彡 Sirius Black

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    Si existía una palabra para describir lo que Maggie sentía en ese momento, era náuseas. Sí, precisamente porque esa noche era cuándo la honorable familia Black daba un baile para las familias más importantes del mundo mágico, por supuesto y para su pesar, Sirius Black debía asistir. Tenía un pequeño enamoramiento con él desde los trece años; su atractivo rostro, la rebeldía que desprendía y la confianza con la que siempre cargaba hacía imposible que cualquier persona no suspirara por él.

    ¡Maggie! vociferó su madre desde el otro lado de la puerta.

    ¿Sí? respondió para que su mamá entrara. Al verla, no evitó fruncir el entrecejo.

    ¿Por que no te has arreglado? preguntó preocupada. ¿No has visto la hora? Faltan solamente dos horas, es muy tarde regañó.

    No exageres, mamá, lo que pasa es que no sé qué vestido usar.

    La madre pareció meditar unos segundos antes de responder con firmeza: Deberías llevarte el blanco con detalles rosados, es lindo. Maggie rió.

    Madre, ese vestido lo usé hace siete años y, era tuyo. La mujer se cruzó de brazos y la miró confusa.

    ¿En serio? Maggie asintió segura.

    Entonces... deberías ponerte el vestido verde o el rojo.

Maggie gritó exasperada y se tiró sobre la cama, aventó todo lo que había sobre ella. ¿Acaso su madre no se dio cuenta que no podía decidirse por uno de esos dos?

    Es entre esos dos por el que no me puedo decidir habló entre dientes.

   Entonces...  Guardó silencio en lo que caminaba a la puerta, antes de marchaste dio la vuelta y mostró su dentadura blanca. Ponte el blanco con detalles rosas.

   Maggie arrojó la almohada hacía la puerta.

    No era la primera vez que acudía a la mansión Black, pero siempre le sorprendía ir ahí, no es que su casa fuese pequeña, al contrario, pero la ancestral y honorable casa tenía algo que captaba por completo su atención y, no hablaba de Sirius

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    No era la primera vez que acudía a la mansión Black, pero siempre le sorprendía ir ahí, no es que su casa fuese pequeña, al contrario, pero la ancestral y honorable casa tenía algo que captaba por completo su atención y, no hablaba de Sirius.

   Al final se decidió por un vestido color turquesa con un sencillo antifaz blanco que traía incrustadas pequeñas piedras brillantes.
Su padre golpeó la puerta dos veces antes que un pequeño elfo les abriera e hiciera una pequeña reverencia, los guió hasta el gran salón y se fue para atender al resto de los invitados.

    Buscó con la mirada a Sirius, tenía curiosidad por verlo, apreciarlo, admirarlo, aunque fuera desde lejos. Pasó la rápidamente mirada por la mayoría de los invitados que se estaban a su alrededor, pero no obtuvo resultados. Después de un par de intentos, se cansó de forzar la vista, caminó a una mesa, pero una sensual y pausada risa la congeló.
Dio la vuelta para verlo; el mayor de los Black traía puesto un traje completamente oscuro, la corbata estaba floja y los primeros tres botones de su camisa estaban desabrochados. Su singular toque rebelde estaba ahí presente. También llevaba una media máscara blanca, que no hacía más que resaltar su atractivo.

    Antes que sus pies pensaran por sí sólos y la llevaran a dónde Sirius, la señora Black fue por ella y la guió hasta el centro del salón. Maggie cariño, ¿por qué no vas a bailar?

    Excelente idea, Señora Black.

   Por supuesto que no iría a bailar, desde que estaba buscando a Sirius había visto una exquisita fuente de chocolate. Era su oportunidad de probarla. Cuando iba a tomar una fresa, una mano se interpuso entre ella y la fruta, sabía de quien se trataba.

    Lo siento. Su voz era tan sensual y pausada, en definitiva perfecta.

    N-no importa susurró antes de voltear a verlo.

    Sirius Black. Se presentó el joven con una sonrisa coqueta, agarró una fresa y mordió la punta lentamente, deleitándose por el sabor.

    «¡Merlín! ¡Ojalá yo fuera la fresa!» pensó, sin despegar sus ojos de los labios de Sirius.

    ¿Quieres? Sirius señaló el plato.

    C-claro.

   Antes que Maggie pudiera agarrar una, Sirius le apartó suavemente por la muñeca.

   Yo la agarro.

   Mojó la fresa con un poco de chocolate, la acercó a los labios de Maggie, antes que pudiera morderla, la rozó por el labio inferior para finalmente dejársela en los dientes. Sirius observaba con atención, cosa que provocó un gran sonrojo al rostro de Maggie.
Rió de ternura, hacía años que las mujeres habían dejado de sonrojarse cuándo él estaba cerca.

    Le ofreció el brazo para caminar y ella, después de pensar unos segundos, lo aceptó con timidez. Respóndeme,  asistes a Hogwarts, ¿cierto? Tus lindos ojos me resultan familiares.

    Así es afirmó Maggie y él sonrió.

    ¿Y... me conoces? Ella asintió. Era de suponerse, soy Sirius Black. Entonces, ¿vamos en la misma casa?

   Ella negó.

    No soy Gryffindor.

   ¿Eres Slytherin? La preocupación en su voz era más que evidente. La castaña negó y Sirius exhaló aliviado. Entonces sólo quedan dos casa...

    Ravenclaw y Hufflepuff completó ella con orgullo.

    ¿Eres... Hufflepuff? Tardó en responder para finalmente negar con la cabeza, entonces el rostro de Sirius pareció iluminarse. Eres Ravenclaw, entonces. ¡Adivine! Se detuvo para hacer un patético baile gracioso que sacó una carcajada de los labios de Maggie. Sigamos: ¿vamos en el mismo curso?

    —. La sonrisa de Sirius se enganchó aún más, abrió la boca para decir algo, pero la música le interrumpió.

    ¿Te gustaría bailar? Ella negó. Black frunció el ceño. ¿Por qué?

    No se bailar admitió un tanto avergonzada.

   Black le agarró la mano y la condujo hasta el centro de la pista.

    Yo te guío susurró cerca su oreja y la sujetó firmemente por la cintura.

    Comenzaron a bailar al ritmo de la musica y, como él le aseguró, nunca la soltó.
Al finalizar la canción, Sirius no quitó las manos de su cintura, ni ella despegó sus manos de los hombros; Black subió una mano para pisarla sobre la mejilla de Maggie y empezar a acariciarla con los dedos.

    No bailas tan mal, Maggie Sallow.

    ¿Q-qué?, ¿c-como supiste?

    Sospechaba que era tú, por tu cuerpo, luego lo confirmé gracias al interrogatorio. Le dedicó una pequeña sonrisa ladeada.

    ¿En serio, Sirius?

    Por supuesto, cariño. Se acercó a sus labios cuando una nueva canción comenzó a sonar. Por cierto, te ves extremadamente adorable con las mejillas coloradas.

Harry Potter » One Shots.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora