El Coleccionista de Hombres {Larry, Narry, Zarry, Lirry}

8

Dedicado a: Galvis301  :3

|| Doncaster, Reino Unido. 

La navidad se acercaba, todos iban de un lado hacia el otro con muchas bolsas y posibles regalos en sus interiores, para estas fechas, que eran aproximadamente el 21 de diciembre, el orfanato hacía campañas para recolectar dinero y darlo con el propósito de regalarles aunque sea un juguete a los huérfanos. Usualmente Louis trataba de ayudar con todas las tareas del orfanato pero ahora había dejado de hacerlo y la razón era: tenía un trabajo.

Y no podía estar más feliz de eso.

Ya iba a cumplir una semana, en el restaurante donde observó aquella escena que, gracias al chico que renunció ese día, sino de seguro todavía continuaría buscando trabajo. Debía decir que salía horriblemente cansado, y eso que lo único que le tocaba hacer era lavar platos y asear la cocina. El horario era hasta media noche pero con todo el trabajo que le quedaba luego de cerrar el restaurante terminaba llegando al orfanato a la una y media.

Después de que llegaba, se cambiaba la ropa sucia por su pijama, que era un pantalón que lo mantenía calentito toda la noche, su torso y pies desnudos, les daba un beso en la frente a cada una de sus hermanas y finalizaba siendo arrastrado por Morfeo a las dos en punto, para el día siguiente levantarse a las seis y comenzar a trabajar a las siente.

Muchos se quejarían de ese trabajo pero Louis simplemente sonreía cuando caminaba hacia el local, ya planeando qué podía hacer con su primer sueldo, si no se equivocaba se lo entregarían hoy. Y eso le emocionaba mucho, aunque también estaba considerando crearse una cuenta en un banco, así comenzaría su ahorro.

Eras las 5:50 a.m y un castaño ya se encontraba despierto, pero recostado todavía en su cama esperando la alarma para levantarse. Miraba el techo desinteresado mientras movía sus pies descalzos de un lado a otro, las niñas todavía estaban durmiendo plácidamente. Se levantó justo cuando dieron las seis en el reloj, sintió un escalofrío por el frío contacto de su piel contra el suelo, las temperaturas no eran muy altas en su ciudad y menos cuando era casi navidad. Luego de alistar sus ropas para el día de hoy, salió de la habitación con cuidado de no hacer ruido, y se encaminó hacia el baño.

Una vez dentro, hizo sus necesidades matutinas, para luego caminar a las regaderas, se quitó las únicas dos prendas que lo protegían, su pantalón y el bóxer, quedando totalmente expuesto, abrió el grifo de agua y se maldijo cuando la tocó, parecía un cubo de hielo literalmente. Su cuerpo reaccionó y toda la piel se le erizó, desde la cabeza hasta la punta del pie. Tardó diez minutos en salir y comenzar a alistarse, ya habían llegado dos chicos que también se levantaban temprano, se vistió y salió a desayunar.

(...)

7:00 a.m. y todos estaban abriendo los negocios, Louis se encontraba afuera con uno de sus compañeros, esperando a que llegara el encargado con las llaves. El castaño estaba impaciente y no por trabajar, sino porque se estaba congelando, no tenía abrigos, con costo tenía un poco de ropa gracias a campañas para la caridad. Su compañero miraba como se frotaba las manos en los hombros y como sus dientes no paraban de castañear por el frío, sus manos parecían cubitos de hielo y se estaban poniendo moradas al igual que sus labios.

El joven que apenas había intercambiado como cuatro palabras con Louis en toda la semana en la que estaba ahí, a veces lo veía con el cansancio reflejándose en su rostro mientras terminaba de lavar los últimos platos de la noche. Pensó unos instantes, no sabía cómo empezar a acercársele pero eso no lo detuvo cuando vio en vaho que soltaba Louis mientras respiraba.

Se acercó con algo de vergüenza, comenzando a sacarse el saco enorme que tenía como abrigo, lo pasó por la espalda de Louis, quien lo miraba confuso, el chico se quitó la bufanda y se la colocó en el cuello del más bajito, que no le quitaba la mirada mientras se dejaba vestir como un niño pequeño. Por último le entregó los guantes y se los puso con cuidado sintiendo lo frías que estaba las manos del castaño. Estuvo punto de congelarse.