Capitulo veintisiete.

11K 1K 115
                                    

Capitulo veintisiete.

Vale, ese helado estaba divino, pero mi cama lo esta mas...

Las sabanas me abrazaban suavemente cubriendo cada parte de mi cuerpo menos los pies, es una mala costumbre. Poco a poco dejaba que mi cuerpo se hundiera sobre el colchón y mis músculos se hicieran cada vez más livianos, esto de relajarme se me daba bien y más cuando he comido helado, ¿he dicho que amo el helado? Porqué de verdad, lo amo.

El punto es que estaba a un segundo de quedarme dormida cuando de repente mis sábanas desaparecieron, si, desaparecieron. Abrí los ojos rápidamente cuando el frío me invadió y me voltee algo aturdida. La figura de una persona apareció borrosa frente a mi, y en cuanto dirigí mi vista hacia el individuo juro que lancé el grito más alto de toda mi vida, quizá y los vecinos de la otra cuadra me escucharon. Sólo quizá.

Había un monstruo en mi habitación.

Y me quería comer, joder que si, me quería comer.

Comencé a mover mis piernas en un intento de "patadas" pero parecía que estuviera convulsionando. Quería gritar pero mi voz simplemente no salía de mi boca, seguía dando patadas cuando escuché una risa.

—Pareces...pareces una fiera. Joder Taylor, ¿te asusté? —mi tío habló entre risas. Lo voy a matar.

—No, sólo que quería practicar karate contigo, viejo fastidioso. —Estaba que echaba humo— Estaba casi dormida.

—Lo siento, ¿a onde ta la bebé de la casa? ¿A onde? —el señor "imitador de bebés" apretaba mis cachetes y mi cara producía una mueca sumamente anormal.

—Déjame. —sacudí su mano de mi cara y me tape con las sábanas una vez más. 

—Compré una película.

—¿Cuál?









Era de terror. Una estúpida película de terror. A las doce de la noche. Sólo mi tío y yo. Oscuro, estoy que me hago en los pantalones. Oh por Dios.

La chica observa la puerta abrirse, y va hacia ella.

"¿Hay alguien allí?"

Si, hay un estúpido fantasma. Odio cuando los protagonistas van directo hacia su muerte, lo odio.

La mujer entra lentamente y enciende la luz cuando de repente...

Grité.

Mi rostro se enterró justo en el pecho de mi tío. Y tomé entre mis puños su camisa, arrugándola de tanta fuerza ejercida. Por otra parte, las risas de mi tío resonaban en toda la habitación.

—Taylor, pero si no pasó nada.

—Pero iba a pasar. —Mi voz sonó ahogada contra su camisa y su risa volvió a inundar todo el lugar.

Odiaba ese tipo de película, mi paranoia podría aumentar después de esto. Era una tortura. Volví la vista al televisor justamente cuando la cara de una endemoniada mujer estaba gritando, se podrán imaginar que pasó después...

Creo que mañana amaneceré ronca —pensé.










En mi modo de inconsciencia donde todo estaba oscuro y mi cuerpo descansaba sobre la cama pude escuchar a lo lejos el sonido de mi celular. No quería abrir los ojos, estos pesaban una barbaridad, tal como dos yunques gigantes. Gruñí por lo bajo y volví a escuchar el sonido de mi teléfono, luego de un gran esfuerzo pude volver a la realidad y a duras cuestas logré observar mi habitación oscura, sólo con la poco iluminación que la lunes me brindaba.

Me restregué los ojos con las manos echa puños y tomé mi teléfono en manos, logrando leer en la pantalla que un número desconocido me estaba llamando. Observé la hora. 3:07 a.m ¿Quien me estaría llamando?

—¿aló?

—Eres una... una ciega. —Esperen un momento, yo conozco esa voz. Achiqué mis ojos observando a la nada mientras verificaba si de verdad esa voz tan distorsionada por el alcohol era él.

—¿Darren?

—¿Y quien más? ¿Es que tienes a otro? Porqué ju...juro que lo mato. —parecía borracho.

—¿Estas bien?

—Si estar bien sig...significa meterte en uuuuun cl...club de mala muerte y emborracharte por...porque la mujer que amas no te...no te corresponde, entonces, si, es...estoy bien. —Su voz se escuchaba distante gracias a la música de fondo, aunque podía apostar que escuche algún tipo de sollozo.

—¿Dónde estas, Darren? —Vale, ni yo me esperaba esa pregunta. Mi voz tenía vida propia, ¿o era mi corazón? Joder, cállate Taylor.

—Perdido en tus ojos.

—No seas idiota, ¿dónde estas?

—En el cl...club que esta a tres cuadras deeeeee tu casa.

—Bien, voy para allá.

Colgué violentamente y me levanté para ponerme algo de ropa e ir en su busca, aunque fuera un imbécil, testarudo o asesino, no podía dejarlo allí, además, él me juró que no había matado a mis padres y por alguna estúpida razón le creo. Lo he admitido.

Un poco asustada caminé hacia el exterior de la casa mientras tomaba las llaves para luego iniciar una carrera hacia ese asqueroso lugar. Instintivamente introduje mis manos en los bolsillos de mi chaqueta y me estremecí gracias al frío. Por la soledad se podía escuchar mis pasos resonar en la calle y eso transformaba más tétrica la situación. ¿Por qué estoy haciendo esto?

Al cruzar la última esquina pude visualizar el enorme pero descuidado letrero que daba la bienvenida al local con unas enormes letras rojas iluminadas con neón. Si el exterior era tan espeluznante, no me quiero imaginar como es por dentro.

—Hey nena, ¿quieres un trago? —voltee rápidamente y me encontré con un grandote lleno de tatuajes que me miraba como si yo fuera comida, ¿dónde te has metido Darren?

Ignoré completamente al desconocido y me adentré al lugar. El ambiente estaba compuesto por humo de cigarro, olor a alcohol mezclado con vómito y tipos extremadamente obscenos.

—Mi amor, yo soy la salsa de esa yuca. —¿Qué rayos...?

—Contigo procrearía millones de hijos.

—Bella, vamos a mi casa y te daré el mejor polvo de tu vida.

¿Es que nunca habían visto una mujer? Dios santo que horror, mi cara de estupefacción era notoriamente exagerada y no podía visualizar al ridículo de Darren para salir de aquí.

—Hey, eres ese no se qué que le falta a mi que se yo. —Mi mirada se detuvo en el chico que acaba de regalarme un piropo, relativamente, decente y pude notar que no estaba nada mal el muchacho. Taylor ¡concentración! 

Seguí mi camino y me detuve frente a la barra, desde ese punto tenía una vista perfecta del lugar. Estiré mi cuello y obtuve una mejor vista la cual enfoqué hacia una esquina del lugar donde reconocí esa castaña cabellera que estaba apoyaba sobre la mesa. Caminé hacia él.

—¿Darren? ¿Eres tú? —Mis manos hacían pequeñas presiones sobre su hombro lo cual trajo como consecuencia un gruñido de su parte. ¡Estaba dormido! Moví su cabeza hacia un lado y observe su perfil estúpidamente tranquilo, pacífico y apasible. Volví a sacudirlo— Vamos, Darren despierta.

Otro gruñido.

Que difícil es despertar a este hombre.

—¡Qué te despiertes te digo! —alcé un poco la voz. Sus ojos se abrieron de golpe dejando ver un par de pupilas dilatadas— Vamos, tenemos que irnos.

—¿Taylor? ¿Eres tú? —Su tono de voz estaba condenadamente sexy puesto que se apreciaba un poco más ronca y gruesa.

—Si cielo, vámonos de aquí....

Deja de llamarme.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora