ACTO I, ESCENA V

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  HAMLET solo.

  HAMLET.- ¡Oh! ¡Si esta demasiado sólida masa de carne pudieraablandarse y liquidarse, disuelta en lluvia de lágrimas! ¡O elTodopoderoso no asestara el cañón contra el homicida de sí mismo! ¡Oh! ¡Dios! ¡Oh! ¡Dios mío! ¡Cuán fatigado ya de todo, juzgo molestos, insípidos y vanos los placeres del mundo! Nada, nada quiero de él, esun campo inculto y rudo, que sólo abunda en frutos groseros y amargos.¡Que esto haya llegado a suceder a los dos meses que él ha muerto! No,ni tanto, aún no ha dos meses. Aquel excelente Rey, que fue comparadocon este, como con un Sátiro, Hiperión; tan amante de mi madre, que nia los aires celestes permitía llegar atrevidos a su rostro. ¡Oh! ¡Cielo ytierra! ¿Para qué conservo la memoria? Ella, que se le mostraba tanamorosa como si en la posesión hubieran crecido sus deseos. Y noobstante, en un mes... ¡Ah! no quisiera pensar en esto. ¡Fragilidad! ¡Tútienes nombre de mujer! En el corto espacio de un mes y aún antesde romper los zapatos con que, semejante a Niobe, bañada enlágrimas, acompañó el cuerpo de mi triste padre... Sí, ella, ella misma.¡Cielos! Una fiera, incapaz de razón y discurso, hubiera mostradoaflicción más durable. Se ha casado, en fin, con mi tío, hermano de mipadre; pero no más parecido a él que yo lo soy a Hércules. En un mes...enrojecidos aún los ojos con el pérfido llanto, se casó. ¡Ah!¡Delincuente precipitación! ¡Ir a ocupar con tal diligencia un lechoincestuoso! Ni esto es bueno, ni puede producir bien. Pero, haztepedazos corazón mío, que mi lengua debe reprimirse.   

Hamlet.Where stories live. Discover now