Capítulo II

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  Tori Kelly - Hollow  


– TE ENCONTRÉ –


Abrió la puerta del copiloto, reí al verlo hacer una reverencia como si se tratara de la realeza.

—Me dijeron que la llevara sana y salva y eso es lo que haré, señorita –se burló. Cuando entramos a la casa, unos minutos atrás, mi amiga jugaba cartas con unos chicos, iba ganando y me rogó la esperara. Refunfuñé perforándola con la mirada. Ya le había advertido, eran más de las tres de la mañana y yo debía despertar temprano para darle los últimos toques a lo que debía mandar. De inmediato, Teo hizo girar mi barbilla de una manera dulce y se ofreció a traerme. Camila alzó las cejas, divertida. La hice callar con mi dedo sobre los labios.

—Directo a casa, muchachos... —sentenció ella, con tono mandón. Teo asintió con pomposidad, colocó su mano en mi cintura, logrando que una onda eléctrica se regara por todo mi cuerpo y me guio hasta la salida sin que yo siquiera me percatase. No sé qué ocurría con ese chico, mi cabeza se ponía en "off" como si alguien apagara las ideas y peor aún, las alertas.

Durante el trayecto continuamos conversando sobre sus viajes, sobre cosas realmente impresionantes que me mantenían preguntando y preguntando, atenta, interesada. Era un hombre lleno de cultura, de experiencias, imposible no sentirse atraída.

—¿Viajarás pronto? –quise saber, ya había estacionado su auto frente al edificio donde vivía. Se giró pensativo, me miró y dejó salir un suspiro rudo.

—¿Comemos mañana? –sonreí sacudiendo la cabeza con timidez, ruborizada, bajando un poco la mirada. Pasó su bronceada mano por debajo de mi barbilla e hizo que la elevara. Dejé de respirar, mi piel se erizó—. Quiero averiguar hasta donde me lleva tu mirada... —pasé saliva con dificultad, pues esta se tornó arenosa de repente. ¡Eso me estaba sucediendo a mí?

—¿Comer? –repetí como una boba que no entendía nada. Sonrió con ternura, asintiendo.

—Comer, Ximena, solo comer –y me soltó guiñándome un ojo.

—Pues... no sé, es que... —su mano envolvió las mías que las movía nerviosa sobre mi regazo. Claro que quería, pero... ¿A dónde nos llevaría eso? No tenía sentido, y yo no era una chica que actuaba sin pensar en las consecuencias, eso era algo inherente a mí.

—Es que... —arrugué los labios, entornando los ojos—. Seré directa, Teo, no le veo sentido –juro que dejó de respirar por unos segundos. Ladeó su hermoso rostro alargando aún más sus ojos avellana, sus gruesas cejas descendieron un poco, se acercó de repente, tomó mi nuca y posó sus carnosos labios sobre los míos tomándome por sorpresa. Salí de este planeta al probar su sabor fresco, sentir su olor a hierbas, son roces sutiles, semejantes a las caricias de plumas de ángel. Rozó mi boca una y otra vez mientras yo, como si estuviera acostumbrada a ello, le respondí con movimientos sutiles, aun así, azorada. Una suave, pero inclemente marea llena de electricidad recorrió mi ser, mi mente, todo. Me separé un segundo después al comprender lo que ahí estaba ocurriendo. Su cuerpo estaba demasiado cerca, lo sentía cálido sobre mi palma al alejarlo. Inmediatamente se detuvo, sin poner distancia.

—Yo sí, Ximena, tú también... —susurró con firmeza—. No nos conocemos, pero lo que sabes de mí es absolutamente real, y si no me adentro más en esos ojos, no estaré en paz, tú tampoco, lo sabes... Solo a comer... Veamos a dónde nos lleva –su aliento cabalgaba sobre mi piel, tan agradable que casi me encuentro cerrando los ojos ante lo que me hacía sentir.

—No soy una joven que desea jugar, Teo, no tengo tiempo para esas cosas, ni para "pasar el momento" –entrecomillé con decisión, no era de las que me quedaba las palabras en la punta de la lengua por vergüenza, y pese a que me gustaba, porque sí, me gustaba muchísimo, eso no generaría que moviese nada de mi vida.

A prueba de sueños © (COMPLETA)Where stories live. Discover now