3. Sueños húmedos.

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Estúpida y torpe. Eso es lo que soy. 

Todos los estudiantes del instituto volteaban a ver a Connor con la nariz vendada, las del club de porristas se acercaban para darle un pequeño beso en la nariz para después decirle que se mejore, y darme un codazo por torpe y poco amable que fui al dejar a Connor desangrándose en la puerta de mi casa. El colegio entero estaba al tanto de cada torpeza que cometía, gracias a mi hermano Blake, quien utilizaba mis desastrosos incidentes, para contarlos como un buen, realmente buen, chiste.

-Vendrás al campeonato, ¿Verdad Amber?-La chillona-zorra-Sara, capitana del grupo de las porritas, hablo haciéndome hacer una mueca de molestia al escucharla.

-No.

-¡Tienes que hacerlo! Ya sabes...el equipo no es lo mismo sin ti.- Rio irónica. Para completar mi estúpida reputación que mantenía en el colegio, me tocaba ser la mascota. En cada partido que había, yo tenía que salir disfrazada como cabra, bailar, hacer piruetas y todo lo necesario para animar al público y a los jugadores. 

Si no fuera por mi rara obsesión de ver a Connor sudado y cansado después de cada partido, con la polera afuera colgando de su hombro para poder abanicarse con la mano, no hubiera robado aquel ridículo disfraz del cuarto del conserje para ponérmelo y fingir ser la mascota. Como ya es de esperarse, ni un plan inventado por mí, logra tener éxito; la directora Smith's me encontró sacándomelo en el baño y guardarlo en el mismo lugar donde lo había encontrado, al preguntarme que hacía con el disfraz, se me ocurrió la grandiosa idea de decirle que yo era la mascota. Desde ahí soy: Amber la cabreada" 

Sin responderle a Sara camine recta por el pasillo hacia la clase de psicología. Yo detestaba esta materia, por el simple hecho de que la profesora pensaba que estaba loca, y obviamente como los psicólogos entienden mejor que nadie los pensamientos de los otros, los demás estudiantes creían en lo que ella decía.

-Bien, chicos tomen sus respectivos asientos.-La profe ordeno los papeles de su escritorio y me miro con nostalgia, como si mi locura fuera un problema mental o algo por el estilo. Connor entro después de mí, a pesar de la invitación que le había dado Sara para que tome asiento con ella, el vino hacia mí. Ya lo sabía, el cariño que sentía por mí era tan grande, que su nariz rota por mi culpa no importaba en absoluto. Sonreí orgullosa por mantener a Connor conmigo y no  dejar que la vaca fría de Sara me lo robara.

-Los que tienen que dar su exposición sobre el "Los cambios en los adolescentes" pasen a delante.-Me removí en mi asiento nerviosa, no había estudiado absolutamente nada. Con un suspiro me levante junto con mis compañeros que pertenecían a mi grupo de la exposición. Connor me dio un pequeño apretón en la mano mientras nos parábamos al frente de la clase. Primero empezó al leer Connor, se notaba seguro en lo que decía, me dio una seña para que valla repasando mi parte mientras los demás chicos del grupo hablaban la parte que les toco del tema. Repase el tema y abrí los ojos al ver de lo que se trataba. En la parte superior decía: "Sueños húmedos".

-Amber, puedes hablarnos de lo que estudiaste.-Mire nerviosamente hacia mis compañeros que estaban tomando apuntes de todo lo que decíamos.

-Emm...bueno, yo hablare sobre los sueños húmedos.-Mi vos parecía escucharse en eco en el aula. Connor trataba de retener la risa, mientras lo demás me observaban divertidos, nadie me interrumpió mientras yo hablaba y por primera vez, odie eso. 

Me puse nerviosa cuando recordé el sueño de la noche anterior, cuando tuve que hablar de cómo ocurría el "Sueño húmedo", mire hacia Connor aún más nerviosa. Sus labios se curveaban mientras él los mantenía fuertemente apretados para tratar de calmarse y no dejar escapar un carcajada. Supe entonces cuando acabe, que aquello fue lo que había experimentado ayer y todo por culpa del bulto de Connor.

***

-Tienes que ir, Amber.-Connor se miraba la nariz en el espejo retrovisor de su auto, mientras esperaba que yo dejara de gruñir y saliera para ponerme ese tonto disfraz y apoyar al equipo.

-No, me digas lo que tengo que hacer Connor.-Antes de que volviera hablar, seguí.-Si no quieres que te termine rompiendo por completo la nariz.

Sus ojos verdes se abrieron y no volvió a decir ninguna otra palabra mientras manejaba hacia mi casa. Lo observe fruncir el ceño pensativo mientras conducía, su nariz se arrugaba cuando hacia una mueca. Me sorprendí al ver como mi fuerza, al cerrar la puerta en su cara, había logrado dejarle la nariz chueca hacia un lado. Connor no volvió a hablar sobre lo que sucedió antes de que lo abofeteara y creo que aquello le dejo muy claro que no quería hablar de eso.

 Antes de que mi mente empezará a pensar en el bulto con el que choque, proveniente de sus pantalones, provocando aquel sueño. los gritos de un partido de futbol me sacaron de mi trance, mire por la ventana para encontrarme con un estadio gigante. El que alquilo el instituto para las finales del torneo.

Gire mi cabeza lentamente hacia Connor, tipo el exorcista. Le arrancaría la nariz definitivamente. 

-¡ERES UN MALDITO GILIPOLLAS!.-Mis puños volaron hacia su torso, golpeándolo fuertemente mientras lo jaraneaba contra el asiento del auto.

-Amber, tienes que ir, tú te ofreciste como la mascota del instituto.-Cruce los brazos sobre el pecho, Connor nunca me obligaba a hacer las cosas, siempre me dejaba hacer lo que yo quisiera y me apoyaba con eso.

Lo jaranee otra vez.-¿Porque de repente te interesa que yo asista a eso? ¿Quién te pidió que me trajeras?.-Lo note nervioso de inmediato.-¡Dime!

-Bien, fue Joseph, el me pidió que te trajeras. No sales con nadie hace ya 4 años y creo que ya es hora de que tengas un novio. Te recuerdo que sigues virgen.-Aleje mis manos del apoyándome en mi asiento de nuevo. Mi cara se tornó a un color rojo, mientras sentía mi ojo hacer un tick en el parpado y mi cuerpo preparándose para una fuerte convulsión.

-¿Y POR QUE DIABLOS SE TE OCURRIO HACERLE CASO A ESE TAL JOSEPH? ¡QUE NI TENGO LA MAS REMOTA IDEA DE QUIEN ES!. Y SOBRE LO DE QUE SIGO SIENDO VIRGEN, ¡ESO LO DECIDO YO, NO TU!.-Levante mi mano para abofetearlo, Connor rápidamente se tapó la nariz y agarro mi brazo con una mano. Mi india interior se relajó mientras él me frotaba el brazo para que me tranquilizara. Lo fulmine con la mirada, jalando mi brazo fuera de su alcance.- ¿Quién rayos es Joseph?

-¿Como que quien es? Es el francés.

Tome una respiración profunda y baje del auto caminando hacia el estadio, Connor saco el disfraz del auto y troto hacia mí para seguirme el paso.

Yo había decidido ser la mascota para ver a Connor, no al francés escupon. Pero ya que Connor no jugaba por su nariz lesionada, no tendría sentido estar allí apoyando. Sin embargo la culpa era mía. Fui tan torpe en chocar con sus pelotas al agacharme, cerrarle la puerta en su cara; provocando que se le enchuecara la nariz, y sobre todo, fui tan torpe en animarme a ser "Guify, la cabra del instituto, Wood" 

Lo unico que me animaba para hacer esto fue que me encontraba en lugar mas, con una posibilidad mas de encontrar a Rayita.

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Espero que se haigan divertido con este capitulo :)x

 

¡Quiero matar a Rayita!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora