Capítulo 11: ¿Por qué no?

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Leonardo. 

Mierda, no puede dejar de mirarlo un solo segundo.

—Leonardo aquí están la investigación que me pediste.

Cuando Arno me contó sobre el trabajo que hacía Fabián, no podía creerlo, era la excusa que necesitaba para tenerlo todo el día a mi lado. Esta mañana, cuando desperté y lo vi con el cabello alborotado, sus ojos brillosos, su piel sudorosa, casi cometo el error de follarlo ahí mismo. Aún tengo el jodido sabor de sus labios en mi boca. Tan suaves y carnosos. Quisiera poder besarlo todo el día, no soltarlo jamás. Me destruyó el alma ver su cara de arrepentimiento, arrempujándome a un lado para ir a encerrarse en su habitación. Fui muy impulsivo, ahora estoy pagando el precio por ello. Pero eso no significa que vaya a rendirme.

Me reclino más en el sillón de cuero frente a mi escritorio. Estamos los dos trabajando en mi oficina. Tengo la vista fija en él, en la forma que arruga su frente mientras se concentra. Es la persona más tierna que he conocido. No sé si pueda soportar estar así, los dos solo y sin poder hacer nada. Quisiera tumbarlo sobre el escritorio de cristal, follarlo hasta que excitado se corra diciendo mi nombre. Después llevarlo a mi cama y no dejar que salga del cuarto hasta que nuestros cuerpos estén en carne viva. Hasta que no podamos movernos más.

Sacudo mi cabeza. Una erección se forma en mi entrepierna.

No puedo pensar en eso por ahora. Tengo que irme con lentitud esta vez. Tan acostumbrado estoy a que la mayoría de las personas que conozco se arrojen sobre mis brazos inmediatamente después de conocerme, que no sé cómo ser más paciente con él. Tengo que ser lo bastante listo como para irme acercando. Quiero disfrutarlo, llegar a descubrir cada uno de sus secretos, tomarme el tiempo necesario para conquistarlo y, cuando el momento ideal llegue, reclamarlo como mío. No pienso permitir que se aleje.

A partir de ahora Fabián Carbajal será por siempre mío.

—Leonardo... ¿me escuchas?

Cuando Arno me dijo que encontrar a tu otra mitad era una de las experiencias más gratificantes que puedes tener, me burlé por lo estúpido y cursi que se escuchaba. Nunca creí que sus palabras llegarían a ser ciertas. Tener frente a ti a esa alma predestinada, es una de las experiencias que te marcan por toda la vida. En las pocas horas que tenemos de conocernos ya he descubierto algunos de los pequeños detalles que forman la identidad de Fabián. Sus ojos brillan cuando ve a las personas que ama. Oculta su sonrisa tras las palmas de sus manos, cuando ríe a carcajadas. Se pellizca uno de sus dedos cuando está pensando. Muerde su labio inferior cada vez que se pone nervioso.

¡Joder, quisiera poder besarlo de nuevo!

—¡Leonardo! ¿Estás bien?

La voz de Arno me saca de mi ensoñación. Me golpea en el hombro con una pequeña carpeta. Volteo y lo observo con el cejo fruncido. ¿Qué mierda se cree que es para golpearme? Está parado frente a mí, tiene las manos cruzadas sobre su pecho. Me mira a los ojos con las cejas levantadas, la nariz arrugada. Tira un sobre amarillo a mi derecha. Con dramatismo pone una mano sobre mi frente. Cierro los ojos por la frustración. Arno tienden a ser muy infantil.

—No, si no estás enfermo.

—No seas imbécil —golpeo su mano—, estaba distraído. ¿Qué quieres?

—Has estado así desde esta mañana. ¿Pero qué carajos es lo que te pasa? Tú nunca eres así. Eres una de las personas más centradas que conozco. Es como si estuvieras viviendo en otro plantea. ¿Qué pasó?

Prohibido amarme.Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora