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|| Mullingar, Irlanda.

El sonido de una maquina hizo que un rubio comenzara a despertarse, sonaba el casual "beep" que medía el pulso de las personas. Este era tranquilo y lento. El cuerpo que se encontraba atado con cables en el pecho, manos y nariz. Reaccionó poco a poco sintiendo un dolor tremendo en parte de su rostro. Le dolía un costado de la frente, casi en el sentido pero no tan cerca. Una vez con los ojos abiertos y totalmente consciente de donde se encontraba, pudo moverse, tratando de ver si alguien lo acompañaba. Pero estaba solo, con el sonido de la maquina.

Trató inútilmente de recordar cómo fue que acabó en el hospital. ¿Acaso lo habían atropellado? ¿Había tenido un ataque de hipotermia? Porque sí, Niall sufría de debilidad a las bajas temperaturas.

Nada. Eso era lo que pasaba por su cabeza. Respiró un poco, pero ahora con cierta dificultad, pues estaba conectado con dos vías a través de su nariz, ocasionando que por acto reflejo, abriera la boca. Tenía sed, quería beber algo rápido, pero estaba solo, y el mínimo movimiento que hacía le ocasionaba un leve dolor en la cabeza. Rayos. Era estresante el no poder hacer nada, su cuerpo necesitaba moverse; acostumbrarse a que ya estaba consciente, no que todavía seguía en un estado de reposo.

A los diez minutos de tortura mental, una señora entró por la puerta, una mujer que el rubio logró reconocer al instante. Era Maura, lo miraba con felicidad y si no se equivocaba, lo miraba con dolor. Niall frunció el ceño pero eso no le impidió sentir una felicidad y estirar los brazos hacia su madre.

-Despartaste. -dijo ella muy feliz. Aunque en el muy fondo sabía que la despedida no sería nada fácil.

-Mamá...-al fin pudo hablar el irlandés. Oír esas palabras sólo hacían que Maura se sintiera más destruida, pues no quería que alejaran a su hijo de ella.

-Niall... la razón de que estés aquí es porque...-le costaba decir tan sólo unas pocas palabras, sin embargo no se detuvo. -Es porque intentaste asesinar a un chico.

Niall abrió sus ojos impactado. Es decir, ¿escuchó bien? ¿Intento de homicidio? Debía de ser una cruel broma. Jamás intentaría tocar a alguien.

-Eso no es verdad. -dijo en voz baja. -Eso no es verdad.

De pronto, dos oficiales entraron en la habitación en la que estaban, miraron al chico y ambos asintieron. Caminaron hasta él y lo tomaron de la camilla para luego colocarle unas esposas atadas a esta. Por si las dudas de que escaparan.

-Joven Horan. Está detenido por intento de asesinato al señor Devine. Tiene derecho a guardar silencio o todo será usado en su contra. -hablaba uno de ellos. Niall trató de removerse para que no lo ataran.

-Esto es un malentendido! -gritó con las pocas fuerzas que tenía. Maura miraba todo con lágrimas resbalando como si fuera un río.

Los oficiales empezaron a mover la camilla hacia afuera.

-¡Deben creerme! ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Ayúdame! Sabes que no soy capaz de lastimar a nadie. Por favor. -lloraba desesperado, no podía hacer nada, estaba atado, débil y con dos gorilas llevándolo a Dios sabe dónde.

Josh Devine. Ahora ya recordaba todo, entre lágrimas y desesperación logró recordar qué pasó. Fue ese bastardo, había abusado sexualmente de él. Lo había golpeado, humillado y estaba a punto de ser encarcelado por su culpa. Ya podía imaginarse la asquerosa mentira que les pudo haber inventado ese malvado ser. Aunque no estaba demasiado lejos. Para sacarse de problemas, lo mas que el pelinegro dijo cuando estaban transportando a Niall en la ambulancia fue:

"Trato de abusar de mi y por defensa propia lo empuje, lo demás es que se golpeo la cabeza en un mueble".

Cerró los ojos con dolor mientras que cascadas seguían descendiendo, lo peor de todo es que lo había amado con todo su corazón. 

El Coleccionista de Hombres {Larry, Narry, Zarry, Lirry}Where stories live. Discover now