57. Niall + Mamá = ¿Cariño?

3K 99 23
                                    


– ¡¿Que estás, qué?! –y explota. Sé que es probable que tarde en calmarla, pero tenía que decirle.

– Mamá, pero solo...

– Tengo que hablar con esa directora de cuarta. –dice firme, sin siquiera escucharme.

– Mamá...

– Más le vale dejar que regreses a clases. No puedo creer que te haya suspendido por algo que no hiciste. Por supuesto que no lo hiciste. ¿Acaso cree que conoce más a mi hija que yo?

– Mamá...

–  ¿Tú sabes quién lo hizo? Así te dejará volver estos días. Claro que te dejará volver. ¿Quién fue, Abbigail?

– No lo sé, mamá. Es mejor que lo dejemos estar y...

– ¿Dejarlo estar? ¿Para qué? ¿Para qué a la próxima te hagan lo mismo y así una y otra vez? No puedes dejarte, hija, tienes que defenderte.

– Mamá, por favor. Ya sabré como arreglarlo. Creo que no debes de interferir en esto.

– ¿Cómo que no debo de interferir en esto? ¡Soy tu madre! Eres mi única hija y te voy a defenderte hasta el final, así sea lo último que haga.

– No te pases de drama, mamá. Eso solo que, bueno, casi cumplo veintitrés, ¿no crees que es una edad en la que puedo valerme por mi misma? Digo, se vería demasiado infantil que vayas al campus a armar un escándalo que, estoy segura, me costaría mi lugar en la universidad. –le hablo con suavidad, para que por fin trate de escucharme.

Hace casi media hora llegué a la empresa y, como quizás debí imaginarlo, mamá ya estaba en su oficina. Obviamente me preguntó qué rayos hacia yo tan temprano en la empresa, así que tuve que contarle mi pequeño acontecimiento de esta mañana.

Y no sé si ha sido buena idea haberle dicho. No ha dejado de dar vueltas a lo largo de la oficina. Creo que podría perforar el suelo donde da tantas vueltas en el mismo lugar.

– Está bien. –suelta de pronto, pero noto que le cuesta pronunciar esas palabras. –Te dejaré por tu cuenta. Pero tienes que solucionar eso, señorita.

– Si, por supuesto. Yo me encargo. –por fin terminamos el tema y me siento aliviada.

– Pero, estos días que estarás sin escuela, te quiero aquí en la empresa. Estamos por terminar con el proyecto con Zero's Men y necesito mucho de tu ayuda.

– ¿Este es un tipo de castigo? –pregunto con una sonrisa.

– Sí y no. Es tu responsabilidad como vicepresidenta de la empresa. Así que, ¡a trabajar! Ve dile a Pam que te dé un cambio de ropa del taller y, luego de que te vistas, vienes para decirte lo que harás.

– A la orden, mi señora. –respondo con un saludo militar y me pongo de pie. –Ya vuelvo. –camino hasta estar a su lado y deposito un beso sobre su mejilla. –Te amo, mami.

– Y yo te amo a ti, mi vida.

Salgo de la oficina de mamá con una enorme sonrisa plantada en mi rostro. Sabía que mamá no tomaría nada bien la noticia, pero siempre está la posibilidad de tranquilizarla y hacer que el mundo no se parta en dos.

Corro al piso de abajo donde se encuentra el taller de Pam y hago lo que mamá me ha pedido.

– Pam, ¿te das cuenta de que hace frio? –murmuro de mala gana mientras me miro en el espejo de cuerpo completo.

– Sí, es por eso que te tengo un par de abrigos ligeros. ¿Cuál te gusta más? –me pregunta, mostrándome un abrigo gris y otro blanco.

No tengo idea de por qué estoy aquí de muñeca de prueba. Llevo alrededor de veinte minutos probándome cada vestido que Pam saca. Todos. No recuerdo cuando fue la última vez en la que rogué al cielo regresar a trabajar en la oficina.

Viaje Inesperado [N.H.]© Parte#1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora