Capítulo 19. Iniciativas

214 20 0
                                    

POV. TAO

Había dolido y, sin embargo, no me había importado, no al final.

Era algo estúpido por mi parte el pensar que a él iba a importarle algo si a mí me dolía algo o no y, aún con todo, me había dejado hacerlo a mi ritmo, no sabía si porque se había dado cuenta o simplemente porque no quería hacer él el trabajo.

Cerré los ojos, todavía sentado sobre el escritorio, sintiéndome algo pegajoso, apenas cubriendo mi cuerpo con aquella camiseta que, afortunadamente, llegaba casi hasta la mitad de mis muslos, mirando el gran ventanal que había detrás del escritorio.

Cualquiera podría habernos visto si hubiesen pasado caminando por ahí. En realidad, ni siquiera me había dado cuenta de si alguien lo hacía y eso m estaba matando.

Había vivido escenas similares en el pasado, unas en las que el viejo ni se molestaba en acallar los ruidos, aún cuando tampoco hiciese muchos, únicamente por vergüenza a ser visto así.

Con el mayor... no lo había pensado. En algún momento había olvidado que alguien podría entrar y vernos, solo me había dejado llevar lentamente, dejándome envolver por esas extraña sensaciones a las que todavía intentaba acostumbrarme.

Mi mano temblaba suavemente, aún aferrada al borde del escritorio, mientras trataba de concentrarme durante unos segundos.

Tenía que levantarme, recoger aquello rápidamente y subir a mi habitación, sin embargo, ahí seguía, sentado, mirando a la nada, con los pies colgando de la mesa sin llegar al suelo.

Suspiré, llamándome estúpido en mi interior por haber accedido tan rápido, aún cuando Heechul me estuviese empujando a ello, aún cuando resistirme tampoco me había servido nunca de nada.

Y, de alguna manera, se sentía diferente a todas las otras veces que había pasado por ese tipo de situaciones. ¿Por qué?

Sabía que él quería algo de mí, probablemente, la empresa, por no decir la casa también, cosas materiales en comparación a lo que buscaba el viejo, pero ambos estaban utilizando el mismo método para doblegarme.

Claro, había un factor que distinguía a ambos y era que, después de todo, nunca en la vida hubiese puesto los ojos sobre ese anciano si hubiese podido evitarlo, pero había tenido motivos para ello y, en parte, no me arrepentía.

Acaricié mis piernas, suavemente, preguntándome cuánto iba a doler levantarme de allí, sintiendo que mi interior ardía suavemente y se sentía pringoso por culpa del mayor.

Había dicho que nos veríamos después, algo que no me agradaba pero, de alguna forma, tampoco me disgustaba tanto como debería.

Heenim lo había dicho... que solo disfrutase lo bueno de aquello y no podía negar que, si olvidaba las circunstancias que le estaban llevando a hacerme eso y a mí a aceptarlo... me gustaba.

Me había gustado el sentirme deseado, puesto que eso en sus ojos claramente lo era, no se forzaba a sí mismo a tenerme para conseguir su objetivo.

Más bien se estaba valiendo de eso que de por sí sentía para intentar alcanzarlo, parecía utilizar su objetivo para ocultar su deseo, una diferencia muy sutil que, como bien decía Heenim, se podría aprovechar si sabía cómo.

Sin embargo, ahí estaba el problema... yo no sabía cómo hacerlo.

Nunca se me había dado bien jugar con las personas y no parecía ser capaz de comenzar ahora, aún cuando estaban jugando conmigo de mala manera, algo me decía que podía ser algo más que un juego.

[Taoris] Misleading Lovers [COMPLETO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora