18. Mala influencia.

34.1K 3.6K 766
                                    

Estire mi mano para abrir la puerta del auto y salir de una vez de ese maldito lugar antes de que me termine asfixiando con el trasero de Antonella que estaba aplastando mi cara contra la ventana. Joseph, el único que estuvo cómodo manejando en el viaje, no como nosotros que parecíamos estar en una lata de sardinas, bajo del coche para abrirnos la puerta. Caímos como una ola de mar, todos estrellamos nuestra cara en la arena de la playa, excepto por Sara que tuvo la suerte de estrellarla en mi trasero y no tener que escupir cada momento para que la arena salga de tu boca.

Una vez que miramos la casa playera de Joseph corrimos empujándonos con nuestros codos para ganarnos la habitación que tiene la mejor vista. Como yo tengo dos pies izquierdos tropecé en los escalones y para disimular mi caída fingí ir a ayudar a Joseph a sacar los equipajes como la buena samaritana que soy, de todas formas estaba de última.

El rubio me dedico una sonrisa agradecida cuando tome las maletas que quedaban en el coche. La de Connor me la colgué en los hombros sujetándola con fuerza como si el piso fuera de lava y tuviera miedo de que callera. La de Sara se la arrastre por el piso recolectando arena con insectos. Deje los equipajes en la sala donde todos se encontraban mirando impresionados la gran televisión que tenían enfrente. Los animales corriendo alrededor del sofá, creo que el cerdo Amber está necesitado y quiere...¡Oh, sí se cogió la pierna del Gordis! Ya no vendrá hacia mí, uff.

-¿Ya todos escogieron sus habitaciones?-Pregunto Joseph sacando del pequeño bar en la esquina cervezas para los chicos y limonadas para las chicas.

-Sí, solo le falta a Amber. Yo dormiré con Anto en una habitación  y Connor y Blake en otra, y el Gordis con Kevin y Maximiliano eligieron la matrimonial.-Explico Sara.

-Yo no pienso dormir contigo, perra.-Le contesto Antonella quitándole a Max su cerveza de la mano.

-¿Cómo me llamaste puta?

-¡No empiecen!.-Gritamos los demás.

-Entonces yo dormiré con Amber.-Declaro Joseph de repente demasiado contento.-Ven amor, estoy cansado.-Puso un brazo en mis hombros y me guio a su habitación, yo lo seguí en silencio mirando atrás donde nuestros amigos se quedaban con la boca abierta, Kevin me dio una sonrisa cómplice y me grito "Tranquila, nena ¡Relaja la pelvis!". De inmediato me puse rígida, ahora era donde el rubio tenía que arrastrar mis pies pegados en el suelo. Trate de tranquilizarme, Joseph no intentaría pasarse, lo sé, es demasiado gentil y hasta ahora no ha intentado besarme. Además obviamente la habitación de Joseph tenía que ser la más grande de todas, abría un espacio considerable para ambos.

Y así era, el decorado de la habitación era sencillo, tenía algunos cuadros en las paredes, todo reflejaba su personalidad. Las paredes eran completamente blancas, pero el balcón con la hermosa vista hacia el mar terminaba dándole color. Me senté en la cama sin saber que más hacer, observe a Joseph moverse por la habitación sacando las ropas de nuestros equipajes, solo colgó algunas de sus camisas junto con mis blusas y vaqueros.

Se sacó la camiseta azul que estaba usando, reflexiono sus músculos dando suaves gruñidos, mientras tanto yo trataba de recuperar mi mandíbula que se me callo por alguna parte del suelo. No importaba, enfrente mío estaba el hombre más hermoso que había visto jamás, ni siquiera Connor podía superar lo gloriosamente sexy que se veía sonriéndome con los rayos del sol apuntando su torso esculpido.

Camino hasta mí tomando mi mentón para cerrar mi boca, rio cuando retiro su mano y mi mandíbula volvió a caer.

-Basta, amor. Deja de mirarme así, me estas poniendo nervioso.-Rio como tonta, se ve tan lindo sonrojado. Se tumba en la cama agotado por el viaje, sus pestañas revolotean mientras trata de quedarse dormido. Yo me echo a su lado observándolo sonriendo como el Gato de Cheshire, apoyo mis codos sobre el colchón sujetando me cara, bato los pies como toda una colegiala enamorada.

-Amor.-gruñe entre dientes manteniendo sus ojos cerrados, que hermosas pestañas, su nariz es tan perfecta.-Deja de mirarme así.

Soltó mi segunda risita tonta.- ¿Así cómo?-Ronroneo.

-Como idiota.-Contesta Connor apoyado en el umbral de la puerta. Le doy una mirada asesina, celoso porque no es él a quien prestó atención. –Estamos yendo a la playa ¿vienen?

Le doy un movimiento despreocupado con la mano.-Adelántense.-Oh, Joseph, solo tú y yo.

-De ninguna manera, Amber.

Joseph abre los ojos, se apoya en un codo y le da un asentimiento a Connor, este se va dejándonos a los dos solos. El rubio sexy francés se vuelve a poner la camiseta y yo hago pucheros siguiéndolo fuera de la habitación para reencontrarnos con los demás.

(...)

Me deshago de mi camisa quedándome con otra que más corta junto con mi short. Trato de ignorar el pensamiento de que critiquen mi cuerpo cuando muestre más. Con Antonella nos ponemos protector solar en los brazos y cara. Hacemos chistes juntas riéndonos a las espaldas de Sara. Bullying a Sara. No intente esto en su caso o colegio, niño/as. Seré conocida como una mala influencia para todos de seguro. De repente recuerdo cuando me desnude en la piscina, ¡Santa mierda! ¿Qué me poseyó para que me atreva a hacer eso?

Como si mis pensamientos predijeran alguna clase de futuro paso lo más tráumate que vi en mi vida. Por primera vez sentí vergüenza ajena.

-¡Fiesta en la playa!.-Llego corriendo Blake desnudo metiéndose dentro del mar. Saco su cabeza mirándonos confundido por nuestras expresiones. – ¿Porque están vestidos?

-¿Por qué tu no lo estás?-Cuestiono Kevin.                                          

-Pensé que era al desnudo. Amber suele meterse al agua desnuda.

Los ojos se dirigieron ahora a mí, sonreí nerviosa sintiendo un tic en mis mejillas adormiladas por la vergüenza. Connor trataba de retener la risa, el muy maldito recordaba ese día, seguramente se lo conto a mi hermano.

Todos me dieron una mirada desaprobada. Lo ven, mala influencia. 

DEDICACIONES PERSONALMENTE ESCRITAS AL FINAL DE CADA CAP SOLO SE DARAN A LAS PESONAS QUE COMENTEN MAS.

¡Quiero matar a Rayita!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora