CAPÍTULO 3

2.1K 114 4
                                    

«¿Por qué muchas veces seguimos insistiendo en continuar con una relación que ya está hecha trizas, que no tiene reparación y que ninguna de las dos personas que conforman dicha relación se empeñan en hacer algo por ella?» Pensé

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

«¿Por qué muchas veces seguimos insistiendo en continuar con una relación que ya está hecha trizas, que no tiene reparación y que ninguna de las dos personas que conforman dicha relación se empeñan en hacer algo por ella?» Pensé.

Y yo sabía claramente la respuesta a esa pregunta.

Lo que pasa es que, no dejamos ir todas aquellas cosas que nos hacen tristes o miserables, por el simple hecho de que aquello alguna vez nos hizo felices. Otras veces, nos cuesta aceptar el hecho de que ya no somos, ni que volveremos a ser, pero, por nuestro bien debemos aprender a aceptar que no todo dura siempre, nada es eterno, y necesitamos aprender a dejar ir todo aquello que nos lastima o no nos hace felices más, porque sólo así, podremos vivir en paz, en tranquilidad y en felicidad.

Y justo eso debía aprender a hacer, poder decirle adiós a esta relación tóxica que llevo con Brenton. Porque hacía un par de meses que ni siquiera salíamos juntos, mucho menos nos hablábamos y las cosas ya rozaban lo incómodo y molesto en este punto de nuestra relación.

Pero siempre estaba presente ese sentimiento de melancolía, al recordar los buenos momentos que pasamos juntos y era lo que me impedía mandarlo a volar, junto con nuestra relación y todos esos momentos.

Era la hora del almuerzo, después de una aburrida y laboriosa mañana, en el primer día de clases, al fin nos habían dado nuestro momento de reunirnos con nuestros viejos amigos y ponernos al día de todo lo que había sucedido el fin de semana en nu...

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Era la hora del almuerzo, después de una aburrida y laboriosa mañana, en el primer día de clases, al fin nos habían dado nuestro momento de reunirnos con nuestros viejos amigos y ponernos al día de todo lo que había sucedido el fin de semana en nuestras vidas, las aventuras que pasamos, los amores de verano que muchos tuvieron o las tragedias que nos sucedieron.

Me dirigí con mi almuerzo a la mesa de siempre, donde me sentaba con mis amigas, novio y un par de amigos de Brenton. Busqué el lugar más apartado de Brenton, justo al otro lado, y me senté justo ahí.

Sabía de sobra que tanto para mí, como para Brenton y los demás presentes en la mesa, esta era una situación bastante incómoda y tal vez por eso tampoco me atrevía a terminar con Brenton, porque todos siempre habíamos sido buenos amigos, pero, Brenton y yo decidimos echarlo todo a perder cuando decidimos ser pareja, y ahora nuestra amistad había desaparecido o estaba en proceso de, y si él y yo terminábamos, tal vez ahora sí, todo se vendría abajo, porque muchos se verían obligados a tomar un bando y dudo que estén dispuestos a hacerlo.

Todos platicaban y yo intenté adaptarme a la plática, pero mi mente estaba en un bucle sin fin, pidiéndome que terminara con Brenton, sabía que debía hacerlo, pero no me atrevía, no ahora.

Fue entonces que, una mirada se interpuso con la mía y mis pensamientos se esfumaron.

Douglas, sentado en dirección frente a mí, en otra mesa por supuesto, me miraba. La mirada se sentía profunda y tenía la sensación de que quería mirar a través de mí, como si quisiera conocer hasta el último de mis pensamientos.

Y así de repente como mi mirada se topó con la de él, nuestra conexión se vio interrumpida, gracias a Chloe, quien se paró frente a él, dispuesta a coquetear con Douglas, el nuevo chico que seguramente encabezaba su lista de "chicos para una noche".

—Entonces, ¿qué dices Joyce? —Cuestionó mi mejor amiga.

—¿Perdón? —Hablé finalmente, aún con la mente confundida sobre lo que debía hacer y esa extraña mirada que Douglas me había dado.

—¿Qué dices sobre buscar empleo? —Enfatizó Maya, otra de nuestras amigas—. Ya sabes, para poder ahorrar dinero y hacer ese viaje de graduación que hemos planeado desde primaria.

—¡Claro! —Contesté volviendo a la realidad—. ¿Cuándo y dónde comenzamos con la búsqueda?

Entonces, mi mirada fue a parar a Douglas, quien se encontraba rodeado de las chicas más fáciles de la institución, pero, lo más extraño de todo, es que él siquiera les dirigía la palabra y mucho menos hablaba con ellas.

Y lo más aterrador de todo, sus ojos no paraban de mirarme, aquellos ojos vacíos y brillosos, unos ojos que no transmitían nada, pero que parecían saberlo todo, quererlo todo.

Estaba a punto de apartar mi mirada de la suya, cuando sus labios comenzaron a moverse, estaba hablando, hablando conmigo.

—Termina con él —entendí, a la vez que me guiñaba el ojo.

No sólo había entendido aquello, lo había escuchado, como un susurro. Lo cual me hizo estremecerme, porque Douglas seguía sentado frente a mí, pero había escuchado su ronca voz en mi oído.

«¿Cómo es posible que haya adivinado lo que pasaba por mi mente?» Pensé.

Ahora me encontraba más confundida, no sólo por el tema de Brenton, si no por Douglas, el nuevo chico que prácticamente tenía tatuado en la frente la palabra problemas.

Aparté mi mirada de la de Douglas y miré a Brenton, quien se encontraba en su celular, seguramente viendo chicas en trajes de baño en Instagram o algo por el estilo. Entonces, aproveché eso y le envié un mensaje de texto.

Yo: Necesitamos hablar, ahora.

En segundos, Brenton me dirigió la mirada con el ceño fruncido, a lo que yo hice un movimiento de cabeza para darle a entender que me siguiera y me paré de mi asiento, para dirigirme fuera de la cafetería, dónde esperaba hablar con él, con más calma y menos público mirándonos.

Brenton rápidamente se paró y me siguió. Nuestros amigos se percataron de ello y sus miradas se posaron sobre nosotros, concluyendo con la plática que tenían y se mostraron expectantes ante lo que pasaba. Sin embargo, cuando Brenton y yo hubimos salido de la cafetería, no pudieron averiguar nada más.

Una vez fuera de la cafetería, Brenton se paró frente a mi confundido y decidí que era el momento de actuar.

—Es hora —solté sin más.

—¿Hora de qué? —Preguntó confundido.

—De terminar con esto —comenté. —"Nosotros".

Entonces lo supe, había tomado una de las mejores decisiones de mi vida, por que tan rápido como había decidido decirle que lo nuestro se había terminado, había sentido como si me hubiera quitado un gran peso de encima.

—Esto es todo Brenton, hasta aquí llegó lo nuestro —le aseguré—. Y, si estás de acuerdo, podemos seguir siendo amigos, como lo éramos antes de todo esto.

Y creo que Brenton quedó tan confundido con esto, como yo lo quedé justo antes de decidirme por dar éste paso. Él simplemente se fue de ahí, sin decir ni una palabra.


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
SEGRETI ║✘║Donde viven las historias. Descúbrelo ahora