Capítulo 11

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~Omnisciente.

Abrió los ojos por culpa de la maldita luz del sol que le llegaba en los ojos.

Su cabeza dolía bastante, y al intentar hablar-maldecir- su voz se escuchaba ronca.

Aunque qué esperaba, si había fumado hasta acabar sus cigarrillos y había bebido hasta que Gerard había llegado por él.

Gerard...

Sonrió al recordar que estuvo a punto de llegar a tercera fase con él.

Bajó su vista a su novio, quien seguía dormido. Volvió a sonreir para después dejar una serie de besitos en su frente.

Hizo que su novio abriese sus hermosos ojos verdes.

-¿Frankie?-

-Buenos- bostezó- días Gee.

-¿Qué hora es?

-No tengo idea... La puta madre, mi cabeza va a explotar...

-Bebiste demasiado anoche, me sorprende que no hayas vomitado cuando llegamos.

-Gerard, te dormiste apenas tocaste mi cama. Yo tuve que ponerte el pijama.

El pelinegro se sobresaltó.

-¿T-tú me pusiste el pijama?

-Uh... Claro, ¿Por qué preguntas? No iba a dejar que te acostaras con la ropa toda sucia, está ahí si quieres saber- señaló la ropa vuelta un montoncito en el rincón.

-¿Notaste algo... algo... eh... raro?

-No recuerdo nada después del baño de Ray... ¿Estás bien? ¿Pasa algo?

-No cariño, nada...- Su mano derecha bajó aún más su manga izquierda.

-¿Seguro?- el castaño enarcó una ceja.

Gerard tuvo que pensar en una distracción rápido. Optó por besar a Frank en los labios y acomodarse sobre él.

-Seguro- susurró contra sus labios antes de continuar besándolo.

Frank llevó sus manos a la cintura de su novio de inmediato, atrayéndolo más hacia él.

Y hubiesen seguido, de no ser por el sonido de la puerta.

-Frank, hijo... Bajen a desayunar, ya es tarde levántense.

-Ya oíste a tu padre, Frankie...- y se levantó de la cama con dirección a un pequeño bolso que había llevado el día anterior.

*

Gerard terminó de vestirse dentro del baño. Suspiró y bajó más la manga izquierda de su sudadera.

-¿Cariño, estás listo?- Escuchó la voz de su Frankie.

-¡Ya salgo!- Gritó lo más tierno posible, sí tenía miedo a perderlo, pero no por las razones que Frank creía.

Salió del baño y sonrió al ver a su castaño sentado en la cama esperando por él.

*

-Buenas tardes ya... Si tu padre no sube a despertarlos seguirían hasta las cuatro de la tarde- Su madre rió.

-Te lo aseguro- su voz seguía sonando ronca.

-Parece que la pasaron bien anoche... Demasiado como para llegar a la hora.

-¿Qué?

-No te hagas hijo, llegamos a las tres y media y ustedes no estaban aquí... Además tu voz está muy ronca, ¿Estuviste fumando?

El Hilo RojoWhere stories live. Discover now