pato intentando bailar con aquellos tacones, con la música inapropiada y con la sonrisa de Jordan frente a ella.

— Vamos, lo estás haciendo bien.

— Jordan no me mientas.

— Lo estás haciendo bien para alguien reacio a bailar.

Amor puso los ojos en blanco pero le dedicó una mínima sonrisa. Jordan decidió devolvérsela, solo que en cantidades industriales. Luego de lo que pareció una eternidad, él la guió de nuevo a lo que Amor había bautizado como "la sala de descanso". Porque bailar con aquellos tacones y con aquel chico, ya fuera lo más mínimo, hacía que le doliesen un poco los pies.

Jordan y Amor se sentaron en los mismos muebles en los que se habían encontrado un rato antes.

— A decir verdad, me sorprendió un poco encontrarte aquí.

— ¿Y eso por qué?

— No sabía que frecuentabas clubes —respondió con una sonrisa.

— Hay muchas cosas que no sabes de mí —reconoció, con una sonrisa también—. Pero la verdad es que vine para hacer un favor. Tampoco esperaba encontrarte aquí.

La Promesa de CupidoWhere stories live. Discover now