Capítulo VII

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Jared cerró la puerta a sus espaldas y se quitó los zapatos. Se notaba que estaba cansado de trabajar en el huerto.

-¿Quieres agua?

-No, gracias.

Alba continuó leyendo sentada en el sofá. El chico se acerca hasta ella y se sienta a su lado, le toca la mejilla y su mano acuna la cara de la chica, metiéndole los largos dedos entre el pelo. Sonrió y le sujetó la cabeza mientras la besaba. En una facción de segundo Alba puso su mano en la cadera del chico. Ella se movió, pasando una pierna por encima de él hasta quedar sentada a horcajadas. Él se sentó más derecho y puso sus manos en los hombros de Alba, sus dedos se deslizaban por la columna y un escalofrío de la chica los acompañaba en su camino hasta el final de la espalda. Jared se bajó la cremallera de su sudadera unos centímetros y Alba pudo ver una parte del tatuaje. Ella se apartó y observó con atención la pequeña parte que se podía ver del tatuaje, los rozó con las puntas de los dedos y sonrió.

-¿Qué es?

-Es un colibrí. -Respondió Jared.

-Leí hace mucho tiempo que lo colibríes simbolizaban la independencia y la libertad. -Comentó Alba mientras siguió rozando el tatuaje.

El chico no respondió, sino que la apretó más contra él cerrando los ojos, mientras ella le besaba el colibrí. Jared tocó a la chica con cuidado, con delicadeza. Una sensación cálida y densa llenaba a Alba por dentro y ralentizaba sus pensamientos. Él le tocó la mejilla a la chica y añadió:

-Odio tener que decirlo, pero hay que levantarse ya.

Alba asintió. El chico le dio un beso entre las cejas y en la punta de la nariz, y, a continuación un beso rápido en los labios.

Los dos se levantaron y se dirigieron de vuelta al trabajo.

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