Mírame

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-Estúpido, baja eso ya.

Ryan sonrió y dejó el almohadón en el piso.

-Solamente porque te hayas acostado con mi hermana no quiere decir que me caigas bien.-Dijo Will bajando las manos, que había alzado para defenderse de los almohadonazos.

-Consideremos que dejaste embarazada a la mía, así que estamos a mano.

Will rió.

-Helena. Muero por volver a casa a...

Arthur lo interrumpió.

-Sin detalles. Hay menores aquí.

-Ya tengo veinte, no soy menor.-Se quejó Ryan.

-Yo hablaba por mí, pero si quieres, te incluyo.-Dijo Arthur.

Will sonrió.

-Miedosos. Los dos vivieron la experiencia. No sean tontos y...

-Estamos hablando de mi hermana. Yo no te describo a Daphne.

-Y no es agradable tener que pensar en ti, Will, considerando que somos hermanos y...

-Oigan, oigan, no sé de qué están hablando. Yo quería volver a casa y besarla.

Arthur y Ryan se miraron y rompieron en carcajadas.

-Vale, vale. Somos dos imbéciles. Mejor hablemos de otra cosa...

-Oigan, ustedes tres.

James se asomó al cuarto.

-Dejen de hacer ruido. Los adultos queremos silencio. Estamos en cosas serias.

-¿Como qué?-Preguntó Arthur.

-Como...

-James, tengo la espuma para echarle en la cara a Oliver...-Dijo Michael.

Los tres más jóvenes estallaron en carcajadas.

-Conque cosas serias...

James rió.

-Vale. Es que se ha quedado dormido, y se ve tan tentador ponerle crema en la cama para que cuando se despierte...

Todos rieron.

-Bueno. No sé qué es lo que piensan, pero hagan silencio. Se va a despertar Oliver y no podremos llenarlo de crema.

Asintieron y James se marchó con el primo de Dan.

-Necesito dormir ahora mismo. Me estoy cayendo de sueño.-Murmuró Arthur.

-La vida de casado es difícil, ¿verdad?

-Ja. Ja. Ja. Es muy gracioso. En serio, muero de risa.-Respondió Arthur irónicamente.-Solamente tengo sueño.

-¿Qué habrás estado haciendo anoche que tienes sueño...?

-Cállate, Will.

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-Estás bromeando.

Bonnie suspiró.

-No. Lo siento.

Él se acercó a su esposa -sí, todavía lo era- y le tomó las manos con dulzura.

-¿Esto es por otro hombre?

-No. Ni siquiera ahora te engañaría.

-¿Es porque no me quieres?

-Sí.

Dan la miró.

-Escúchame, Bonnie. Mírame. Mírame a los ojos y dime que no me quieres. Júralo. Entonces lo haré. Te cederé el divorcio.

La pelirroja miró sus manos. El contacto con las de Dan era tan confortante...

-Yo...

Alzó sus ojos hacia los de él. Los ojos azules de Dan encontraron los celestes suyos.

No podía mentirle.

-Yo...

Él no desvió la mirada.

-Dan, yo...

Cerró los ojos. Sus manos la quemaban. Los ojos de él estaban tan grabados en su mente... Tan francos, tan preocupados, tan sinceros, tan desilusionados, tan... Tan enamorados.

Eso era lo peor. Ahora sí que sabía que Dan la amaba. No sabía si eso era bueno o malo.

Al ver que ella no hacía nada, Dan se acercó más a su rostro.

Antes de darse cuenta, la había besado. Hacía semanas que no lo hacían. Que no se besaban. Ni se tocaban. Ni nada.

Bonnie le correspondió.

Ambos abrieron los ojos.

Dan suspiró. Esa bien podría haber sido la última vez que la besaría...

-Bonnie...

Ella miró los ojos azules de Dan.

-Dímelo. Necesito que lo digas...

-Yo... Solamente...

Se rindió. No podía.

-Vale. No quiero divorciarme. No puedo hacerlo. Mi corazón no lo merece. Y claro que te quiero, estúpido. Te quiero tanto que me duele.

Él se sentía tan feliz que la besó sin decir nada.

-¿Tu corazón no lo merece?

-Pensé que era obvio. Nunca dejé de amarte.

Dan suspiró.

-Pero tú... Un segundo.

Bonnie suspiró.

-Ya sé por qué estás actuando así.-Dijo Dan.

Ella palideció.

-Yo no...

-Cosa por cosa. Cada cosa a su tiempo. Dime, ¿Qué es lo que quieres? La verdad. No me salgas con lo del divorcio.

La pelirroja suspiró.

-Quiero que todo vuelva a ser como antes... Cuando no peleábamos ni nos gritábamos ni despertábamos a los niños con nuestros gritos. Quiero... Quiero que me ames otra vez. Esto es exasperante.

Dan suspiró.

-Nena, no podemos volver a ser como antes. Ahora tenemos nuevas responsabilidades que asumir... Somos padres ahora. No podemos estar encerrados todo el día. Pero te aseguro que te sigo amando, y que saldremos de esta. Lo prometo.

La abrazó con fuerza.

-Pero no quiero seguir peleando todos los días... Es horrible...

Él le corrió el cabello del rostro y la miró.

-Podemos hacer algo con eso.-Pensó unos segundos.-Lo tengo. Cada vez que estemos peleando o discutiendo, mírame. Verás el dolor por lo que me estás diciendo y lo que te estoy diciendo. Y entonces me besas. Pero no puedo dejarte. Me haría demasiado daño. Además, no piensas en los niños.

-No merecen vernos discutir.

-Tampoco vernos peleados del todo. Bonnie, ya te perdí una vez.

Ella suspiró, recordando su malentendido de hacía años.

-No volveré a hacerlo.

Bonnie suspiró. Aún dudaba...

-Probemos una semana.-Dijo al final.-Si logramos salir de esta, entonces todo seguirá igual. Si no, tendremos que separarnos.

Dan lo pensó unos segundos. No quería, pero era mejor que la otra opción.

-Está bien. Solamente recuerda, Bonnie, frente a todo: Mírame.

Narcisos para Emma (Continuación de "Junto al río Támesis") [Grintson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora