Capítulo 29

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Mi corazón se paraliza, había olvidado por completo la existencia de este enfermo.

-Yo...yo —tartamudeo.

-No me vengas con excusas, niña, ya hacen varios días que te lo advertí. Mis abogados tienen trabajo que hacer y estamos esperando que vengas a firmar —casi grita—. Esta será la última vez que lo digo, o vuelas a Boston o me veré en la obligación de actuar, y no serán buenos los resultados —cuelga.

Entro en pánico, no sé qué hacer.

-¿Ese cabrón otra vez? —dice Micaela.

-Ya no sé qué hacer —lloro.

-Si lo que quiere es verte en Boston, iremos —dijo.

-Tengo que ir sola, o las cosas se pondrán peores. Estoy preocupada y asustada.

Micaela me abraza.

-No tienes por qué preocuparte, todo estará bien. Te lo prometo. Y no irás sola a Boston, no insistas que no me convencerás, debemos decirle a Max sobre esto.

Tengo miedo de que ese maldito psicópata me haga más daño, o no sólo a mí, también a todos mis seres queridos. Incluso Max, puede ser un militar, pero se ha vuelto un punto débil. Si mi tío llega a descubrir que tengo una relación con él, la situación empeoraría.

Al salir del hospital, nos dirigimos a la oficina de Blake, Max me había dicho que si Alfred volvía a llamar mientras él no estaba, que fuera por ayuda.

-Blake, te necesito —entro sin pedir permiso.

-¿Qué sucede, Leona? —se preocupa.

-Alfred ha vuelto a llamarme, va a terminar de joderme la vida —tengo los nervios de punta.

-Hey, tranquila —dice Blake—.Iba a llamar a Max para decirle que he descubierto más cosas, con ayuda de su hermano, que por cierto no lo he visto hoy... —teclea en el computador— la compañía de la que está al mando actualmente tiene papeles ilegales, el título de propiedad fue falsificado, incluso la mayoría de los socios son corruptos. La ha convertido en un punto de mercado negro, éste idiota ha sabido cómo hacer sus cosas.

Micaela está llena de rabia, desde que supo lo que me hizo ha tenido ideas absurdas de contratar un sicario. Blake trata de contactarse con Max por cámara y cuando lo logra comienzan a hablar cosas de las que yo a penas me entero hoy.

-No sabes las ganas que tengo de acabar con él —dice Max— algo que no me agrada de ser militar es la paciencia que hay que tener. No sé cómo demonios he podido soportar controlarme —respira profundo—. Ha estado llamando a Leona para perturbarla, pero estoy seguro que sus intenciones pueden ir más allá.

-Es la única manera que tiene de poner los papeles a ley —dice Blake— de lo contrario, cualquier otro tipo de movimiento que quiera hacer le será imposible.

A mí ni me salen las palabras, y para mala suerte todo empeora en este momento. No creo que tenga muchas opciones a elegir.

-Compraré un vuelo para Boston.

-No irás a ningún lado sin mí, Leona —me regaña.

-¡¿Qué demonios puedo yo hacer?! Mis abuelos están cerca de ese enfermo —grito— es a mí que me quiere, y eso tendrá. Micaela puede ir conmigo.

-Nena, podemos encontrar otra solución —dice—. No quiero que te pase nada, por amor a Dios. Si ese hijo de puta te toca tendrá que matarme, no irán solas.

-¿Y qué opciones tienes? —me salen las lágrimas— si pierdo a los que quiero me declaro totalmente muerta, tú no estás aquí y hay que buscar soluciones inmediatas.

Bajo Las Alas De Un Soldado©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora