Capítulo 5 - Recuerdos.

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La semana pasó demasiado lenta. Los exámenes de la universidad me estaban matando y al mismo tiempo, los entrenamientos estaban causando el mismo efecto en mí. Durante dos años el compaginar ambas cosas había resultado algo fácil en mi vida, pero ahora, la situación parecía cambiar. Matt había logrado confirmar varias peleas para el próximo mes y eso significaba que el poco tiempo que tenia para dedicarlo al estudio, se reducía a nada.

Yo no era la mejor en lo que al estudio se refería, pero intentaba poner algo de esfuerzo de mi parte ya que en realidad amaba la carrera que había elegido. Todos decían que el último año era el más fácil, y a mí me estaba resultando el más complicado. Mi cabeza sufría por tener que estudiar tantos temas en un mismo día pero el que mis mejores amigos vayan a la misma universidad que yo a veces ayudaba un poco. Julián estudiaba abogacía, Mary medicina y yo licenciatura en letras. La carrera que había elegido me apasionaba y la apreciaba tanto como al boxeo.

Matt se había encargado de conseguir no solo mis peleas, sino que también las de todos los boxeadores que el entrenaba, por ello, eran las nueve de la noche y el gimnasio todavía estaba lleno. Estaba acostumbrada a estar rodeada de estos fuertes hombres ya que siempre nos ponían en los mismos horarios y al parecer las siguientes semanas también serian de ese modo. Había que admitir que yo no era de una de las personas más sociables del mundo pero con ellos era diferente. Collen, Nicolás, Andrew y Matías eran geniales. Fue divertido ver sus expresiones al notar que una mujer quería entrenar aquí; las mismas cambiaron cuando de un golpe logré desmayar a Collen. Recuerdo que al instante todos corrieron hacia mí.

—Una mujer como tú no debería ensuciarse las manos con un estúpido como Collen. —dijo Andrew rápidamente.

—No debería ensuciarse las manos con nadie. —agregó Matías.

—Sí, pero ella quiere pelear. Entonces que lo haga. —dijo Collen mientras comenzaba a levantarse.

—Escuchen... los acabo de conocer y apenas me aprendí sus nombres. No necesito que decidan qué hacer con mi vida. —di media vuelta para retirarme a buscar otra vez al entrenador que me estaba explicando cómo terminar de completar la inscripción, cuando un fuerte brazo me envolvió por la cintura trayéndome de nuevo hacia atrás.

—Nosotros cuidaremos de que no te ensucies las manos abajo del ring. Arriba puedes hacer lo que se te dé la gana. —dijo Nicolás mientras me regalaba una tierna sonrisa.

—Seremos algo así como tus hermanos mayores. —agregó Collen. No pude evitar sonreír ante tal espectáculo. ¿Cuatro boxeadores acababan de adoptarme? No lo sé, pero desde ese momento ellos asumieron ese papel conmigo.


Un ruido logró sacarme de mis pensamientos. Decidí dejar el ejercicio por hoy y tomar mis cosas para ir a casa. Necesitaba dormir.


—Bella, ¿todavía estas aquí? —dijo Matt desde el otro lado de la puerta de los vestidores.

—Sí, pasa. Solo estoy tomando mis cosas para poder irme. —guardé todo en mi amado bolso azul y giré para encontrarme con mi entrenador sonriendo.

—Genial, yo también voy a casa. Will vendrá por mí, ¿quieres que te llevemos? —preguntó mientras tomaba mi bolso. No sabía porque preguntaba cuando el ya lo estaba dando como afirmación.

—Eso estaría bien. —susurré. —Aunque creo que a tu primo no le caigo nada bien. —agregué caminando a su lado.

—No te preocupes. No es personal. A él le cae mal todo el mundo. —dijo sonriendo como si eso fuera lo más normal del mundo. Suspiré y lo seguí hasta su auto que ya nos estaba esperando en la puerta del gimnasio. Nos acercamos a él y justo antes de llegar se escuchó como el seguro de las puertas se desactivaba. Subí tratando de ignorar al sujeto que estaba sentado en el asiento de conductor en la parte delantera. Bufé. No iba a ser mal educada como la última vez que lo vi. Mi padre no estaría feliz con esas situaciones.

Entre dos mundos Where stories live. Discover now