25. Espera... ¿Vas a hacerle el desayuno a Helen?

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Despierto a la mañana siguiente bañada en sudor sin entender por qué hasta que intento moverme y veo que Helen está tumbado a un lado de mí, prohibiéndome el movimiento de la parte izquierda de mi cuerpo. Intento por varios minutos escapar de su agarre sin conseguir nada, así que lo empujo con fuerza y me levanto de la cama con rapidez. No es hasta que oigo un quejido de su parte que me giro para ver qué le pasa y estallo en carcajadas. Lo he empujado tan fuerte que ha caído de la cama por el otro lado.

-¿Pero qué demonios te pasa, chica? –gruñe mientras se levanta del suelo y se sienta en la cama, buscando las sábanas para volver a dormirse.

-Es que das mucho calor, "chico". Y eso que estamos en invierno... -respondo divertida encogiéndome de hombros y dirigiéndome al baño. Me aseo un poco y, una vez lista, vuelvo a su habitación para verlo dormir de nuevo. Suspiro con una sonrisa en mis labios y salgo de ahí para ir al salón.

Allí me encuentro con un Pitt lento y cansado que intenta limpiar como sea el estropicio que hay en la sala. Tiene trapos, productos de la limpieza, cubos, escobas por todas partes y se mueve torpemente por el espacio, intentando solucionar todos los desperfectos.

-Buenos días, Pitt. ¿Necesitas ayuda? –saludo y pregunto amablemente mientras me acerco a él y cojo un trapo que había por el suelo.

-Oh, buenos días Leena. No hace falta que me ayudes, tranquila. Puedo solo... -responde él con una sonrisa cansada mientras mueve la escoba con dificultad.

-Vamos, Pitt... Es lo mínimo que puedo hacer para agradeceros lo de anoche. –él se tensa al instante y recuerdo que antes de llegar aquí estuve a punto de morir a manos de una loca asesina.- Quiero decir, por lo de dormir en vuestra casa... -aclaro con rapidez y se calma claramente.

-Está bien, si te hace ilusión... -me acerca un producto de limpieza y me acerco a la pared para intentar limpiar las manchas de esta. Escucho como coge la escoba de nuevo y vuelve a intentarlo, esta vez con más ganas.

-¿Qué demonios pasó aquí ayer? –pregunto tranquilamente sin dejar de limpiar, esperando una respuesta para saciar mi curiosidad.

-A Helen se le fue un poco la olla, solo eso... -responde él como si nada.

-¿Sólo eso? –pregunto anonadada y me giro para mirarlo. Él solo se encoje de hombros y continúa barriendo.

-Bueno, ¿y cómo os fue a Helen y a ti anoche? Os lo estabais pasando muy bien... -pregunta en un intento de sonar desinteresado, sin conseguirlo.

-¿Estoy oliendo celos desde aquí? –me giro a mirarlo con una sonrisa pícara, a lo que él me está mirando con los ojos abiertos como platos.

-¿Qué? ¡No! Yo solo... Esto... No quería... –empieza a balbucear con nerviosismo y rapidez a lo que yo suelto una risita divertida.

-Tranquilo, era broma... Aunque si en algún momento necesitas hablar sobre ello, yo estoy aquí para lo que sea. –sonrío amable y le guiño un ojo. Él solo niega con la cabeza pero se queda pensando hasta que al final reacciona y me murmura un simple pero significativo: "Gracias".

Van pasando las horas y Pitt y yo seguimos limpiando hasta que todo vuelve a estar más o menos en su lugar. Helen no se ha levantado de la cama en ningún momento, así que suponemos que sigue durmiendo, y hace media hora hemos hecho un descanso para desayunar y retomar fuerzas. Hace nada hemos puesto un poco de música para animar la tarea.


Justo cuando Pitt y yo estamos moviendo los muebles de sitio para ponerlos como ayer y bailando con la canción que está sonando en la radio, llaman a la puerta, a lo que Pitt deja el mueble por ahí y se acerca para abrir.

-Hola, ¿qué-

-¿Habéis visto a Leena? No está en casa y no responde al móvil... -oigo a un Mike muy preocupado al otro lado de la puerta así que me acerco corriendo para que deje de preocuparse.

-Mike, estoy aquí, tranquilo. –respondo rápidamente antes de que se vuelva loco del todo y lo abrazo para calmarlo. Él me abraza de vuelta y esconde su rostro en mi cuello.

-Me tenías muy preocupado, Leena...

-Sí, lo sé. Lo siento...

-¿Por qué no me has avisado que salías?

-Bueno... -me giro para mirar a Pitt y le hago una mueca, a lo que él responde negando con la cabeza. Yo suspiro y decido que por decirle una pequeña mentira no pasará nada.- Salí ayer por la noche porque oí ruidos raros de su casa. –digo señalando a Pitt.- Así que me acerqué, llamé y cuando Pitt me abrió me dijo que Helen estaba teniendo una pequeña crisis. Intenté ayudarlo y cuando quise volver a casa, no tenía las llaves. No quería llamar, porque era muy tarde y no quería molestarte. Así que me quedé a dormir aquí.

Me mira por unos segundos, intentando encontrar una chispa de mentira en mis ojos, pero lo que no sabe es que se me da bastante bien mentir y se actuar muy bien, así que se lo cree enseguida y oigo el suspiro de alivio de Pitt por detrás de mí.

-Está bien... ¿Y ahora que estabais haciendo?

-Oh, bueno, estábamos limpiando un poco el salón. Que ayer Helen lo dejó un poco desordenado, ya sabes... Por la crisis...

-¿No debería ir a ver cómo está? Soy psiquiatra y podría ayudarlo.

-¡NO! Quiero decir... No hace falta, ya está bien... Solo fue un momento... -respondo torpe y con rapidez.

-Estáa bien... Bueno, te veo ocupada, así que me voy a comprar. ¿Necesitas algo del supermercado?

-No de momento, gracias.

-Perfecto, pues me voy a comprar, llegaré a la hora de comer y luego me iré a trabajar.

-¿Hoy solo trabajas por la tarde? -pregunto ya que siempre lo veía por el hospital.

-Sep, pero llegaré muy tarde a casa. Tendrás que cenar sola.

-Oh, vale... Ningún problema. Nos vemos luego, adiós Mike.

-Adiós Leena. –me da un beso en la frente y sale del apartamento.

Me da un poco de rabia esto de que no venga a comer o a cenar y me deje sola en casa, pero es su trabajo y no puedo decirle nada. Además, ¡me las puedo arreglar sola! Puedo socializar con mis vecinos... ¡Cómo por ejemplo Mark y sus hijos! Eh, pues no es mala idea. Luego iré a hablar un poco con ellos y les invitaré a casa a cenar unas pizzas mientras vemos películas, no le podrán decir que no a este plan tan genial. ¡Punto para Leena!

-¿Me estabas escuchando? –me mira algo enfadado Pitt.

-Eh... No. ¿Qué decías? –pregunto con una sonrisa intentando parecer inocente.

-Ay... ¿Qué si quieres acabar de una vez con el salón? Así tú puedes ir a hacer tu vida y yo puedo ir a hacerle el desayuno a Helen.

-Oh, claro. Espera... ¿Vas a hacerle el desayuno a Helen?

-Shh, no lo digas tan alto. Es un secreto... -susurra mientras me guiña un ojo y yo me muero de ternura por dentro.

Pitt y yo debemos tener una charla... Antes de que Helen haga una locura con él y alcohol.


Media hora después ya hemos acabado y nos despedimos en la entrada.

-Bueno Leena... Muchas gracias por ayudarme. Creo que sin tu ayuda aun estaría aprendiendo a usar una escoba. –comenta con gracia a lo que ambos reímos.

-De nada, Pitt. Ha sido un placer. Y bueno... Ya me contarás si a Helen le ha gustado el desayuno, eh. –comento con una sonrisa divertida y levanto varias veces las cejas pícaramente. Él ríe nervioso y niega con la cabeza, mientras empieza a empujarme hacia fuera del piso.

-Oh, cállate Leena... -responde antes de cerrarme la puerta en la cara.

Recuérdame en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora