56. Suspendida.

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– No, Niall.

– Vamos, nena, no es nada del otro mundo. –insiste, cómo lo ha hecho esta última media hora.

– Creo que anoche dejé muy claro eso.

– ¿Y hasta cuando piensas dejarme que te bese?

– Tal vez hasta que tú brazo sane.

Sonrío al ver su puchero de niño pequeño, y continuo preparando el desayuno.

Niall no ha parado de insistir toda la mañana en darme por lo menos un beso, pero me rehúso porque no quiero lastimarlo, y sus besos suelen ser un poco subidos de tono.

Harry me comentó hace un par de días que, además del esguince en su brazo, Niall tuvo un fuerte golpe en el abdomen, justo donde sus costillas, debido al impacto contra el volante del auto, además de que el golpe en su cabeza fue causado al estrellarla contra la ventana del piloto.

Así que mi solución temporal es hacer todo lo posible por mantenerme alejada físicamente de él.

– Eres una aguafiestas. –refunfuña desde la barra de desayuno.

– Ya olvídalo, Niall. –respondo con una sonrisa pintada en mis labios.

Sirvo nuestro desayuno en dos platos y me siento a un lado de Niall, distrayéndolo por completo con el desayuno frente a él.

Siempre funciona distraerlo con comida.

– ¿Sabes? Me debes una por no estar en mi cumpleaños. –dice antes de llevarse un bocado a la boca. –Mmm, está muy bueno.

– Oh, no. No me chantajearás con eso de tu cumpleaños. Te di un regalo. –le digo señalando el reloj de platino que apenas se asoma por su cabestrillo.

– Pero yo lo único que quería era tu presencia. –responde de manera suave, sin dejar de mirarme. Sé que lo dice en serio, pero no voy a dejar que me chantajee con eso.

– Está bien. –suelto en un ligero suspiro. Niall sonríe. –Pero no será un beso.

Él hace mala cara y yo hago lo posible por no sacarle la lengua y reírme de él. Cuando quiere es un completo amor.

– Algo se me ocurrirá. –murmura y sigue comiendo.

– No puedo creer que vayas a ir a la universidad. Sabes que es mejor...

– Quedarme a descansar. Lo sé, no has parado de decirlo. –me interrumpe, con una sonrisa bailando en sus rozados labios. –No es bueno que falte tanto. Dices que ya vienen los exámenes, y el profesor Higgins y la profesora Wilson estuvieron poniendo mucho peso en las tareas.

– En eso tienes razón. Es el último año, la prioridad es pasar en todo.

– Podemos estudiar juntos. –murmura tratando de sonar lo más casual posible, pero no le sale. Sonrío ante su intento.

– Es buena idea. Aunque casi no hay tiempo. Está la universidad, los ensayos, el trabajo en la empresa...

– Ya encontraremos la manera. –me guiña uno de sus resplandecientes ojos. –Hablando de la empresa, mi padre me llamó para decirme que tu madre está en la ciudad.

– Oh, sí. Llegó hace un par de días.

– ¿Y dónde está?

– Quiso quedarse en un hotel. –respondo rodando los ojos. –Le ofrecí quedarse aquí, pero como hay solo una habitación... –me encojo de hombros y llevo un bocado más a mi boca. Quizás debería de practicar más esto de la cocina, creo que no cocino tan mal.

Viaje Inesperado [N.H.]© Parte#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora