彡 Sirius Black

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  Oriana trabajaba como asistente en una florería de Londres, como siempre había querido, aunque su verdadero sueño era ser la dueña de ese establecimiento. Los tulipanes eran la especialidad de la tienda, así como los preferidos de la joven castaña. No sabía porqué, pero esa flor le hacía sentir mucha nostalgia. Era como si al sostener una, recuerdos de un pasado que jamás había vivido, llegaran de inmediato a su cabeza.

   En un nublado día de verano, la venta en la florería estaba muy escasa; de vez en cuando, una o dos personas se detenían a observar, pero no compraban. Pasadas de las diecinueve horas, un joven muy bien arreglado, entró al simple local y se detuvo a observar los tulipanes.
Una sensación de reconocimiento habitó el interior de Oriana; ese cabello, la particular forma de caminar y su atractivo rostro le resultaban familiares.

   Vencida por la curiosidad, se acercó al chico. Normalmente no hacía eso, esperaba que la gente fuera a pedirle ayuda.

    ¿Puedo ayudar? preguntó en voz baja.

   Aquellos ojos grises se despegaron de los tulipanes para ver hacia la morena. La chica sintió su rostro arder cuando el chico comenzó a inspeccionarla de pies a cabeza, con la mirada.

   No la veía con morbo, al contrario; la apreciaba como si fuese el ser más hermoso sobre la tierra, como si quisiera guardarla para siempre en
su memoria. Oriana tampoco pudo evitar notar como se detenía en su rostro; observó detalladamente cada milímetro, en especial sus gruesos y rosados labios, que los veía con anhelación. La morena podía
jurar haber visto un brillo de nostalgia en sus ojos.

   El chico, ignoró su pregunta, y se acercó unos centímetros a ella.

   Me gusta el olor de estas. Señaló los tulipanes. Una vez, una persona me dijo que cada uno de los colores tiene un significado diferente. La única que recuerdo es la roja, es amor eterno ¿no?

   Sí, claro, son mis preferidas, pero las blancas también son magníficas respondió eufórica. Le encantaba hablar sobre flores, en especial si se trataba sobre tulipanes.

   El joven negó con la cabeza sin borrar una pequeña sonrisa, le gustaba mucho ver su rostro cuando mencionaba aquella flor.  Oh, pero qué falta de
educación la mía, soy Sirius Black. Sonrió forzadamente, se presentó y le extendiendo la mano, aunque en realidad él sólo quería abrazarla y nunca más volverla a soltar.

   ¿Sirius?, ¿como la estrella? Que fascinante. Mi nombre es Oriana.

   Su piel se erizó tan pronto como tocó la palma de Sirius.

   Entonces, Oriana pronunció con cierta dificultad, aún le dolía pretender que no la conocía, ¿me podrías hacer un pequeño ramo con las rojas?

   Ella apenas agitó con la cabeza y salió corriendo hasta el mostrador.
Durante el tiempo en que ella preparaba el ramo, Sirius se quedó observando cada uno de sus movimientos: como su pequeña nariz se arrugaba, cuando mordía la uña de su pulgar porque se estaba desesperando y su particular forma de acariciar el cabello por la incomodidad que le hacía sentir la mirada de Sirius.

   Son dos galeones habló ella detrás del mostrador.

   ¡Por Merlín! Sirius posó una mano en su pecho y comenzó respirar entrecortadamente, no la había visto llegar. Tomó el dinero de la cartera y lo entregó a Oriana. Agradeció por las flores y caminó hacia la salida del local, pero justo cuando iba a atravesar la salida escuchó la risueña voz de Oriana:

   ¡Espero que su novia le gusten!

   Se detuvo de golpe, dio la vuelta y caminó hacia el mostrador con el ceño fruncido. ¿Había dicho novia?

   ¿Por qué crees que
es para una "novia"? Hizo comillas la última palabra, él no tenía pareja y después de Oriana no quería tener algo con otra mujer.

   La morena se encogió de hombros con una sonrisa. ¿Para quien más compraría los tulipanes de amor eterno?

   Sirius negó con una sonrisa triste y se despidió de lejos. Una vez afuera, miró por encima de su hombro a la chica: Para ti, amor mío murmuró para sí mismo, luego de observar como Oriana cerraba la florería.

Harry Potter » One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora