Nuevo amanecer

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Rupert despertó.

Emma dormía tan tranquila como siempre, acurrucada en su pecho.

-Mmm...-Susurró él adormilado.

Ella no se movió.

-Maldita sea.-Susurró Rupert mirándola.

Iba a matarlo cuando despertase. En uno de sus hombros...

-¿Rupert?

El pelirrojo suspiró y le acarició el cabello mientras ella entreabría los ojos.

-Buenos días.

Emma volvió a cerrar los ojos.

-Me siento como si estuviera en las nubes.

El corazón de él empezó a latir fuertemente en su pecho, amenazando con empezar a escucharse. Ella había dicho que...

-Em...

-Sí...

-Tengo que decirte que...

-Si es por lo de la marca que tengo en el hombro, olvídalo. Estoy bien. Además tienes una en el cuello.

Rupert se sonrojó y se miró como pudo. Emma estaba en lo cierto. Y sin embargo dormía tan tranquila.

-Charlotte...

-No me llames así, no me gusta mi segundo nombre.

-Pero Lottie...

-Lottie nació para ser Lottie. Es el nombre perfecto para ella. No para mí.

Él le acarició la espalda desnuda.

-Como digas. Emma, ¿Puedo saber por qué no te importa?

Emma abrió los ojos. Suspiró y le acarició el pecho.

-Supongo que me recuerda cómo llegó ahí.

Rupert sonrió.

-Supongo que me recuerdas lo que pasa... No sabes lo que es no abalanzarse sobre ti. Requiero mucho autocontrol para lograrlo.

Ella lo miró.

-Yo...

Las manos de él tomaron con firmeza sus rodillas y la acariciaron por detrás. Fueron subiendo...

-Detente.

Él obedeció.

-¿Hice algo malo?

Emma sonrió con picardía.

-Quiero mi beso de buenos días.

Antes de terminar la frase sintió los labios de él sobre los suyos.

-Mmm...

Ella acomodó sus piernas a cada lado de la cadera de él y siguió besándolo. Rupert volvió a mover sus manos. Esta vez Emma no se lo impidió.

-Rupert...-Susurró.

-Mmm...

-Ya te has despertado.

Él se sonrojó.

-No seas cruel.

-No soy cruel...

-¿Eso quiere decir que puedo...?

-No leas entre líneas. Dije que no soy cruel, nada más.

Él la miró.

-Lo que en tu lenguaje significa que sí, puedes hacerlo.-Aclaró ella.

Emma sonrió y lo besó suavemente. Él cerró los ojos anticipando la situación.

-Pero... No ahora.

Rupert abrió los ojos justo para ver a Emma ponerse de pie.

-Veamos... Oye, deja de mirarme como si fuera un trozo de pastel.-Lo regañó.

-No estoy haciendo nada...

Su esposa puso los ojos en blanco y se agachó a buscar la camisa que él llevaba la noche anterior.

-Bueno. Ahora voy a preparar el desayuno...

Él se puso de pie.

-No. Quiero...

-Mejor bajo.

-No puedes huir por siempre. Ven aquí.

Ella volteó con una sonrisa mientras sacaba la cámara de fotos de un cajón. Apuntó hacia Rupert.

-Ni siquiera lo intentes, Em. Estoy...

Emma sonrió. Rupert intentó cubrirse con una almohada, pero al final se la arrojó. Ella la esquivó hábilmente.

-Qué mala puntería.-Se burló.

Tomó la almohada y se acercó riendo a él.

-Deberías mejorar tu práctica de tiro al blanco. Si no lo notaste, el blanco tiene tu camisa y...

Rupert la aferró por la cintura y la besó intensamente.

-Oh, cielos. Rupert...

No podía sentir emociones tan fuertes con nadie. Sus labios enredados, sus lenguas peleando entre sí y sus respiraciones aceleradas.

La almohada y la cámara cayeron al suelo, por suerte la segunda sobre la primera.

-Rupert...-Susurró.

-Mmm...

-Te necesito ahora.

Él sonrió. Le tomó el rostro con ambas manos y miró sus ojos castaños con tanta intensidad que las piernas de ella temblaron un poco.

-Te amo.

Al escuchar eso, viendo directamente sus ojos, Emma se sintió la más pequeña del mundo. Sus palabras golpearon el pecho de ella, igual que los labios de Rupert.

La camisa estaba en el suelo nuevamente.

-Te amo.-Respondió ella sonriendo.

Se echó de espaldas sobre la cama. Tomó la mano de él y jaló hacia sí para besarlo de nuevo.

-Emma...

-Mmm...

-¿Estás lista?

Ella suspiró. Miró el tranquilizador bosque en los ojos. Se mordió el labio y asintió.

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-Te he echado de menos estos meses.-Susurró él acariciando su cabello.

Emma bostezó y sonrió.

-Sí, también yo.

Rupert se inclinó sobre ella y la besó.

-Pero esto es lo que más he echado de menos... Besarte. Ya no recuerdo desde cuándo no nos besamos así.

-Lo sé. Es mi culpa. Lo siento.

-No es tu culpa, cielo. También estaba preocupado por Helena.

-Puede, pero no debimos...

-Ya ha pasado. Ya está.

Volvió a inclinarse sobre ella y la besó. Emma le correspondió enredando sus manos en el cabello pelirrojo.

-Qué haremos ahora...-Susurró.

-No sé tú, pero yo voy a besarte. Hasta que se desgasten mis labios.

Rupert le acarició la cintura y apresó sus labios. Ella sonrió.

-Tengo hambre...

-Puedes esperar para comer. Me has dejado cuatro meses sin tocar tus labios. Me lo debes.

Emma asintió antes de besarlo otra vez.

Así, por fin, eran ellos mismos. Besándose como la primera vez.

La habitación era un auténtico desastre. Pero no les importaba. De todas formas iban a seguir besándose como si se aproximase el fin del mundo. Desde hacía cuatro meses no lo hacían.

Narcisos para Emma (Continuación de "Junto al río Támesis") [Grintson]Where stories live. Discover now